Joe Biden se convirtió el domingo en el primer presidente estadounidense en ejercicio que visita la selva amazónica, señalando los peligros del calentamiento global, a menudo desestimados por el mandatario electo Donald Trump, que ha prometido desechar las medidas para luchar contra el cambio climático.
Biden voló de Lima, Perú, a Manaos, Brasil, la mayor ciudad del Amazonas, para reunirse con líderes locales que trabajan para preservar la selva. Después debía dirigirse a Río de Janeiro para asistir a una cumbre del Grupo de las 20 principales economías en la que se abordarán cuestiones como la pobreza, la gobernanza mundial y el cambio climático.
Durante su estancia en el Amazonas, Biden recorrió, a bordo de su helicóptero presidencial Marine One, la confluencia de los ríos Amazonas y Río Negro en Manaos, lugares donde los niveles de agua han descendido bruscamente debido a la peor sequía en décadas.
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Biden estuvo acompañado por el científico brasileño y Premio Nobel Carlos Nobre, quien ha advertido de que el Amazonas podría no tener salvación, ya que la deforestación ha cambiado los patrones meteorológicos que sustentan su clima selvático.
Biden también visitó el Museo de la Amazonia en Manaos, donde se reunió con líderes indígenas que quieren proteger la selva.
"Los árboles de los bosques del mundo eliminan el dióxido de carbono de la atmósfera y, sin embargo, cada minuto el mundo tala el equivalente a 10 campos de fútbol", dijo a periodistas.
Los científicos dicen que la conservación de la Amazonia es vital para frenar el cambio climático debido a la enorme cantidad de dióxido de carbono que absorben sus árboles y que calienta el clima.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha comprometido a acabar con la deforestación de la selva tropical de su país para 2030 y ha instado a los países ricos a contribuir a la causa a través del Fondo Amazonia, gestionado por el banco estatal de desarrollo de Brasil.
En su parada de cuatro horas en Manaos, Biden anunció una contribución adicional de 50 millones de dólares al Fondo Amazónico, con lo que el compromiso de Estados Unidos asciende a 100 millones de dólares.
El año pasado, Biden dijo que solicitaría 500 millones de dólares al Congreso estadounidense para apoyar el Fondo Amazonia. Sin embargo, en julio Estados Unidos sólo había cumplido una décima parte de esa promesa.
La nueva contribución forma parte del esfuerzo de la administración Biden por multiplicar por seis la financiación estadounidense para el clima durante sus cuatro años de mandato, hasta alcanzar los 11.000 millones de dólares anuales, según informó la Casa Blanca.
Biden dijo que dejará al próximo presidente una sólida política climática sobre la que construir "si deciden hacerlo". Pero las iniciativas de su administración pueden estar en la cuerda floja cuando el presidente electo Trump vuelva al poder en enero.
Trump ha calificado el cambio climático de engaño y planea revertir gran parte de la histórica legislación climática de Biden para ayudar a pagar la prórroga de los recortes fiscales conseguidos en su primer mandato.
El presidente republicano entrante también pretende impulsar la producción récord de petróleo y gas natural de Estados Unidos y eliminar las normas impuestas por Biden para retirar los vehículos de gasolina de las carreteras estadounidenses.
Con información de Reuters