María Laura da Rocha, vicecancillera de Lula: “Vamos tomar las medidas necesarias para reactivar la Unasur”

Es la primera mujer la historia en ocupar la secretaría general de Itamaraty. En entrevista exclusiva con El Destape, la diplomática de amplio recorrido diplomático, habló de los desafíos y el lugar de Brasil en el mundo.

01 de enero, 2023 | 00.05

María Laura da Rocha es mujer negra, tiene 67 años y cuatro décadas de trayectoria como diplomática. Será la primera mujer en ocupar el segundo cargo más alto del Ministerio de Relaciones Exteriores: vicecancillera o, como lo indica su nombre formal: secretaria general de Itamaraty. En entrevista exclusiva con El Destape, habló sobre sus compromisos, desafíos y, también, sobre la guerra en Ucrania, el lugar de Brasil en el mundo y la integración regional. “Al fortalecer los vínculos entre los países vecinos promovemos el desarrollo económico y social, la democracia y la paz”, destacó.

Como abogada carioca, Da Rocha inició su carrera a fines de la década del 1970. Fue embajadora en Hungría, representante en Rusia, Italia, ante los organismos de las Naciones Unidas de la Unesco y la FAO y, hasta ahora, estaba en Rumania. Junto con el futuro canciller, Mauro Vieira, es uno de los nombres más cercanos al destacado ex ministro de Relaciones Exteriores y Defensa Celso Amorim, un asesor clave de Lula en los asuntos del mundo.

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Aunque el mandatario electo vaticinó más de una vez que “Brasil está de vuelta” en la vida internacional, vale aclarar: la política petista está sentada en las antípodas del proyecto bolsonarista, que implicó lo que en la academia definieron como “ruptura” con los principios que guiaron la política exterior del país desde la redemocratización. Entre ellos, se echaron por tierra la defensa del multilateralismo y de diversificación de las relaciones comerciales y políticas, lo que le permitió convertirse en un actor político influyente a nivel global. Esta política exterior fue reemplazada -por poner sólo unos ejemplos- por el acercamiento a Estados Unidos, el rompimiento de las relaciones con Venezuela y la salida de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), en 2019.

Ahora, la nueva gestión se dispone a retomar el camino. “Existe la expectativa -y la demanda- de que el país vuelva a desempeñar un papel asertivo en la promoción de una gobernanza global más justa e inclusiva”, afirmó Da Rocha en la entrevista.

- Durante los anteriores gobiernos de Lula, la política internacional brasileña tuvo gran protagonismo en el orden internacional. En este contexto de guerra en Ucrania y Rusia y de posiciones desencontradas entre Estados Unidos y China, ¿qué lugar prevé que tiene que ocupar Brasil?

- Brasil ha construido una sólida tradición diplomática que tiene como uno de sus principios la promoción del multilateralismo, que es una forma de reducir asimetrías de poder entre las naciones. Existe la expectativa -y, mismo, la demanda- de que el país vuelva a desempeñar un papel asertivo en la promoción de una gobernanza global más justa e inclusiva. Sin embargo, ahora, Brasil debe considerar el nuevo contexto geopolítico, incluso la guerra en Ucrania y las tensiones entre Estados Unidos y China. Pero puedo garantizar que Brasil seguirá siendo una voz activa en la promoción de un orden internacional basado en el derecho. Con el Gobierno de Lula, las credenciales diplomáticas de Brasil serán reafirmadas y fortalecidas. En el mundo actual, posicionamientos tradicionales del país en el escenario internacional -como la postura soberana sin alineamientos automáticos, la búsqueda por soluciones pacíficas para los conflictos y la defensa de los derechos humanos- se tornarán aún más necesarios para crear puentes de diálogo y para promover la paz.

- ¿Actuará sólo o como parte del Mercosur?

- Podemos naturalmente actuar como país, pero siempre es mejor hacerlo en conjunto con la región. Todo lo que Brasil tiene de positivo en términos de principios diplomáticos buscamos volcarlo y aportarlo a los procesos de integración regional. Brasil entiende que puede ser un actor relevante en muchos temas, pero nuestras voces serán siempre mejor oídas si hablamos juntos, como sudamericanos. Creo que podemos hacerlo mucho mejor de lo que lo hicimos hasta ahora, porque compartimos de un gran objetivo común, que es superar los pasivos socioeconómicos que nos separan del mundo desarrollado.

- Mencionó la integración regional y, de hecho, la victoria de Lula se lee como una nueva oportunidad para hacer énfasis en esta clave. ¿Qué importancia tiene la consolidación de estos procesos para el país?

- La consolidación de la integración regional es de gran importancia no sólo para Brasil sino también para América del Sur, ya que, al fortalecer los vínculos entre los países vecinos promovemos el desarrollo económico y social, la democracia y la paz. Fomentar procesos de integración política, comercial y de infraestructura con nuestros vecinos siempre ha sido un sello distintivo de la diplomacia brasileña, además de un precepto constitucional. Mercosur, Unasur y Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) son productos de este esfuerzo conjunto y conforman una visión estratégica que buscó promover la inserción internacional de América del Sur como actor colectivo en un mundo multipolar.

- ¿Van a impulsar y reactivar procesos como Unasur? ¿Qué posición asumirán en el Mercosur ante los intentos de Uruguay de negociar bilateralmente acuerdos comerciales?

- Es cierto que el gobierno de Lula dará un nuevo y fuerte impulso a los procesos de integración regional. En enero, por ejemplo, vamos a participar de la Cumbre de la CELAC, como hito simbólico del regreso de Brasil a esta organización. También, vamos a tomar las medidas necesarias para reactivar la Unasur. En cuanto al Mercosur, nuestras posiciones de principio no cambiarán. Brasil defiende la unión aduanera y la solidaridad entre los miembros. Nosotros compartimos grandes desafíos comunes que debemos enfrentar conjuntamente. Es verdad que, a veces, uno se puede dejar llevar por una situación de coyuntura o por el interés privado de algún sector. Por eso, es muy importante escucharse los unos a los otros y construir juntos las soluciones. Ya probamos en el pasado que eso es posible y lo haremos una vez más. Por eso, vamos a reanudar el diálogo con todos los países de la región, independientemente de la orientación ideológica de sus gobiernos.

- Es la primera mujer en ocupar el cargo de la secretaría general en Itamaraty. ¿Qué significa este desafío para usted? ¿Es posible a partir de ahora sumar la perspectiva de género en la política exterior brasileña? ¿Cómo se imagina ese proceso?

- Para mí, ocupar el cargo de secretaria general de Itamaraty es un gran honor y una responsabilidad. Sí, soy la primera mujer diplomática en este cargo, así como fui la primera embajadora de Brasil en las misiones ante la Unesco y la FAO, y en Hungría y Rumania. Las diplomáticas brasileñas de mi generación son casi siempre pioneras, pero no todas han tenido el reconocimiento que merecen, a pesar de la competencia y de la dedicación que nunca les faltó. El aumento del número de mujeres brasileñas en la carrera diplomática y en puestos de liderazgo se ha venido dando de forma paulatina, con más o menos intensidad. Aunque somos minoría hubo un crecimiento reciente que debe ser apoyado. El momento actual nos pide que hagamos aún mucho más. Es crucial que las mujeres tengan una mayor visibilidad y esto es una demanda de nuestra sociedad. Daremos a ellas el espacio justo en los ascensos en carrera, en los cargos de jefe en la Cancillería y en los envíos a los puestos al extranjero. La presencia de mujeres al mando tiene que convertirse en la normalidad. Queremos que lo sea tan normal como la presencia de los hombres. ¿Por qué no podría serlo?