Hace semanas que los titulares del mundo entero hablan de la posibilidad de una guerra que incluya a Estados Unidos y Rusia en Ucrania, pero ayer esto se volvió un poco más real con la decisión que tomó el gobierno ruso de Vladimir Putin de reconocer a dos repúblicas separatistas que hace ocho años se levantaron en armas contra el Estado ucraniano y reclamaron su independencia sin mucho exito, excepto el de no poder haber sido derrotadas militarmente. ¿Cuán cerca se está de un conflicto armado internacional? ¿Podría incluir dos potencias nucleares como Moscú y Washington? ¿Qué efectos tiene sobre el mundo la confrontación? Una guía por una crisis con final abierto.
1. Ucrania tiene un conflicto interno hace ocho años.
En 2014, un levantamiento popular apoyado públicamente por Estados Unidos y la Unión Europea (UE) y reprimido ferozmente con más de 100 muertos puso fin al último gobierno pro ruso en Ucrania e inauguró una serie de ejecutivos que buscaron un acercamiento con las potencias occidentales y siguen reclamando ser miembros de la UE y de la alianza militar OTAN. Este giro político de 180 grados provocó la invasión y anexión rusa de la península de Crimea, donde Moscú mantiene una de sus principales bases navales, y desató una guerra separatista protagonizada por milicias pro rusas en dos provincias del este del país, fronterizas con Rusia, que rechazaban a los sectores nacionalistas de ultraderecha que apoyaban al nuevo poder político en Kiev.
La guerra nunca se resolvió en las provincias de Donetsk y Lugansk, aunque Rusia, Ucrania, Francia y Alemania firmaron un acuerdo (conocidos como los Acuerdos de Minsk) para declarar un alto el fuego -que en general no fue respetado, pero sí bajó la intensidad de los combates- y establecer una hoja de ruta para abrir un proceso de paz. A grandes rasgos, Moscú se comprometía a no reconocer a las dos repúblicas fundadas por las milicias separatistas y, a cambio, el gobierno ucraniano discutiría una mayor autonomía para esas regiones y una amnistía general. Estos acuerdos naufragaron y, desde 2014, más de 14.000 personas murieron en esta guerra, entre ellos más de 3.000 civiles, según la ONU, quien denunció crímenes de guerra de ambos lados.
Cuando comenzó esta nueva escalada, el año pasado, las milicias separatistas pro rusas seguían controlando alrededor de un tercio de Donetsk y Lugansk, es decir, el frente de batalla casi no se había movido dentro de Ucrania.
2. Rusia moviliza sus tropas a la frontera y EEUU y Europa denuncian una posible invasión
Desde el año pasado, Rusia movilizó a miles de militares en la zona fronteriza con Ucrania, tanto dentro de su territorio como en Crimea y en la vecina Bielorrusia, uno de sus últimos grandes aliados en la región. Oficialmente, informó que se trataban de ejercicios militares que no buscaban amenazar a nadie. Sin embargo, el gobierno de Ucrania lo interpretó como una forma de amedrentamiento y pidió ayuda a sus aliados occidentales, Estados Unidos y las potencias europeas, principalmente. Les pidió armas, sanciones preventivas contra Moscú y, una vez más, ingresar a la OTAN para garantizar que ese bloque lo defenderá en caso de una nueva agresión externa. Solo les dieron armas, pero el gobierno estadounidense de Joe Biden y el británico de Boris Johnson se hicieron eco con especial convicción de las alarmas encendidas por Kiev y, desde principio de año, pronostican casi diariamente una invasión masiva rusa en Ucrania y amenazan con tomar medidas "severas" si esto sucede.
Aunque el presidente ruso Vladimir Putin negaba una y otra vez que estuviera planeando una invasión o una agresión contra Ucrania, comenzó a aclarar que el eventual ingreso de Ucrania a la OTAN era una línea roja que su país no estaba dispuesto a aceptar. En los últimos años, la expansión hacia el Este de la alianza militar fue constante y hoy ya incluye todo el ex espacio soviético, excepto por Ucrania y Bielorrusia.
Sin embargo, ni Estados Unidos ni las potencias europeas realmente abrieron las puertas de la OTAN a Ucrania en estos últimos ocho años, pese a los repetidos pedidos. Por eso, la razón para la movilización de tropas de Rusia, según algunos analistas ucranianos, debe buscarse en las sanciones y los ataques que el gobierno ucraniano de Volodimir Zelensky lanzó contra la oposición más cercana a Moscú. “En el gobierno de Rusia creían que iban a perder a Ucrania para siempre. Consideraron que ya no iban a poder esperar cambios más favorables en el futuro a partir de elecciones”, explicó Volodymyr Ishchenko, sociólogo ucraniano e investigador asociado del Instituto de Estudios de Europa del Este de la Universidad Libre de Berlín (Freie Universität Berlin) a El Destape.
3. Putin reconoce a las repúblicas separatistas del este ucraniano
En medio de las amenazas que volaban entre Washington y Moscú, Putin tomó una decisión con consecuencias aún imprevisibles. Decidió reconocer "la independencia y soberanía" de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, en el este ucraniano, aunque no aclaró si les reconoce el territorio que controlan o las dos provincias completas. Además, atendiendo a un pedido de las milicias separatistas, ordenó el envío inmediato de una "misión de soldados de paz" para terminar con lo que calificó como "un genocidio". Pese a que la ONU ha denunciado crímenes de guerra de parte de ambos bandos, no existen evidencias de un genocidio. Por eso, tanto el gobierno de Biden como la UE ya adelantaron que consideran al reconocimiento diplomático ruso y el envío de tropas como "una violación flagrante de la soberanía ucraniana" -algo con lo que coincidió el secretario general de Naciones Unidas- y adelantaron que impondrán sanciones.
