La Casa Blanca insistió hoy en que el presidente estadounidense Joe Biden "no ha hecho nada malo", después de que legisladores republicanos iniciarán una investigación para un posible juicio político por las supuestas actividades ilegales de su familia.
"Han aparecido sin pruebas. El presidente no hizo nada malo", expresó la secretaria de prensa de Biden, Karine Jean-Pierre, quien detalló que la investigación por juicio político, centrada en los negocios ucranianos del hijo de Biden, Hunter, está basada en "acusaciones infundadas".
"Ellos mismos han dicho que no hay pruebas. Esto es un truco político", mencionó y agregó que Biden "hablará al pueblo estadounidense" sobre su prioridad, la economía, en un discurso en el estado de Maryland el jueves.
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Hunter Biden, de 53 años, con un pasado de adicción a las drogas, está actualmente bajo investigación por un fiscal especial del Departamento de Justicia por posible evasión de impuestos y se espera que sea acusado a finales de este mes por una infracción de posesión de armas de fuego.
Además, quedó en la mira por los negocios que hizo con China y Ucrania cuando su padre era vicepresidente.
El proceso de impeachment, es decir, el juicio político, se produce mientras Biden enfrenta malos números en las encuestas antes de una probable nueva contienda con el expresidente Donald Trump en las elecciones presidenciales del próximo año, consignó la agencia de noticias AFP.
El presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, cedió ante la intensa presión de la derecha trumpista de su partido y autorizó el lanzamiento el pasado martes al proceso de impeachment.
La indagación estará dirigida por el presidente del Comité de Supervisión y Transparencia, James Comer, el presidente del Comité de Asuntos Judiciales, Jim Jordan, y el presidente del Comité de Medios y Arbitrios, Jason Smith.
La Constitución estadounidense establece que el Congreso puede destituir al presidente por "traición, soborno u otros delitos graves y faltas".
Tres presidentes fueron acusados: Andrew Johnson en 1868, Bill Clinton en 1998 y Trump en 2019 y 2021.
Sin embargo, nunca un presidente ha sido destituido en un juicio político en la historia de Estados Unidos.
Richard Nixon renunció en 1974 para evitar una destitución segura por parte del Congreso a causa del escándalo Watergate, desatado por el robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington, sede del Comité Nacional del Partido Demócrata, y el posterior intento de la administración Nixon de encubrir a los responsables.
Es por ello que los demócratas respondieron que estos esfuerzos de la derecha no son más que cortinas de humo utilizadas para ocultar los problemas legales que se le acumulan al expresidente Donald Trump, inculpado penalmente cuatro veces en menos de seis meses.
Con información de Télam