(Agrega datos de 92,7% escrutinio)
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se imponía hoy en reñidas elecciones generales pero, cuando se llevaban escrutados 92,7% de los votos, no alcanzaba por escaso margen el 50% que le aseguraba un triunfo en primera vuelta, de acuerdo con el conteo oficial.
Erdogan obtenía 49,94% de los votos frente a 44,3% conseguido por su opositor, el socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu, según datos preliminares brindados por la cadena de televisión estatal TRT con el 92,7% de las mesas escrutadas.
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"A favor de Erdogan: el 49,94% (más de 24,3 millones de ciudadanos); a favor de Kilicdaroglu: el 44,3% (más de 21,6 millones)", informó el canal televisivo, recogió la agencia de noticias Sputnik.
El nacionalista Sinan Ogan quedaba en tercer lugar con el 5,3% de los votos: 2,5 millones de ciudadanos votaron a su favor.
Más de 60,9 millones de ciudadanos turcos fueron llamados a las urnas este domingo para elegir al presidente y a los miembros de la 28 legislatura.
Además, se eligieron a los 600 miembros de la Gran Asamblea Nacional (parlamento), por representación proporcional en 87 distritos electorales.
Disputaron estos escaños 24 partidos políticos y 151 candidatos a diputados independientes. Un partido necesita al menos el 7% de los apoyos para entrar en la asamblea legislativa.
En 2018, en las últimas elecciones presidenciales, Erdogan ganó en primera vuelta con más del 52,5% de los votos. Si esta vez tuviera que disputar una segunda vuelta, ya sería un revés para él.
Grandes multitudes se reunieron frente a los centros de votación en los que sufragaron Erdogan y Kilicdaroglu.
"Todos hemos extrañado mucho la democracia. Todos extrañamos estar juntos", dijo Kilicdaroglu después de votar en una escuela en Ankara, la capital, donde sus seguidores corearon "¡Presidente Kilicdaroglu!".
Erdogan dijo que la votación estaba en marcha "sin ningún problema".
"Tengo la esperanza de que después del conteo de la noche... habrá un futuro mejor para nuestro país, nuestra nación y la democracia turca", declaró, según informó la agencia de noticias DPA.
Erdogan llegó a la votación en un país golpeado por una crisis económica, con una moneda devaluada a la mitad en dos años y una inflación que superó el 85% en otoño.
El terremoto del 6 de febrero, que derrumbó decenas de miles de edificios y causó la muerte de al menos 50.000 personas y más de 3 millones de desplazados, puso en tela de juicio la omnipotencia de un megapresidente que centraliza todos los poderes.
Precisamente Erdogan ha señalado como uno de sus grandes logros la modernización de Turquía a través de la construcción, en la que basó su éxito durante su primera década en el poder, desde que era primer ministro.
Sin embargo el terremoto evidenció la corrupción de contratistas y autoridades, que otorgaron permisos de construcción que no cumplían las normas antisísmicas.
Turquía, país miembro de la OTAN, goza de una posición privilegiada entre Europa y Medio Oriente y es un actor diplomático importante.
Erdogan acusa a la oposición de cercanía con "terroristas", de ser "borrachos" y de defender los derechos LGBTQ, que según él son una amenaza para los valores familiares tradicionales.
En un intento por atraer a los votantes afectados por la inflación, aumentó los salarios y las pensiones y subvencionó las facturas de electricidad y gas, al tiempo que muestra la industria de defensa y los proyectos de infraestructura de cosecha propia de Turquía.
El mandatario amplió la alianza política de su gobernante Partido Justicia y Desarrollo, o AKP, con dos partidos nacionalistas para incluir un pequeño partido de izquierda y dos partidos islamistas marginales.
La Alianza Nacional de seis partidos de Kilicdaroglu promete desmantelar la forma de Gobierno presidencialista votada por estrecho margen en un referendo en 2017 y hacer que el país vuelva a tener una forma de Gobierno parlamentaria.
La alianza dice que va a restablecer la independencia del poder judicial y el banco central, instituir controles y equilibrios y revertir el retroceso democrático y la represión de la libertad de expresión y la disidencia bajo Erdogan.
Con información de Télam