Donald Trump instó el miércoles al Congreso a poner fin a un controvertido programa de vigilancia interna de Estados Unidos, complicando las perspectivas de una propuesta de revisión que pronto podría someterse a votación en la Cámara de Representantes.
El expresidente republicano dijo que el Congreso no debería renovar los elementos de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por su sigla en inglés) que expiran el 19 de abril, y que permiten a las fuerzas del orden escanear enormes montañas de datos recogidos por el aparato de inteligencia de Estados Unidos sin obtener primero la aprobación de un juez.
A estas disposiciones se oponen los republicanos de línea dura y los demócratas de izquierda, que afirman que otorgan al Gobierno demasiado poder para espiar a sus ciudadanos. Presionan para que se exija la aprobación judicial para el acceso.
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Un tribunal estadounidense determinó el año pasado que el FBI buscó indebidamente en la base de datos 278.000 veces a lo largo de varios años. Trump, que aspira a recuperar la Casa Blanca frente al presidente demócrata Joe Biden en las elecciones del 5 de noviembre, dijo que la ley se utilizó ilegalmente para espiar su campaña, sin aportar pruebas.
"SE USÓ ILEGALMENTE CONTRA MÍ, Y CONTRA MUCHOS OTROS", escribió en las redes sociales.
Trump tiene una enorme influencia entre los legisladores de su partido. Su oposición echó por tierra un acuerdo bipartidista sobre inmigración a principios de este año.
Funcionarios del FBI y del Departamento de Justicia dicen que el programa ha sido crucial en casos de contrabando de drogas, amenazas extranjeras de ciberseguridad y delitos transfronterizos.
El director del FBI, Christopher Wray, dijo el martes que los funcionarios estarían "cegándose" si tuvieran que acudir a un juez antes de usar los datos. "Puedo asegurarles que ninguno de nuestros adversarios se está conteniendo o atando las manos", dijo a la Asociación Americana de Abogados.
Los defensores del proyecto de ley han respondido con reformas superficiales que dejarían el proyecto de ley subyacente prácticamente sin cambios.
Trump se ha enemistado con las agencias de inteligencia estadounidenses desde que el FBI investigó su campaña presidencial de 2016 por posibles vínculos con la inteligencia rusa. El Departamento de Justicia concluyó en 2019 que la campaña de Trump no se coordinó con Rusia, pero también determinó que ordenó a funcionarios obstruir la investigación.
Con información de Reuters