(Actualiza con reacción de EEUU)
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, afirmó hoy que se "malinterpretaron" sus palabras sobre "la mezcla de razas" e intentó justificarlas al argumentar que representan "un punto de vista cultural", tras lo cual recibió el repudio de Estados Unidos.
"A veces sucede que hablo de una manera que puede malinterpretarse, pero le he pedido al canciller Karl Nehammer que ponga la afirmación en un contexto cultural", declaró Orban en una rueda de prensa conjunta en Viena con el mandatario austriaco, Alexander Van der Bellen.
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"En Hungría, estas expresiones y frases representan un punto de vista cultural y civilizado", prosiguió, según declaraciones reproducidas por la agencia de noticias AFP.
Estados Unidos consideró hoy "inexcusables" las declaraciones del primer ministro nacionalista.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, leyó a los periodistas una declaración de la enviada de Estados Unidos contra el antisemitismo, Deborah Lipstadt, quien deploró que "la retórica de esta naturaleza es inexcusable (...) 75 años después del Holocausto".
Décadas "después del Holocausto es inexcusable para un líder menospreciar los asesinatos masivos de los nazis", dijo Lipstadt.
Price añadió que Estados Unidos y sus aliados están unidos por "valores compartidos".
Los comentarios de Orban "no reflejan los valores compartidos que unen a Estados Unidos con Hungría, que sirven como cimiento para la relación entre los dos pueblos y sientan las bases para las relaciones entre Estados Unidos y otros aliados", reforzó Price.
Orban, conocido por su política antimigratoria, rechazó el sábado pasado la visión de una sociedad "multiétnica" en un discurso en la región rumana de Transilvania, donde reside una numerosa comunidad húngara.
"No queremos ser una raza mezclada", que se junte con "no europeos", recalcó antes de aludir a las cámaras de gas del régimen nazi para criticar el plan de Bruselas de disminuir el consumo europeo de este combustible en un 15%.
Esto le sirvió duras críticas por parte de la comunidad judía y la renuncia de un asesor.
Desde su regreso al poder en 2010, Orban implementó en su país una serie de reformas basadas en la "defensa de una Europa cristiana".
En concreto, atacó a los inmigrantes de África y Oriente Medio y a las ONG que acuden en su ayuda, endureciendo el derecho de asilo y creando vallas en las fronteras.
Por su parte, Nehammer condenó "de manera enérgica cualquier forma de racismo y antisemitismo" y aseguró que ambos dirigentes habían abordado el asunto "con total franqueza".
"Estamos perfectamente de acuerdo", reaccionó Orban, quien dijo estar "orgulloso" de la política de "tolerancia cero" llevada a cabo por Hungría.
Con información de Télam