Liz Truss: la ultraliberal promercado que la prensa británica compara con Margaret Thatcher

20 de julio, 2022 | 13.40

La secretaria de Relaciones Exteriores británica, Liz Truss, que logró hoy ubicarse en el tramo final entre los dos aspirantes a suceder a Boris Johnson, es una hábil usuaria de las redes sociales, liberal acérrima que propugna un retorno a la pureza ideológica de libre mercado y una minúscula intervención estatal en la economía, una política usualmente comparada con Margaret Thatcher, paralelismo que aprovecha para establecer un contraste con sus pares y multiplicar su popularidad.

Nacida como Mary Elizabeth Truss un 26 de julio de 1975 en Oxford, Inglaterra, hija de John Kenneth y Priscilla Mary Truss, desde temprana edad fue conocida por su segundo nombre.

La familia se mudó a Escocia cuando ella tenía cuatro años y Truss asistió a la escuela primaria West en Paisley, y luego a la escuela Roundhay, una escuela integral en el noreste de Leeds.

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Fue presidenta de los Demócratas Liberales de la Universidad de Oxford y miembro del comité ejecutivo nacional de su ala juvenil y estudiantil. También expresó sentimientos republicanos en un discurso en la conferencia de los Demócratas Liberales de 1994.

Integra el parlamento por la circunscripción de South West Norfolk desde las elecciones generales de 2010 y fue Secretaria de Estado para el Medio Ambiente, la Alimentación y los Asuntos Rurales desde 2014 a 2016, Secretaria de Estado para la Justicia y Lord canciller desde 2016 a 2017 y Secretaria Parlamentario del Tesoro desde 2017 a 2019.

Con sus padres, profesores ideológicamente de izquierda, asistió a innumerables marchas contra la guerra, la proliferación nuclear y contra Thatcher, pero su paso por la Universidad de Oxford marcó un brusco cambio en el que desarrolló una veneración por la apertura de mercados, la reducción del Estado en la vida pública y la libertad económica como emblema de sus decisiones, hasta el punto de llamar Liberty a su progenitora.

En 1996, con apenas 21 años, se unió al Partido Conservador durante uno de los más difíciles períodos de la formación conservadora que se enfrentaba al arrollador avance del Nuevo Laborismo encarnado por el por entonces altamente popular Tony Blair.

Permanentemente comparada con Thatcher por su radicalización ideológica, Truss no solo no elude la analogía, convencida de que le granjea simpatías y adherentes, sino que además saca a relucir los dichos de antiguos colaboradores, según los cuales cuando ella se empeña en algo, "lo único que la diferencia de un rottweiler es que el perro acaba soltando a su presa".

Los escándalos no han sido ajenos a su carrera política, entre ellos una relación extramatrimonial de 18 meses mantenida con un diputado tory, también casado, que dinamitó la relación del legislador, pero no la de Truss, que sobrevivió gracias a una pulsión resiliente que sin embargo no la salvó de la furia de los conservadores electores de su circunscripción de South West Norfolk.

Para su suerte, la historia ya casi no se recuerda, pero un discurso suyo en el congreso anual conservador de 2014 en el que condenó con un exceso de drama que el Reino Unido importase dos tercios del queso que consume y su frase "esto es una vergüenza" que circuló profusamente en redes la convirtió en carne de cañón para la proliferación de memes que aún son utilizados como argumento para cuestionar su idoneidad y capacitación, el gran talón de Aquiles que le imputan sus críticos.

En este punto, su reconocida habilidad con las redes sociales, en el que pone en evidencia su humor mordaz y una astuta originalidad para lanzar dardos a sus oponentes, también le trajo críticas entre sus propios compañeros de bancada, que rebautizaron las siglas en inglés de su cartera, DIT (Department for International Trade), como "Departamento de Instagram de Truss".

Su inicial apoyo a la continuidad en la Unión Europea en el referendo de 2016, que reemplazó después por una feroz militancia proBrexit, apenas le pasó factura, quizá porque fue menos ideológico que estratégico: sólo se trataba -aseguran tanto correligionarios como oponentes-, de estar del lado ganador.

Pero esa capacidad para reinventarse le permitió también concebir eficientes campañas a su favor, como el slogan ("In Liz We Truss", que mezcla su nombre y el lema de Estados Unidos "In God We Trust" (En Dios Confiamos), que se convirtió en un eslogan en un sector de los conservadores.

Con información de Télam