La coalición de gobierno que lidera el uruguayo Luis Lacalle Pou coquetea con una ruptura por diferencias en la reforma previsional que se debate en el Congreso con las elecciones presidenciales de 2024 como telón de fondo. La reforma tuvo media sanción en el Senado, pero está trabada en Diputados, donde Cabildo Abierto (CA), uno de los partidos que integra la coalición y que está conducido por el ex jefe de las Fuerzas Armadas, Guido Manini Ríos, aprovecha para negociar cambios. A este tironeo de palacio se suma el contexto actual de protestas y desgaste político en Francia que Lacalle Pou quiere evitar.
Si el presidente francés Emmanuel Macron está pagando un alto costo político por una reforma previsional que aumentó de 62 a 64 los años de aportes, la preocupación de algunos sectores del oficialismo uruguayo es el costo que puede tener la propia, que los aumenta de 60 a 65. Y es Cabildo Abierto el que asumió la posición de minimizar los daños que podría provocar la reforma y quien planteó bajar la edad jubilatoria de 65 a 63.
En diálogo con El Destape, el analista uruguayo, Adolfo Garcés, sostuvo que esa es la postura de Cabildo para el afuera, pero que internamente está negociando con la coalición poder otorgar prisión domiciliaria para militares vinculados a delitos de lesa humanidad. Ese doble juego del partido de Manini Ríos es posible porque, desde que nació en 2019, asumió posiciones más centristas en política económica que sus socios, pero más conservadoras en cuestiones de derechos sociales y humanos. Muestra de ello, por ejemplo, es que a fines del año pasado CA votó junto al Frente Amplio una ley para proteger la industria forestal, muy resistida por empresarios.
Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.
MÁS INFO
Pero esa alianza no se replicó para la reforma. El opositor Frente Amplio lanzó una dura campaña en su contra y denunció que la propuesta oficialista perjudica a uruguayos y uruguayas. Alertó, principalmente, que el texto aumenta los años de trabajo y reduce el monto de las jubilaciones, que recorta los derechos a las personas con discapacidad y a mujeres en caso de viudez, además de ser regresiva.
En un repaso de cómo funcionó la dinámica de la coalición que permita entender el juego de Cabildo Abierto, Garcés opinó que en el armado de los cinco partidos de gobierno siempre hubo una predominancia del Partido Nacional (PN), al que pertenece Lacalle Pou. "El PN siempre le ha hecho sentir a Cabildo Abierto, a los colorados y a sus otros socios, que el que manda es el Presidente", analizó Garcés en diálogo con este portal.
Además agregó: "Cabildo considera que algunos de los proyectos de ley que propusieron en los últimos años fueran apoyados con poco éxito por los socios de la coalición. Entonces, aprovechan la discusión de la reforma jubilatoria -que saben que es muy importante para Lacalle Pou- para hacerle votar al Partido Nacional proyectos que hasta entonces no habían querido considerar".
Por eso, la lectura compartida por varios analistas uruguayos es que Cabildo está buscando tensar todo lo que pueda pero sin romper. El espacio que lidera Manini Ríos sabe que la reforma jubilatoria es una de las promesas que vertebraron la propuesta de gobierno en la elección de 2019 y que para Lacalle Pou resignarla no es una opción. Ya cumplió con la reforma educativa, otra de las grandes promesas, bajó el déficit fiscal e insistió -sin éxito- en la apertura comercial; y se quiere anotar el último punto.
Pero el camino es difícil y en los últimos días Lacalle Pou dio muestras de ceder a los cambios. "Nosotros teníamos un litro de leche; se le fue echando agua, agua, agua, pero sigue siendo leche. Cuando sea agua, no se tiene reforma. Entiendo las posiciones de todos los partidos", señaló esta semana el Presidente en relación a los pedidos de sus aliados y dijo que están en los "últimos cinco metros" del tramo para aprobar la reforma.
Lo cierto es que la negociación está siendo tan dura que hace semanas sobrevuela la pregunta de una posible ruptura. Garcés opinó que estas tensiones son parte del juego de la política y que toda la coalición sabe que si rompen el frente, pierden todos. "Es la dinámica de la coalición, los partidos por un lado cooperan y por el otro compiten. Estamos cerca de la próxima elección y todos quieren repetir la experiencia de gobernar juntos pero tanto Cabildo como los Colorados quieren cambiar al jefe", observó el politólogo.
Si bien el Presidente mantiene altos niveles de aprobación -la encuesta de Equipos de febrero destacó que el 45% lo acompaña-, esos números no se traducen a la reforma. Un sondeo de Cifra mostró en marzo que el 54% de los uruguayos rechaza la reforma de seguridad social y que el núcleo duro de opositores son las personas de entre 30 y 44 años.
Consultado sobre si el amplio rechazo podría incidir en la valoración hacia el Gobierno, Garcés aventuró que "no" y lo argumentó al decir que el juego de Cabildo terminó por convertir al proyecto en un texto muy quirúrgico, que prevé una aplicación "muy gradual" y que en principio no busca "tocar derechos adquiridos". "Yo creo que el Gobierno pierde más prestigio y autoridad si no la aprueba", opinó el analista y politólogo uruguayo. En un escenario pre electoral, en el que todo indica que la próxima presidencia va a definirse por un puñado de votos, la calculadora política está a la orden del día.