"Toda la madrugada estuvimos escuchado cómo pasaban las balas", narra María, una habitante de Tila, comunidad enclavada en las montañas de Chiapas, en el sur de México, sobre el asedio que mantuvo por varios días a sus habitantes temiendo por sus vidas.
Decenas de hombres fuertemente armados llegaron en camionetas a Tila, a unos 230 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado, la noche del 4 de junio y comenzaron a disparar contra casas y comercios e incendiaron establecimientos, aseguran testigos. El ataque duró hasta el viernes, cuando fuerzas de seguridad llegaron a la zona.
Los alrededor de 4,000 pobladores de Tila abandonaron el pueblo, unos por sus propios medios y otros en autobuses proporcionados por el gobierno y llevados a albergues cercanos, donde muchos permanecen hasta ahora, durmiendo en colchonetas en el suelo.
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"No vamos a volver", dijo un comerciante de 60 años, quien se identificó como Saúl, al hablar del ataque. "Hasta que sepamos que al salir de casa no nos van a matar", subrayó.
Uno docena de pobladores que huyeron de la zona narraron a Reuters cómo los atacantes, muchos con el rostro cubierto y entre ellos algunos menores, saquearon tiendas, incendiaron autos, intentaron entrar a casas, sembrando el miedo y la zozobra entre la población.
El gobierno asegura que la violencia fue generada por una vieja disputa de tierras entre la gente del lugar, pero los pobladores no están de acuerdo y aseguran que desde hace tiempo el crimen organizado los extorsiona y toma represalias contra los que no pagan la cuota que les piden.
"Desde meses antes el que no pagaba extorsión lo mataban", dijo María, quien es comerciante en Tila, desde un refugio en Yajalón, a unos 30 kilómetros. "Han amenazado conque van a reclutar a los jóvenes para la delincuencia, violar a las mujeres, por eso nos fuimos", agregó.
Los pobladores aseguran que en los últimos años ha visto crecer la violencia en la zona y el trasiego de diferentes drogas, además de la extorsión a los negocios de todo tipo.
La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, reconoció durante la campaña la gravedad del delito de extorsión y prometió que sería combatido. Sheinbaum asumirá el poder en México por seis años en octubre.
El saliente presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo esta semana que ordenó al Ejército dar protección a la gente afectada, aunque aseguró que los disturbios eran resultado de "una confrontación" entre pobladores de la localidad.
En tanto, la fiscalía de Chiapas anunció en la víspera que al menos seis presuntos responsables había sido detenidos y una fuente del gobierno local dijo que unos 5,000 efectivos entre militares, miembros de Guardia Nacional y policía estatal resguardaban la zona.
"Estamos esperando que las autoridades tomen medidas serias", dijo otro hombre que huyó de Tila por temor a la violencia. "A mí me quemaron mis dos casas", agregó al lamentar que la situación le hace más difícil regresar su hogar.
Con información de Reuters