El papa Francisco se reunió con representantes de los más de dos millones de desplazados internos de Sudán del Sur, abogó por que puedan volver a "vivir de manera digna" e instó a los dirigentes a poner fin a la espiral de odio y violencia que sacude al país, en el penúltimo de los seis días de su gira por África, que lo llevó antes a República Democrática del Congo (RDC). "No puede haber futuro en los campos para desplazados (...) se necesita que todos los jóvenes tengan la posibilidad de ir a la escuela y también el espacio para jugar al fútbol", afirmó Francisco desde el centro de convenciones Freedom Hall, en Yuba, la capital del país más joven del mundo durante su tercera visita al continente.
Francisco, que planeaba visitar uno de estos campos, pero no lo pudo hacer por sus problemas de movilidad, llamó a los asistentes a "crecer como sociedad abierta, mezclándose, formando un único pueblo, atravesando los desafíos de la integración, también aprendiendo las lenguas habladas en todo el país y no sólo en la propia etnia", informó Vatican News.
"Es absolutamente necesario (...) evitar la marginalización de grupos y la segregación de seres humanos", afirmó antes de llamar a "cesar el conflicto y retomar seriamente el proceso de paz para que finalicen las agresiones y la gente pueda volver a vivir de manera digna". Este país, de mayoría católica y unos 12 millones de habitantes, se independizó en 2011 de Sudán, de mayoría musulmana, y entre 2013 y 2018 sufrió una guerra civil que dejó 380.000 muertos.
Pese a un acuerdo de paz firmado en 2018, la violencia persiste y el país contaba en diciembre con 2,2 millones de desplazados, según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA): "No podemos esperar más. Un gran número de niños nacidos en estos años sólo ha conocido la realidad de los campos para desplazados, olvidando el ambiente del hogar, perdiendo el vínculo con la propia tierra de origen, con las raíces, con las tradiciones", subrayó el Pontífice, de 86 años.
"Lamentablemente, en este país martirizado, ser desplazado o refugiado se ha convertido en una experiencia normal y colectiva", afirmó Francisco tras haber escuchado los testimonios de tres jóvenes. "Estoy con ustedes, sufro por ustedes y con ustedes", les dijo el Papa.
El jefe de la Iglesia católica estimó que las mujeres son "la clave" de la transformación y que "si reciben las oportunidades adecuadas (...) tendrán la capacidad de cambiar el rostro de Sudán del Sur". "Ruego a todos los habitantes de estas tierras: que la mujer sea protegida, respetada, valorada y honrada", añadió.
Antes de ese encuentro, Francisco asistió a la catedral de Santa Teresa, donde invitó a obispos, sacerdotes y religiosos católicos "caminar en medio del sufrimiento y las lágrimas" y "ensuciarse las manos por la gente".
Acompañado por los jefes de las Iglesias de Inglaterra y Escocia, así como representantes de otras confesiones cristianas de Sudán del Sur, el pontífice subrayó que el camino "tortuoso" de la paz no puede ser postergado. Afuera de la Iglesia, unas 4.000 personas, según las autoridades, esperaron la llegada del Sumo Pontífice, muchos de ellos agitando banderas nacionales, en un ambiente festivo.
"Hemos venido aquí para recibir sus bendiciones. Todo es cuestión de paz. El papa Francisco ni siquiera puede caminar, pero viene aquí para animar a nuestros dirigentes", declaró a la agencia de noticias AFP John Makuei, de 24 años, que llegó antes del amanecer para no perderse este "día histórico".
El viernes, Jorge Bergoglio urgió a las autoridades políticas a adoptar acciones concretas en este país azotado por el hambre y la miseria y en el que conviven 60 grupos étnicos. "Las generaciones futuras honrarán o borrarán la memoria de sus nombres en base a cuanto ustedes hagan ahora", advirtió.
"Basta ya de sangre derramada, basta de conflictos, basta de agresiones y acusaciones recíprocas sobre quien haya sido culpable, basta de dejar al pueblo sediento de paz. Basta de destrucción, es la hora de la construcción", exhortó. La Iglesia católica juega un papel clave en las zonas sin servicios gubernamentales y donde los trabajadores humanitarios suelen ser víctimas de ataques, cuando no mueren de forma violenta.
La ONG Human Rights Watch instó este viernes a los dirigentes religiosos a presionar a las autoridades para "resolver la crisis actual de los derechos humanos en el país y la impunidad generalizada".
Por su parte, tras su encuentro con el papa, el presidente, Salva Kiir, anunció en un decreto que indultaba a 71 presos, 36 de ellos condenados a muerte, pero sin dar más detalles. En 2019, un año después de la firma del acuerdo de paz, Francisco recibió en el Vaticano a Kiir y al vicepresidente, Riek Mashar, a quienes, de rodillas, les suplicó que hicieran las paces, un gesto simbólico que marcó a los habitantes del país.
Gira de Francisco por África
Sudán del Sur es la segunda y última etapa de esta tercera gira de Francisco por África subsahariana. El Papa concluirá su visita el domingo con una misa al aire libre en la que se espera la presencia de miles de personas. El viaje comenzó el martes en República Democrática del Congo (RDC), donde condenó las "crueles atrocidades" perpetradas desde hace décadas por grupos armados, que dejaron cientos de miles de muertos y millones de desplazados.
Esta gira debía realizarse en julio de 2022, pero fue aplazada debido a sus problemas de salud, que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas.
Durante el viaje del Papa, los rebeldes del Frente de Salvación Nacional (NAS, por sus siglas en inglés) perpetraron un ataque que dejó al menos 27 muertos y dos heridos en el condado de Kajo-keji (Ecuatoria Central, Sudán del Sur). El atentado, que se conoció por medios locales, tuvo como objetivo a supuestos ganaderos del condado de Bor que habían asesinado a 21 lugareños para vengar a su vez a seis correligionarios abatidos por miembros del NAS, informó el comisionado de la región, Phanuel Dumo Jame Lokajasuk.
Con información de Télam