El jefe de LVMH, Bernard Arnault, dijo el jueves que no sabía nada de la supuesta vigilancia ilegal ordenada por un socio de confianza hace casi una década, mientras testificaba en intercambios a veces encendidos con los abogados en el juicio de un exjefe de espionaje francés.
Bernard Squarcini, que dirigió los servicios de seguridad interior de Francia entre 2008 y 2012, fue contratado posteriormente por el gigante del lujo LVMH como asesor de seguridad.
Se le acusa de recopilar de manera ilegal información sobre particulares y de violar las leyes de privacidad mientras ayudaba a la empresa a luchar contra las falsificaciones y a vigilar a los activistas de izquierdas que planeaban atentar contra la compañía con protestas.
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Los abogados de Squarcini dijeron que se declarará inocente.
Arnault, presidente y presidente ejecutivo de LVMH y una de las personas más ricas del mundo, no está acusado de ningún delito en el juicio. LVMH pagó 10 millones de euros (10,5 millones de dólares) en 2021 para cerrar una investigación penal sobre el papel de la empresa en el caso.
No obstante, el caso ha arrojado luz sobre los extremos a los que supuestamente ha llegado la empresa para proteger su imagen. LVMH declinó hacer comentarios sobre el caso.
El juicio, de dos semanas de duración, puso a Arnault en el punto de mira en un momento en el que su imperio del lujo se enfrenta a una recesión en el sector y a una remodelación de la cúpula directiva para dejar paso a sus hijos.
El testimonio de Arnault, que duró casi tres horas, se volvió acalorado en algunos momentos, con el famoso multimillonario visiblemente molesto por las preguntas de los abogados del político y activista francés François Ruffin.
(1 dólar = 0,9495 euros)
(Editado en español por Carlos Serrano)