Un eventual reconocimiento por parte de Rusia de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk de Ucrania significaría el rechazo de Moscú a sus compromisos bajo los acuerdos de Minsk y provocaría una respuesta "rápida y firme" de EEUU y sus aliados, advirtió hoy el secretario de Estado (canciller), Antony Blinken.
La advertencia del jefe de la diplomacia estadounidense se conoció luego de que la Duma (Cámara de Diputados de Rusia) aprobara un proyecto de ley en ese sentido, iniciativa que quedó ahora a decisión del presidente Vladiir Putin.
"La aprobación de este llamamiento por parte del Kremlin equivaldría al rechazo total del Gobierno ruso de sus compromisos (..), que describen el proceso para la plena reintegración política, social y económica de las partes de la región ucraniana de Donbáss controlada por Rusia", dijo Blinken en un comunicado.
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La cámara baja de Rusia votó anoche para enviar un llamado al presidente Vladimir Putin para que reconozca a las repúblicas de Donetsk y Luhansk como entidades independientes para crear una base legal para los lazos intergubernamentales.
"La promulgación de esta resolución socavaría aún más la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, constituiría una grave violación del derecho internacional, pondría en duda aún más el compromiso declarado de Rusia de continuar participando en la diplomacia para lograr una resolución pacífica de esta crisis", agrega Blinken.
El anteproyecto de la ley fue presentado el pasado 19 de enero por los diputados del Partido Comunista de la Federación de Rusia.
Según sus autores, la iniciativa contribuirá a "garantizar la seguridad y la protección de sus pueblos frente a las amenazas externas y la política de genocidio" por parte de Kiev, y "dará inicio al proceso de reconocimiento internacional de ambos Estados".
Desde abril de 2014, Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en Donbáss donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en febrero del mismo año.
Los acuerdos que fueron suscriptos en Minsk en septiembre de 2014 y en febrero de 2015 sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero hasta ahora no se tradujeron en el cese de la violencia.
Las hostilidades dejaron más de 14.000 muertos, según estimaciones de la ONU.
Rusia instó reiteradamente a Ucrania y Occidente a no intentar resolver el conflicto de Donbáss por medios militares y denunció que el suministro de armas a Ucrania incita a Kiev a recurrir a la fuerza.
Mientras la opción diplomática parece alejarse de la crisis en la región, el ministro de Defensa de Ucrania, Alexey Reznikov, aseguró hoy que Kiev no planea ninguna acción agresiva, ni en Donbáss, ni en Crimea, y que en ningún territorio habrá provocaciones del bando ucraniano.
El lunes, el presidente de Ucrania firmó un decreto que declaró el 16 de febrero como el Día de la Unidad.
El decreto prevé que este día se ice la bandera de Ucrania en las instalaciones de todas las localidades.
Además, en las instituciones diplomáticas extranjeras de Ucrania se llevan a cabo eventos para conmemorar la fecha.
De acuerdo con el decreto, el Día de la Unidad persigue fortalecer "la consolidación de la sociedad ucraniana, fortalecer su estabilidad en las condiciones de un crecimiento de las amenazas híbridas, la propaganda, la presión moral y psicológica sobre la conciencia pública".
Las tensiones en torno a Ucrania se agravaron en los últimos meses por la acumulación de tropas rusas cerca de la frontera de ese país, que Occidente interpreta como preparativos para una posible invasión.
Moscú rechaza esas sospechas, defiende el derecho a mover fuerzas dentro de su propio territorio según lo estime conveniente y acusa a la OTAN de buscar pretextos para emplazar más equipamiento militar cerca de las fronteras rusas.
Con información de Télam
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