Recep Tayyip Erdogan consolidó ayer su hegemonía política al resultar electo para otro mandato como presidente de Turquía, a pesar de que la economía no va en el mismo sentido que los votantes, porque la lira rozó hoy un nuevo piso histórico y se prevé un crecimiento de 2,9%, casi la mitad que en 2022 , y la inflación acumulada es del 43,4 % en la medición interanual.
La lira turca seguirá debilitándose frente al dólar mientras persistan las "políticas económicas insostenibles", coincidieron hoy expertos y la calificadora crediticia europea Scope Rating.
El mandatario ocupa la presidencia turca desde 2014 y consigue de este modo su tercer mandato consecutivo, que le permitirá permanecer en el poder durante un cuarto de siglo y profundizar su impronta conservadora en la sociedad turca.
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Sin embargo, este fortalecimiento político, opina el jefe del departamento de análisis del banco ruso Zenit, Vladímir Evstiféev, redundará en el mantenimiento del rumbo, incluida su política monetaria, lo que pude traer una crisis financiera.
"La debilidad de la lira se ve afectada por una alta inflación con bajas tasas de interés internas. Es probable que la lira continúe debilitándose frente al dólar, pero si la tendencia actual de la inflación continúa, el debilitamiento de la moneda se desacelerará", matizó Evstiféev, citado por la agencia rusa de noticias Sputnik
El macroeconomista jefe de la compañía Ingosstrakh-Investments, Antón Prokudin, estimó que la moneda turca depende de dos factores: la cuenta corriente y la intervención del Banco Central turco, que frenaba la devaluación vendiendo activamente las divisas antes de las elecciones.
Según macroeconomista de esta mega empresa de inversión rusa, "el colapso de la lira fue inevitable, y Erdogan puede agravar la situación, si continúa derrochando reservas internacionales".
Paralelamente, Víktor Grigoriev, analista financiero del banco Saint-Petersburg, opinó que la dinámica de la lira puede estar impactada por los resultados de la reunión del Banco Central de Turquía programada para el próximo 22 de junio.
Según el analista, si el Banco Central se compromete con la política de tasas bajas, la moneda nacional turca seguirá debilitándose, y el dólar podría superar las 25 liras.
Para el director de calificaciones soberanas de Scope, Thomas Gillet la eventual continuidad de las políticas "el difícil contexto económico con crecimiento del PBI por debajo del potencial del 2,7% para este año, la disminución de las reservas y la alta inflación seguirán presionando la calificación crediticia de Turquía a corto y medio plazo".
Gillet, que integra el Scope Group -principal proveedor europeo de calificaciones crediticias independientes- también alertó sobre la vulnerabilidad del sector bancario turco.
El experto recordó que Turquía crecerá este año 2,9 puntos por debajo de la cifra de 2022, cuando registró un 5,6%, mientras la inflación se situó en abril en el 43,4% interanual.
"Es probable que los controles de capital (..) los límites a las retiradas de efectivo, el plan de protección de depósitos y las medidas coercitivas sobre las asignaciones de cartera de los bancos sigan siendo el núcleo de las políticas económicas de Turquía", señaló Gillet.
El economista valoró que, aunque existe la posibilidad de que haya un ajuste parcial en estas políticas, "esto requeriría una planificación y aplicación coherentes para que resultaran eficaces". Asimismo, el plan de "liratización", como se denominan los depósitos bancarios de los clientes en moneda local, a pesar de que su eficacia a largo plazo "no está claro" y tiene un alto costo para las finanzas públicas.
Con información de Télam