El próximo 15 y 16 de junio, a instancias del gobierno de la Confederación Suiza, tendrá lugar en la ciudad de Bürgenstock, una conferencia intergubernamental para tratar el tema de la paz en el conflicto bélico entre Ucrania y la Federación Rusa. En declaraciones recientes, del gobierno suizo se señala que "En su reunión de hoy, el Consejo Federal tomó nota de los resultados hasta la fecha y discutió los próximos pasos. Actualmente hay suficiente apoyo internacional para una conferencia de alto nivel que inicie el proceso de paz".
Dos potencias nucleares han declinado su participación. Desde la India trascendió que "El primer ministro Narendra Modi y el ministro de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, no asistirán a la reunión suiza programada para el 15 y 16 de junio en el Burgenstock Resort, cerca de Lucerna, y la República Popular China ha declarado en la voz de la vocera del Ministro de Relaciones Exteriores chino, Mao Ning: "El hecho de que uno apoye o no la paz, no debe juzgarse en función de un país en particular o de una reunión en particular. China espera sinceramente que una conferencia de paz no se convierta en una plataforma utilizada para crear una confrontación de bloques. No asistir a ella no significa no apoyar la paz. Algunos países, incluso si participan, no necesariamente desean de todo corazón que el conflicto se detenga. Lo que importa es qué tipo de acción se está tomando. Lo que ha sucedido demuestra que China ha estado comprometida de manera firme y activa con la promoción de conversaciones para la paz”. Y el gobierno ruso ha señalado la irrelevancia de una conferencia en la que no está invitado y no se contemplan sus intereses en el conflicto: “En su declaración, Putin criticó que Rusia reciba constantemente reproches por no asistir a la reunión, cuando ni siquiera fue invitada. Los aliados de Rusia coinciden en que no tiene mucho sentido celebrar la reunión sin la presencia de ambas partes, señaló".
En ese contexto, el presidente Milei ha declarado su voluntad de concurrir a dicha conferencia, que tiene un dejo a precariedad, a razón de la línea de política exterior actual de Argentina, que de por si es confusa y no hace otra cosa que, desde que asumió en diciembre de 2023, promueve y genera conflictos en vez de resolverlos.
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La política exterior de una nación debe basarse en dos fuentes centrales, por un lado, los usos y costumbres, el derecho internacional público el respeto a los tratados, y el trabajo por mejorar aquellas situaciones en donde faltan normativas claras a nivel internacional, como es el caso de la cuestión ambiental. Y la otra fuente es la histórica, el servicio exterior de una nación debe tener un funcionariado que conozca muy bien la historia política de las naciones con las que la República Argentina entabla convenios, incrementa sus relaciones, o toma decisiones sobre materias particularmente graves como es la guerra y la paz.
Las naciones son, para decirlo con una fórmula simple, hijas de su historia. Entender el presente político de una nación sin entender su pasado y su relación con otras sociedades políticas, son fundamentales a la hora de interpretar las decisiones que toman las naciones. Sus magistrados y funcionarios no actúan o representan por meros impulsos personales, sino que son tributarios de largas tradiciones, a veces muy largas tradiciones históricas. Si se niega esta situación, se cae en una actitud común en muchos periodistas, tertulianos y comentaristas, que es explicar la dinámica de las políticas de las naciones en términos de la personalidad de sus presidentes, como si el resto de la sociedad política fuera meramente espectadores en una obra de teatro. Y claramente la regla más conveniente es siempre la neutralidad, con la vocación activa de cerrar conflictos y ayudar a la concreción efectiva de su resolución pacífica. Lo cual no parece ser la vocación de la actual administración en la Argentina, sino más bien todo lo contrario.
Ni los prejuicios ni las visiones sesgadas son buenos consejeros en la política exterior y particularmente en escenarios tan cambiantes, y al mismo tiempo tan tributarios de la historia como es el presente político actual en el mundo. Por ello, es relevante la afirmación de la vocería oficial china, que señala que esta conferencia más que la paz parecería propender a incrementar la confrontación. Y dada la situación compleja económica social que la República Argentina tiene, sumar conflictos e inestabilidad en el ámbito exterior no es precisamente una decisión razonable, una invitación a que todo empeore.