Suecia asumirá el 1º de enero la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) con la voluntad de frenar cualquier impulso proteccionista, pero esta decisión podría generar tensión con Alemania y Francia, que buscan endurecer la postura frente a Estados Unidos por su plan de subvenciones masivas. El nuevo Gobierno sueco tiene el desafío de despejar los interrogantes creados por la entrada en la coalición oficialista del ultraderechista partido Demócratas de Suecia (SD), gran vencedor de las elecciones legislativas de septiembre pasado y ahora integrante de la mayoría parlamentaria.
El SD, integrado por los partidos Moderados, Demócratas de Suecia, Democristianos y Liberales, que puso fin a ocho años de gobiernos de izquierda, dejó de reivindicar la salida de Suecia de la UE, pero las diferencias aparecen en algunos asuntos sensibles, como la inmigración.
El acuerdo de Tido (el castillo donde se negoció) entre los cuatro socios de la mayoría parlamentaria, determina que los legisladores del SD deberán ser informados de todas las decisiones del Ejecutivo relacionadas con la UE. Esto puede ser un problema según Göran von Sydow, director del Instituto Sueco de Estudios Europeos (Sieps), dado que "la mayor parte de los ministros y de sus más cercanos colaboradores tienen muy poca experiencia en reuniones europeas", informó la agencia de noticias AFP.
En otro orden, aparte de promover "la competitividad económica", el Gobierno sueco buscará mantener la unidad de los 27 países de la UE frente a la invasión rusa de Ucrania y defender los "valores fundamentales".
En tanto, Suecia -que no forma parte de la zona euro- "mantiene una relación bastante distante con Europa", indicó, por su parte, Sebastien Maillard, director del Instituto Jacques Delors, quien anticipó una presidencia semestral que "cumplirá con su deber" pero "sin poner demasiado celo" en ello y sin dar nuevos impulsos.
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Contrariamente a las dos últimas presidencias rotativas, que estuvieron al mando de Francia y de República Checa, no se prevé ningún encuentro de este tipo en los próximos seis meses. Antes, se habían dado las cumbres de Versalles y Praga. En cambio, las reuniones ministeriales se llevarán a cabo en un modesto centro de conferencias cerca del principal aeropuerto de Estocolmo.
Además, la voluntad sueca de reactivar las negociaciones de libre comercio con otros países y regiones podría verse limitada por la acción de Alemania y Francia, las dos principales economías del bloque, para elaborar una respuesta común al plan de reducción de la inflación (IRA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Ese programa, financiado con 420.000 millones de dólares, dedicado principalmente a la protección contra el cambio climático, prevé reformas y subvenciones para impulsar a las empresas radicadas en territorio estadounidense. En una visita reciente a Washington, el presidente francés, Emmanuel Macron, denunció el carácter proteccionista del IRA y el comisionado de Mercado Interno de la UE, Thierry Breton, advirtió que provocaría "distorsiones de la competencia, en detrimento de las empresas" del bloque.
Suecia adhirió a la UE en 1995 y esta será la tercera vez que ejerce la presidencia semestral del bloque, luego de 2001 y 2009. Aunque los partidos políticos suecos mantienen una postura proeuropea, pero el entusiasmo inicial decayó en los últimos años. De hecho, en 2003, el país nórdico rechazó por referendo adherir a la zona euro y actualmente dos suecos de cada tres siguen prefiriendo conservar su moneda, la corona sueca, según las encuestas de opinión.
Con información de Télam