El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, culpó a los "anarquistas liderados por Antifa" por los incidentes en las protestas por el asesinato de George Floyd a manos de la Policía. A partir de ese momento, sus seguidores comenzaron a atacar a este movimiento que, ni siquiera, es una organización.
Si bien no hubo mucho más comentarios al respecto, Trump sostuvo que pretende designar al movimiento como "organización terrorista". En este mismo sentido, lo más llamativo es que, al no ser una organización si no una idea que rodea a varias personas, es imposible nombrarla de esa manera.
En el mundo, Antifa es conocido el diminutivo de la palabra "antifascistas" y el principal punto en común es la filosofía que rodea, justamente, contra el fascismo. En diferentes partes del mundo existen grupos de este estilo que se declaran, bajo esta misma norma ideológica, contra el racismo y el sexismo. Está claro que, por ejemplo, las políticas de Trump son un objeto que es "en contra" de los ideales "antifascistas".
Una diferencia -en diferentes puntos del mundo- es que la meta principal no es conseguir y organizarse como un partido político, si no directamente confrontar contra las ideas de derecha y de capitalismo salvaje. En muchos países con ideología mucho más conservadores se habla de que los "Antifa" toman cualquier método de violencia para protestar en las calles, incluyendo la destrucción de la propiedad. Sin embargo, esa criminalización tiene que ver más con el grupo que está en contra de la ideología antifascista.
El inicio del "antifascismo" claramente comenzó en los primeros años del siglo pasado y tiene sus arranques en los años 20 en Italia y, luego, para confrontar al nazismo. Actualmente, esa la continuidad de esa ideología.