El jefe de los inspectores nucleares de la ONU, el argentino Rafael Grossi, inició hoy una visita a la planta nuclear de la sureña provincia ucraniana de Zaporiyia, la más grande de Europa, actualmente bajo ocupación de las fuerzas rusas y cuya seguridad es fuente de preocupación para la comunidad internacional.
Grossi, director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), deberá "ver cómo ha evolucionado la situación en la central nuclear de Zaporiyia, hablar con los ingenieros nucleares que la manejan", indicó en la red Telegram la empresa que opera las centrales nucleares de Ucrania, Energoatom, al anunciar su llegada.
Se trata de la segunda vez que el diplomático argentino cruza la línea del frente en Ucrania para llegar a la central nuclear, y la primera desde que estableció una presencia permanente de expertos del organismo a principios de septiembre del año pasado.
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Su visita coincide con los crecientes temores por la seguridad de la planta situada en la región sureña de Zaporiyia, frecuentemente bombardeada desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, en febrero de 2022.
El OIEA aseguró que Grossi piensa "evaluar de primera mano la grave situación de seguridad y protección nuclear en la instalación", informó la agencia de noticias AFP.
Si bien el organismo ha mantenido un equipo de expertos dentro de la planta desde septiembre de 2022, el jefe del OIEA dijo que la situación "aún es precaria".
Antes de su visita, se reunió ayer con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien dijo que no es posible restaurar la seguridad en la planta mientras Rusia esté en su control.
"Sin el retiro inmediato de las fuerzas y personal ruso de la planta nuclear de Zaporiyia y el territorio adyacente, cualquier iniciativa para restaurar la seguridad y la protección nuclear están condenados al fracaso", dijo Zelenski a Grossi.
La planta requiere un suministro confiable de electricidad para garantizar la seguridad nuclear, pero ha sufrido apagones repetidos durante la guerra, generando alarma en el OIEA y la comunidad internacional.
Desde hace meses, Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de bombardear las instalaciones de esta planta, que está ocupada por el Ejército ruso y situada en una zona controlada desde marzo de 2022 por las tropas del Kremlin.
La central de Zaporiyia cuenta con seis reactores de agua presurizada del modelo VVER-1000 y tiene una capacidad total de 6.000 megavatios.
A principios de octubre pasado, varios días después de que Rusia se anexara la provincia de Zaporiyia, su presidente, Vladímir Putin, decretó el traspaso de la central al patrimonio federal.
Con información de Télam