El presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou, reconoció que, ante el agotamiento de reservas de la represa de Paso Severino -que abastece a la zona metropolitana, con más de dos millones de personas-, el país vecino pronto se quedará sin agua para beber. "Puede haber un lapso en el que el agua no sea bebible", dijo ante la prensa. El país atraviesa una crisis hídrica histórica multicausal, pero cuya gota que rebalsó el vaso -paradójicamente- fue la sequía extendida por más de tres años en toda la región sudamericana. "Estamos tratando de manejar lo mejor posible las reservas que tenemos y haciendo una obra que va a llevar 30 días", anunció.
Según dijo, el agua que se toma representa el "5 por ciento del agua que se consume en cada hogar, que hoy se estaría consumiendo embotellada", indicó. Además, marcó que casi un tercio de las personas afectadas recibe el agua embotellada de manera gratuita y, el resto, sin impuestos. Es que, dada la crisis que comenzó a profundizarse en mayo -cuando las reservas en Paso Severino llegaron al 5 por ciento de la capacidad-, el Gobierno se vio obligado a tomar una serie de medidas para poder paliar la situación ante una población que comenzó a recibir en sus casas agua amarronada y con mayor salubridad de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Ante este panorama, el Presidente de Uruguay no demostró demasiada esperanza, dado que la "solución de fondo" que se tiene es que "llueva y, mientras tanto, estirar la situación". "Me hago responsable, el Gobierno se hace responsable de lo que me toca: una sequía, la más grande en 70 años. Hemos hecho lo posible para estirar la cantidad de agua bebible y cuando no se pueda más, vamos a generar el agua gratuita para que la gente tenga agua para beber", reafirmó.
Respecto a la obra que planifica hacr en un mes, esto había sido manejado por Lacalle Pou en la reunión que mantuvo con el Frente Amplio este miércoles. Según reconstruyó El Observador con participantes del encuentro, el mandatario uruguayo dijo que la idea del Poder Ejecutivo es utilizar las reservas de Paso Severino mientras sea posible y luego apostar por el agua que pueda dar el trasvase desde el río San José hacia el Santa Lucía para mantener la calidad del agua actual. El problema es que entre que se acaben las reservas y la obra esté pronta puede quedar una ventana donde el agua tendrá que ser tomada en su totalidad del Río de la Plata y no sería bebible.
Lacalle Pou señaló que esa agua "no bebible" sería "para lavar, para bañarse, saneamiento, menos para beber". En referencia a las medidas adoptadas por el gobierno para las poblaciones vulnerables y para la población en general, dijo: "Lo que más podamos ayudar para que la gente tenga agua bebible lo vamos a hacer. Casi un tercio de los afectados hoy la van a recibir gratis, los otros dos tercios la van a tener sin impuestos".
Por último, agregó: "Me hago responsable y el gobierno se hace responsable de la que le toca. La sequía, la más grande de los últimos 70 años, hemos hecho lo posible para estirar la cantidad de agua bebible y lo que no se puede o cuando no se pueda vamos a generar de manera gratuita el agua para que la gente tenga agua para beber".