Mientras el frente diplomático continuará en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, en el frente militar las noticias son cada vez más preocupantes. Medios ucranianos ya informan sobre convoyes militares rusos avanzando en la zona fronteriza hacia el territorio ucraniano y en la prensa rusa se multiplican las denuncias sobre presuntos "ataques ucranianos" en la región en disputa con los separatistas. Además, el acuerdo que Putin firmó con los líderes separatistas de Donetsk y Lugansk estableció que Rusia podrá construir bases militares en ese territorio ucraniano.
Aunque aún hay espacio para negociaciones, como lo deja claro que las potencias occidentales convoquen a una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, uno de los datos que más preocupó a todos los que siguen de cerca los acontecimientos en Ucrania fue el tono del discurso de Putin en el que apoyó a los separatistas. Desconoció cualquier legitimidad, presente o pasada, al Estado ucraniano -llegó a decir que la Unión Soviética había creado el país-, lo acusó de corrupto, débil y mera plataforma para los intereses de Estados Unidos y sus aliados europeos que están empeñados "en convertir a Rusia en su enemigo".
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4. Escenarios posibles
La movida de Putin podría enfriar la guerra dentro de Ucrania, como sucedió en Georgia, cuando Rusia reconoció a las repúblicas separatistas aliadas de Abjasia y Osetia del Sur y envió "misiones de soldados de paz", un eufemismo que no busca convencer a nadie. No es lo mismo que las Fuerzas Armadas ucranianas peleen contra milicianos que contra fuerzas regulares rusas; Kiev no tiene la capacidad militar para asumir este tipo de conflicto armado. Pero esto dependerá claro de cuál sea el apoyo que los aliados occidentales del Estado ucraniano asuman. Hace solo unos días, el presidente Zelensky dijo que no necesitaba tropas extranjeras para pelear contra una eventual agresión de Rusia.
Biden por ahora solo movilizó tropas a Polonia, el país que limita al oeste con Ucrania y que representa la última frontera de la UE y la OTAN allí. El presidente estadounidense no dio ninguna señal por el momento de que esté dispuesto a intevenir militarmente directamente en una guerra en Ucrania que involucre a tropas rusas. Tampoco lo hizo la OTAN, pese a los pedidos repetidos de Zelensky de garantías de seguridad. El líder de Ucrania sí firmó en las últimas semanas un acuerdo de cooperación en materia de defensa con Reino Unido y Polonia, pero resta ver cómo se activaría o si se activaría en un caso de combates con las fuerzas rusas.
En cambio, los aliados occidentales de Ucrania sí han amenazado de manera clara con imponer importantes sanciones comerciales y financieras a Rusia, pero siempre hablaron de esta posibilidad en caso de una invasion y aún no está claro si calificarán el envío de las presuntas tropas de paz rusas como una invasión. De hecho, el gobierno de Biden adelantó ayer que impondrá sanciones a Moscú por su reconocimiento a los separatistas, pero aclaró que no son las mismas que estaba planeando en caso de una invasión.
La participación directa de Estados Unidos en una guerra contra fuerzas rusas no es apenas un detalle. Se trataría de una confrontación directa entre fuerzas regulares de dos potencias nucleares.
5. Principales efectos para el mundo
Los efectos de una guerra en Ucrania dependerán según el escenario que se confirme. En principio, la escalada de tensión de las últimas semanas ya afectó en un aumento del precio internacional del petróleo y es muy posible que algo similar ocurra con el trigo, ya que esta región es responsable de la producción de una porción muy importante del mercado global. Pero el golpe se sentiría con mucha más fuerza si Estados Unidos y sus aliados europeos consideran que el envío de las presuntas tropas de paz rusas es un invasión a Ucrania y cumplen con su amenaza de imponer fuertes sanciones. Esto afectaría directamente a las principales exportaciones del país, por ejemplo, el suministro de gas a Europa y de fertilizantes a Brasil, un tema este último que ya preocupa en el sector del agro del país vecino.
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Una de las grandes incógnitas que abriría una guerra es qué será del gasoducto Nord Stream 2, una millonaria apuesta que hizo Alemania con la estatal rusa Gazprom, pese al malestar declarado de Estados Unidos y algunos socios europeos. En medio de la tensión de este mes, Biden prometió que si Rusia invadía Ucrania, el gasoducto no se inauguraría, una amenaza que el canciller alemán Olaf Scholz evitó ratificar. Como primer medida, el jefe de gobierno en Berlín suspendió la certificación del nuevao gasoducto.
Otra duda es cómo reaccionará China, un actor poderoso que hasta ha preferido mantenerse prescindente en este tipo de pulseadas y escaladas militares entre potencias. ¿Ayudará el presidente Xi Jinping a Moscú a sortear las sanciones occidentales en caso de que estas busquen ahogar la economía rusa y ofrecerá una vía alternativa a los terceros países que vean afectado su comercio y cooperación con Rusia? La primera reacción de Beijing parece indicar que seguirá con la política exterior que ha tenido hasta ahora.
La respuesta será central para muchos países, como Argentina, sensibles tanto a los vaivenes del mercado internacional de los alimentos como de la energía.