La junta militar que gobierna Myanmar anunció hoy una nueva prórroga de seis meses del estado de emergencia que se mantiene desde el 1 de febrero de 2021, fecha del golpe de Estado que desplazó al gobierno civil respaldado por la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.
La medida, tomada a un día de cumplirse el tercer aniversario del golpe de Estado, fue anunciada tras una reunión del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional en la capital Naipyidó, indicó un portavoz del Consejo de Administración Estatal, el principal organismo de la junta.
El Ejército se enfrenta actualmente a uno de los mayores desafíos por parte de los grupos armados rebeldes desde la asonada militar y está previsto que la prórroga se mantenga, en principio, hasta el próximo 31 de julio, consignó la agencia de noticias Europa Press.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Desde el golpe del 1 de febrero de 2021, el Ejército lucha contra decenas de milicias conformadas por jóvenes militantes prodemocracia, que tomaron las armas en distintas regiones del país, principalmente el norte.
Las hostilidades cobraron impulso a fines de octubre en el estado de Shan, en el norte, con la "operación 1027", lanzada por una alianza de grupos armados conformados por diversas etnias.
El Ejército de Arakan (AA), la Alianza Democrática Nacional de Birmania (MNDAA) y el Ejército de Liberación Nacional Taang (TNLA) decidieron entonces aprovechar la debilidad de las fuerzas regulares para relanzar una vieja guerra por el control de territorios y de recursos naturales, informó la agencia de noticias AFP.
Equipados de bombas rudimentarias, lanzadas desde drones civiles, sus combatientes sumaron victoria tras victoria y se hicieron con numerosas bases militares y hasta con rutas estratégicas en el comercio con la vecina China.
El éxito de la "operación 1027" generó desacuerdos en la junta militar y deserciones masivas en las fuerzas armadas. Miles de soldados huyeron a India y China, e incluso hubo críticas públicas inéditas entre simpatizantes notorios del ejército.
La decisión sobre la extensión del estado de emergencia retrasa además las elecciones prometidas por los militares desde que tomaron el poder. Más de 4.400 personas murieron en la represión posterior al golpe, según una organización local.
A inicios de mes, un monje budista se dirigió a la multitud en Pyin Oo Lwin, una ciudad que alberga una academia militar de élite, y exhortó al jefe de la junta Min Aung Hlaing a dimitir. Un mensaje que fue muy compartido en redes sociales.
Pese a esto, los analistas estiman que es prematuro predecir una caída de la junta militar, o un cambio de dirigentes.
Pero las importantes pérdidas en el campo de batalla podrían empujar a los generales a profundizar sus acciones caracterizadas por la represión, la tortura, el saqueo y el incendio de pueblos.
Con información de Télam