Uruguay sin agua potable: la estrategia del Gobierno para confundir y ganar tiempo

Las autoridades insisten en que el agua que llega a las casas “es bebible, pero no potable”. Construyeron ese discurso cambiando los niveles químicos aceptados del agua.

10 de julio, 2023 | 00.05

Era principios de mayo cuando el agua -en la zona metropolitana del Uruguay- comenzó a salir del grifo con un color amarronado y de sabor, salado. Para ese momento, la población no lo sabía, pero desde el Gobierno se había tomado una decisión: modificar los valores de cloruro y de sodio en el agua -de manera provisoria-, por fuera de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esa norma se modificó en dos ocasiones, aún así, en los últimos días, se incumplieron esas mismas medidas. Esas alteraciones fueron implementadas ante la crisis hídrica para poder tomar aguas río abajo, del Río de la Plata, y así poder abastecer a unas dos millones de personas. “El Gobierno nacional continúa en su indolente y porfiada política de no brindar información”, denunciaron desde el Frente Amplio de Montevideo.

“El agua en estas condiciones no es potable, pero es bebible y consumible”, declaró ante la prensa el ministro de Ambiente del Uruguay, Robert Bouvier. Era 11 de mayo y recién comenzaban a salir a la luz los esqueletos de puentes viejos en el embalse Paso Severino, con capacidad para entre 65 y 70 millones de metros cúbicos a tener -ahora- menos del 3% de su capacidad. La población lo notó cuando de la canilla el agua comenzó a salir amarronada y la pregunta sobre qué pasaba comenzó a viralizarse en las redes sociales. Pronto, esa situación, llegó a las calles con protestas a diario a la que llevaron carteles con la consigna “por el agua y por la vida” ante los organismos del Gobierno como ante la empresa Obras Sanitarias del Estado (OSE), que se encarga de la distribución del agua.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Desde entonces funcionarios del Gobierno y hasta el mismo presidente, Luis Lacalle Pou, sostienen una y otra vez: “Hemos hecho lo posible para estirar la cantidad de agua bebible”, dijo el pasado 30 de junio, con la emergencia hídrica ya declarada –recién el 19 del me pasado-. En la última semana, el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, volvió a insistir con la misma premisa: "La calidad del agua siendo apta para consumo humano y para otras situaciones esenciales de su uso van a seguir en esta situación", reportó el diario local El País. 

El Destape solicitó información al respecto a asesores de la presidencia uruguaya, pero aún no obtuvo respuesta.

Delgado, además, agregó que están evaluando en las próximas horas lo que llovió y lo que drena sobre Paso Severino y el río Santa Lucía –que abastece a ese embalse-. "La situación de la lluvia de ayer (viernes) y otras decisiones que se tomaron permiten asegurar este nivel de calidad del agua", apuntó.

“Agua potable es un agua que cumple con todos los parámetros, hoy eso no pasa, por lo tanto, no es un agua segura y no existe el término agua bebible”, aclaró ante este medio María Selva Ortiz, integrante de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida y de la organización Redes Amigos de la Tierra. Ella hace más de 20 años estudia el tema y fue parte de las organizaciones que promovieron que es incluyera en la Constitución nacional el agua como derecho humano, incorporado en 2004.

“Es un término que inventó el Gobierno, el agua es potable o no es potable. El Gobierno uruguayo inventó el ‘bebible’ porque no cumple con los parámetros. (Esta agua) tiene graves problemas además de un gran rechazo, un mal sabor y tiene riesgo para la salud, por lo tanto, no es potable”, sentenció Ortíz.

Cronología de los hechos

¿Cuáles fueron las medidas para “estirar la cantidad de agua bebible”? La explicación para la población llegó tarde, cuando Severino, que abastece al área metropolitana -Montevideo, Canelones y San José- tenía menos del 10 por ciento de su caudal máximo de agua y cuyos máximos se habían registrado por última vez en noviembre. Ante esa situación, las autoridades optaron entre comenzar con cortes de suministro o tomar aguas de río abajo, lo que implicaría cambios en las normas de cloruro y sodio en el agua. Sería de manera excepcional.

La primera vez que OSE solicitó al Ministerio de Salud modificar esos valores fue el 26 de abril: el sodio pasó de 200 miligramos por litro de agua a 280, mientras que el cloruro lo hizo de 280 a 450. La segunda fue en mayo, justo en el momento en el que los cambios en el agua comenzaron a hacerse visibles. “Para la población en general, no es un problema de salud”, dijo en conferencia de prensa la ministra de Salud, Karina Rando, tras informar que solicitó el aumento de los valores de cloro a 700 miligramos por litro de agua y de sodio a más de 400.

