La aparición de Ómicron amenaza con profundizar el reparto desigual de vacunas anticovid

11 de diciembre, 2021 | 12.36

(Por Camil Straschnoy).- La aparición de la variante Ómicron de la Covid-19 amenaza con profundizar la acumulación de vacunas en manos de los países más ricos que avanzan con nuevas compras para terceras y cuartas dosis, impulsados por las grandes farmacéuticas que destacan la efectividad del refuerzo para neutralizar la nueva mutación pese a que esto todavía no está probado científicamente.

El desigual reparto de inmunizantes es lo que transforma a África en un “caldo de cultivo de las variantes” del coronavirus, tal como señaló hace 10 días el secretario general de la ONU, António Guterres, lo que se evidenció con el surgimiento de Ómicron, detectada por primera vez en Sudáfrica.

Pero en lugar de enviar más dosis a las regiones afectadas, existe el temor de que el círculo vicioso acelere su marcha y aquellas naciones con más stock, especialmente Estados Unidos y las europeas, aumenten el acopio y ralenticen las donaciones directas o a través del Covax, el mecanismo impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para achicar la brecha en el acceso.

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“Con la aparición de la variante Ómicron debemos asegurarnos de no repetir los errores del pasado que permitieron que los países ricos monopolicen dosis para sus programas de refuerzo para quienes ya han sido vacunados, cuando los grupos de alto riesgo en los países de bajos ingresos aún no recibieron su primera o segunda dosis", indicó a Télam Deborah Gleeson, co-coordinadora de la Maestría en Salud Pública de la Universidad La Trobe ubicada en Melbourne, Australia.

La responsable de inmunización de la OMS, Kate O'Brien, hizo esta semana la misma advertencia: Con la nueva variante "hay riesgo de que los suministros mundiales sean redirigidos nuevamente hacia países con altos ingresos que buscan acumular vacunas para proteger a sus poblaciones hasta un punto excesivo".

La desigualdad actual, en una fase temprana de expansión de Ómicron, ya es alarmante: más del 80% de los inoculantes fueron a países del G20, mientras que los de bajos ingresos recibieron el 0,6%, según denunció el último lunes el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La agencia sanitaria de la ONU puso como meta que al menos el 40% de la población de todos los Estados hayan recibido una inyección para fines de este año, algo que 73 países (44 de ellos en África) no están en camino de alcanzar, de acuerdo a la última proyección de Our World in Data de la Universidad de Oxford.

“El mundo falló de forma tan grande y predecible a los países en desarrollo que es difícil ver que se haya hecho algo bien a esta altura. Por supuesto, somos muy afortunados de tener no una, sino varias vacunas diferentes que funcionan muy bien, pero debemos compartirlas de manera mucho más equitativa y obligar a las empresas farmacéuticas a compartir sus conocimientos y tecnología si queremos poner fin a esta pandemia”, explicó Gleeson.

Lejos de esto último, las grandes farmacéuticas se oponen a liberar las patentes y estuvieron esta semana alentando a que los países más avanzados en sus campañas de inmunización continúen comprando sus fármacos para administrar terceras o hasta cuarta dosis, como ya se debate en Israel.

El miércoles, las empresas Pfizer y BioNtech, fabricantes de uno de los sueros de ARN mensajero contra la Covid-19, dieron a conocer un estudio en el cual afirman que su vacuna es también eficaz contra Ómicron si se administran tres dosis en lugar de las dos recomendadas para otras variantes como la Delta, que continúa siendo la predominante en el mundo.

La OMS leyó los datos de este estudio, indicó O'Brien y, en efecto, podría ser "que las dosis adicionales puedan proteger mejor contra Ómicron", pero "aún estamos en un comienzo" del análisis.

"Por ahora no tenemos datos suficientes sobre el impacto de esta variante en las vacunas aprobadas, pero analizamos continuamente el horizonte para recabar los resultados sobre esto", dijo en el mismo sentido Marco Cavaleri, responsable de la estrategia de vacunación de la Agencia Europea de Medicamentos.

Tras cumplirse esta semana el aniversario del inicio de la vacunación anticovid en Reino Unido (y en Occidente), se multiplican las exhortaciones de países, organizaciones humanitarias y académicos para actuar de forma urgente contra la desigualdad de vacunas que hoy provoca el resurgimiento de contagios y muertes, la aparición de nuevas variantes y la continuidad de la pandemia.

“En primer lugar se necesita redistribuir las dosis existentes. Esto se debe hacer a través del programa Covax para que puedan llegar a los países que más los necesiten, y de forma planificada para que se disponga de la infraestructura y el apoyo que permitan su uso”, comentó a esta agencia Gleeson, investigadora en políticas de salud pública.

"Las dosis deben ser redirigidas directamente de los proveedores a Covax, en lugar de enviarse a países de altos ingresos y luego arrojarse a países pobres cuando están cerca de vencer y corren el riesgo de desperdiciarse", continuó.

"En segundo lugar, debemos abordar los monopolios sobre los derechos para fabricar y vender las vacunas y obligar a la industria farmacéutica a compartir su propiedad intelectual, conocimiento y tecnología para que los fabricantes del Sur Global puedan comenzar a producirlas", apuntó.

Esa iniciativa para suspender temporalmente las patentes de las vacunas y tratamientos contra el coronavirus, presentada en octubre de 2020 en la Organización Mundial del Comercio (OMC) por India y Sudáfrica, sigue frenada por decisión de un pequeño grupo de países industrializados, especialmente la Unión Europea, Reino Unido y Suiza.

"La exención es nuestra mejor esperanza, y Ómicron hace notar la urgencia de suspender las patentes y otros derechos de propiedad intelectual", concluyó.

Con información de Télam