Arabia Saudita y Estados Unidos quieren que "continúen las discusiones" entre los dos bandos que desde el 15 de abril se enfrentan en Sudán de cara a un nuevo alto el fuego "efectivo", tras las últimas treguas fallidas, declaró hoy el Gobierno saudita.
Según Arabia Saudita, los representantes del Ejército y de los paramilitares sudaneses todavía se encuentran en la ciudad saudita Yeda, a orillas del mar Rojo, donde las negociaciones están oficialmente suspendidas.
Los combates, que entran ya en su octava semana, siguen causando estragos en Sudán, sobre todo en Jartum, la capital, y el estado occidental de Darfur.
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"Arabia Saudita y Estados Unidos quieren que continúen las discusiones entre las dos delegaciones (sudanesas) para facilitar la ayuda humanitaria", dijo la Cancillería saudita en un comunicado.
En la nota, los dos mediadores reclamaron "un nuevo alto el fuego que sea aplicado de forma efectiva", tras las dos treguas anteriores que negociaron y que no fueron respetadas, informó la agencia de noticias AFP.
El miércoles pasado, el Ejército se retiró de las discusiones que debían conducir al establecimiento de corredores seguros para civiles y para el suministro de ayuda humanitaria.
Un día después, Estados Unidos y Arabia Saudita anunciaron que las conversaciones se habían suspendido.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, visitará Arabia Saudita del martes 6 al jueves 8 de junio.
Ayer, el Ejército sudanés dirigido por el general Abdel Fattah al Burhan y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) del general Mohamed Hamdan Daglo, reanudaron sus combates en el oeste de la capital del país, Jartum, y la vecina Omdurman, tras el último colapso de las conversaciones para prorrogar el precario alto el fuego establecido el mes pasado con los dos países mediadores.
Sudán está sumergido hace años en una grave crisis política y social que se vio agravada por los combates entre el Ejército y los paramilitares, que ya dejaron unos 1.800 muertos y más de 1 millón de desplazados y refugiados, según la ONU.
La situación es especialmente alarmante en Darfur, una región que aún se recupera de una cruenta guerra que comenzó en 2003 entre minorías étnicas y el gobierno del autocrático presidente de Omar al Bashir.
Bashir gobernó hasta 2019, cuando fue derrocado por una ola de protestas y sustituido por un gobierno civil de transición que en 2021 sufrió un golpe de Estado de la mano de los por entonces aliados Al Burhan y Daglo.
Con el tiempo ambos generales se fueron distanciando, en especial por el debate sobre integrar o no a las FAR en las Fuerzas Armadas.
Los dos cuentan con patrocinadores externos en el mundo árabe: Egipto apoya a Al-Burhan y Emiratos Árabes Unidos, a Daglo.
Ambos bandos se acusaron mutuamente de violar el alto del fuego, al igual que en las decenas de treguas acordadas desde el inicio de los combates, que se desarrollan con armas pesadas en zonas urbanas densamente pobladas.
El gobernador de Darfur del Oeste, uno de los estados o distritos de la región de Darfur, Khamis Abakar, advirtió hoy que la zona sufría una "anarquía total".
"Hombres armados se apoderaron de todo, y la situación está completamente fuera de control", alertó.
El gobernador de Darfur, Mini Minawi, antiguo líder rebelde ahora próximo al Ejército, denunció a su vez en Twitter los "saqueos" llevados a cabo por grupos armados.
También describió a Darfur como una "zona catastrófica" y pidió ayuda a la comunidad internacional.
Con 45 millones de habitantes y situado en el este de África, Sudán es uno de los países más pobres del mundo y registra ya dos guerras civiles en su traumática historia, situación susceptible de volver a repetirse en el actual contexto bélico.
Según el último parte del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), más de 150.000 personas abandonaron Sudán hacia otros países vecinos desde que estallaron los combates entre las dos facciones enfrentadas.
Antes del conflicto, Sudán tenía en su territorio a más de 1 millón de refugiados, en su amplia mayoría procedentes del fronterizo Sudán del Sur, que se declaró independiente de la parte norte en 2011 a cabo de una guerra civil.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que entre 2 y 2,5 millones de personas podrían empezar a pasar hambre en los próximos meses, lo que implicaría que más de 19 millones, dos quintas partes de la población, padecerán inseguridad alimentaria a corto y medio plazo.
Con información de Télam