La concentración máxima recomendada por la OMS es de cloruro 250 miligramos por litro. En el caso del sodio, es de 200.

“La decisión revela la falta de posibilidad de participación y acceso a la información que se le ha dado a la población en general, así como a la Universidad de la República, en la planificación, gestión y monitoreo del agua según lo establece la Constitución y el Plan Nacional de Aguas”, denunció en un comunicado el 10 de mayo el Grupo de Ambiente y Derechos Humanos de la Cátedra Unesco de la Universidad de la República (Udelar). Según informó la prensa uruguaya la semana pasada, OSE volvió a solicitar que estos valores fueran modificados para que el máximo de sodio pase a estar entre 988 y 1.324 y que los cloruros pasen de entre 1.700 a 2.300.

Es que, en la actualidad, las normas autoimpuestas no se cumplen. Esa información se puede ver en el informe diario que publica la Presidencia desde que fue declarada la emergencia, el 19 de junio. Desde entonces, por ejemplo, la semana pasada hubo días en los que los niveles de sodio superaron los 500 miligramos; y los 800 en el caso del cloruro, en las distintas líneas de bombeo.

“Supimos que el agua dejó de ser potable porque lo dejó en claro la Facultad de Química y por los análisis difundidos por la Intendencia de Montevideo. Quienes debían haber sido los primeros en alertar sobre esa situación, OSE y los ministerios de Salud y de Ambiente, enarbolaron la idea de ‘agua bebible’”, escribió el biólogo especializado en medioambiente, Eduardo Gudynas, en el semanario Brecha.

Recomendaciones del Gobierno

Impacto a la salud

A pedido de la intendencia de Montevideo, el 23 de junio pasado, la Facultad de Medicina de la Udelar elaboró y difundió un informe acerca del impacto en la salud del agua distribuida. En específico, la consulta fue sobre los trihalometanos, moléculas que se encuentran en el agua en niveles bajos, pero que están en aumento en el agua del país vecino debido a que “se está tomando agua de lugares no tradicionales”, explicó en entrevista con el Canal 10 de Uruguay, el decano de la Universidad de Química, Álvaro Mombrú.

“En términos generales existe poca evidencia sobre efectos agudos a partir de la ingesta de agua con niveles elevados”, salvo cuadros respiratorios, explicaron. En su presentación, el decano de la Universidad de Medicina, Arturo Briva, indicó que al tratarse de una exposición poblacional amplia “la evidencia define que el potencial impacto en la salud dependerá del nivel alcanzado y del período de exposición del individuo para generar patología clínicamente evidente”. En otras palabras, no se sabrá ahora cuáles son las consecuencias.

En tanto, definir “niveles de daño orgánico sin repercusión clínica es un objetivo muy difícil de alcanzar a nivel poblacional y por ese motivo se recomienda reducir la exposición a niveles anormales y en caso que no fuera posible, acotarla al menor tiempo posible”, dijo Briva.

Los trihalometanos pueden ingresar al organismo absorbiéndose por vía digestiva, inhalatoria y cutánea -al bañarse, al consumirla o entrar en contacto con el agua- y que “la mayoría de los riesgos para la salud de la población general son a largo plazo, luego de décadas de exposición, salvo los que se relacionan con la sensibilización química de vías respiratorias”. En esa línea, Momburú, hizo referencia a las complicaciones que existen a la hora de querer eliminarlos. El ejemplo que puso es que al hervir el agua antes de cocinar “se concentra el nivel de sodio, que también es muy malo en el corto plazo para quienes son hipertensos, tienen problemas renales o están cursando una quimioterapia”, por lo que “no hay un balance justo”.

El agua no potable que entrega OSE conlleva un grave riesgo sanitario, particularmente para la población que no puede acceder a aguas potables envasadas. Las decisiones tomadas por el gobierno nacional para ayudar en las situaciones más críticas de sectores con mayores dificultades, son escasas, insuficientes y de difícil concreción”, sostuvieron en un comunicado difundido desde la Mesa Departamental de Montevideo del opositor Frente Amplio. Allí, alertaron sobre la “grave situación” y llamaron a dar medidas de forma urgente.