El presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou, asistió al tradicional encuentro de la Fundación Libertad en el centro porteño junto a varios de los referentes de la derecha y de la extrema derecha iberoamericana. Sus palabras finales fueron las que rápidamente se viralizaron este miércoles por la noche: “Tenemos que tener un Estado fuerte para que el individuo pueda gozar de la libertad”, dijo en un planteo que pareció sentarse en las antípodas de las ideas propuestas por su par argentino, Javier Milei, que estaba sentado entre los 1200 invitados y ofició el cierre de la ceremonia. Lacalle Pou, además, habló sobre la “libertad”, el rol de las instituciones y del Mercosur.
Milei, en tanto, no fue el único -aunque sí el último en hablar- que usó calificativos negativos para referirse al Estado. Para el caso, el ex jefe de Estado Mauricio Macri dijo, antes de pasarle el micrófono al uruguayo, que Argentina “está en una batalla épica por recuperar las libertades” ante un Estado que, consideró, “asfixiante” y que “ha impedido que los argentinos” puedan crecer. El guiño al actual mandatario lo hizo también ante la plana mayor del Ejecutivo nacional, como del ex jefe del Gobierno español José María Aznar -cuyo partido está aliado a la ultraderecha reaccionaria del partido Vox- y hasta ante ex funcionarios del investigado ex presidente brasileño Jair Bolsonaro, como del exministro de Economía brasileño Paulo Guedes.
Fueron varios los que pasaron por el atril del Complejo Goldcenter, de Parque Norte, antes de que llegara Lacalle Pou que habló más allá de las últimas líneas que se difundieron con intensidad por las redes sociales y los medios. En sus 15 minutos de discurso se animó a dar su mirada sobre la actual coyuntura internacional y regional. Antes, agradeció a la casa que, dijo, le “dio voz” cuando pocos se la daban, lo que le permitió “reafirmar algunos conceptos” y “aprender”.
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Antes de llegar a su reflexión sobre el rol de las instituciones y el Estado, arrancó con un visto bueno: planteó que la Fundación Libertad se convirtió en hereje al hablar de “libertad” cuando nadie lo hacía y que desde allí “alumbró” varios países de América. El ejemplo que puso rápidamente fue el actual Gobierno argentino, al que agradeció por haber habilitado el dragado a 14 metros en el puerto de Montevideo. Un pedido que, afirmó, llevaba dos décadas.
En un segundo punto, hizo lugar a su caballito de batalla: el Mercosur y la falta de flexibilización en el bloque que, a su entender, es “uno de los más proteccionistas del mundo”, por ende, “un paso atrás para nuestra región”.
Fue recién en el último tramo cuando dijo lo que en las redes sociales y en los medios se entendió como un giro en contra de Milei, a quien debía pasar el micrófono. “Acá seguramente casi todos se vayan en auto, duerman calentitos, sus hijos estudian y mañana tienen laburo”, pero “qué difícil [es] gozar de la libertad individual si se vive en un rancho”. Dicho esto, afirmó que “tenemos que tener un Estado fuerte para que el individuo pueda gozar del ejercicio de la libertad” y el auditorio lo aplaudió.
Aclaró, de todos modos, que "un Estado fuerte no quiere decir un Estado grande, es más para que sea fuerte seguramente tenga que tener mucha dimensión. Un Estado fuerte significa instituciones fuertes y para que las instituciones sean fuertes tiene que haber una clara separación de poderes, separación no es divorcio, pero es separación al fin. Tiene que haber una democracia, ¿y en Uruguay la democracia fuerte saben a quién se la debemos? Esto no es muy popular, lo que voy a decir, a los partidos políticos", arriesgó.
"Sin partidos políticos fuertes es más riesgosa la democracia", analizó y señaló que "el partido te contiene, te limita, te obliga".