Más de 900 personas resultaron muertas o heridas por detonaciones con bombas de racimo en Ucrania el año pasado, la mayoría en ataques rusos, según un informe publicado hoy por un grupo de ONGs.
El documento del Observatorio de la Coalición contra las Bombas de Racimo detalla que desde el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania el 24 de febrero de 2022, Moscú utilizó "ampliamente" este tipo de armas en el país vecino.
Sin embargo, el texto agrega que Ucrania también usó este tipo de armas, pero "en menor medida".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Según esta fuente, solo en Ucrania, los ataques con bombas de racimo mataron e hirieron al menos a 890 personas en 2022, la gran mayoría civiles, y 26 murieron o resultaron heridas por residuos de estas armas.
"La gran mayoría de los ataques con bombas de racimo en Ucrania (...) han sido llevados a cabo por las fuerzas rusas", dijo en una conferencia de prensa Mary Wareham, directora de defensa de armas de Human Rights Watch, que participó en la redacción del informe, informó la agencia de noticias AFP.
Loren Persi, coautora del trabajo, subrayó que la cifra real podría ser mayor y se refirió a indicios de que hubo al menos otros 51 ataques con bombas de racimo en 2022 en los que no se declararon víctimas.
Las municiones de racimo son armas que liberan o dispersan submuniciones concebidas para detonar antes, durante o después del impacto. Dependiendo del tipo de arma utilizada, el número de submuniciones oscila entre unas pocas decenas y más de 600.
A nivel mundial se contabilizaron el año pasado 1.172 víctimas de bombas de racimo en ocho países: Azerbaiyán, Irak, Laos, Líbano, Birmania, Siria, Ucrania y Yemen. Se trata de una cifra récord desde 2010.
Según el informe, los civiles representan el 95% de las víctimas en todo el mundo.
Un total de 112 países ratificaron la convención de 2008 que prohíbe la producción y el uso de bombas de racimo, y 12 la firmaron.
En julio de este año, Estados Unidos -que no ratificó ni firmó el tratado- entregó bombas de racimo a Ucrania como parte de su apoyo militar al país contra Rusia.
"Las nuevas transferencias y el uso de bombas de racimo son muy preocupantes (...) El mundo no puede permitirse una respuesta cautelosa o complaciente", advirtió Wareham.
Con información de Télam