Acnur advierte sobre crisis de desplazados en campos de refugiados de África

18 de junio, 2023 | 12.22

Un reciente informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reportó que los campos de refugiados de África están al borde de sufrir una catástrofe humana y sanitaria.

El campo de refugiados de Dadaab, ubicado a 100 kilómetros de la frontera entre Kenia y Somalia, es el más grande del mundo, y en los cinco enclaves que lo componen sobreviven en condiciones inhumanas más de 320.000 personas, la mayoría de ellas, provenientes de la vecina Somalia.

El cambio climático provocó una sequía de cinco temporadas, sin parangón en las últimas décadas, que mató a la mayoría de los árboles frutales que alimentaban a la población, así como los cultivos.

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A eso se le suman una serie de inundaciones devastadoras y la violencia yihadista que asola Somalia desde hace años como las principales causas que, según el informe, provocaron el desplazamiento de más de 110.00 somalíes a Kenia sólo en los últimos dos años.

El camino hacia los campos de refugiados es tan duro, que muchos niños mueren de hambre y sed antes de llegar a destino.

Las instalaciones se han visto desbordadas, lo que provocó un grave hacinamiento, que afecta a las condiciones de salubridad y al suministro de agua potable.

Las ya de por sí precarias condiciones del campo de Dadaab fueron incapaces de asumir este aumento de la población.

Las actividades diarias relacionadas con el uso de agua (consumo, saneamiento, gestión de residuos) se vieron limitadas, provocando un brote de cólera que ya afecta a unas 2.800 personas, según ha podido estimar la ONG Médicos sin Fronteras (MSF) en un último informe.

"Ya hemos visto el peor brote de cólera en cinco años, y el riesgo de que estallen otras epidemias es alto. Si esto ocurre, superaría la capacidad médica en los campos, con consecuencias potencialmente catastróficas", alertó el director de MSF en Kenia, Hassan Maiyaki.

Actualmente, los campos de Dagahaley, Ifo y Hagadera acogen a más de 245.000 personas registradas, y muchas de ellas vivieron en los campos durante más de tres décadas.

Los campos también albergan a más de 124.000 refugiados sin registrar.

Esta saturación generó un déficit de los servicios esenciales y una saturación de los servicios de aseo y saneamiento.

Esto provoca que casi la mitad de la población de estos tres campos no tengan ni siquiera acceso a letrinas.

"Es cuestión de tiempo que veamos estallar otras epidemias en los campos como la hepatitis E", alerta la coordinadora de MSF en Kenia, la doctora Nitya Udayraj.

El Gobierno de Kenia, además de las campañas de vacunación contra el cólera, anunció la apertura de un nuevo campo, Ifo 2, en un intento de aliviar la sobresaturación de los otros tres.

Si bien la medida fue aplaudida, Maiyaki advirtió de que todos los esfuerzos que vayan destinados en este sentido deben priorizar una "importante" inversión en agua, servicios de saneamiento e higiene para garantizar un mínimo de condiciones habitables para las personas refugiadas.

Además de los refugiados, el país del Cuerno de África tiene más de un millón de desplazados internos que se han visto forzados a dejar sus hogares en apenas medio año por esta combinación mortal de clima extremo y violencia.

En enero y mayo de 2023, unas 408.000 personas huyeron de las inundaciones, mientras que 312.000 lo hicieron por la sequía, según cifras de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), informó la agencia de noticias Europa Press.

No obstante, Kenia no es el único país de la región que hace frente a la huida de ciudadanos somalíes.

Etiopía, inmerso también en sus propios conflictos internos, también se convirtió en centro de refugio para miles de estas personas, con la dificultad añadida de la falta de financiación cada vez mayor y los estragos que también dejó una sequía severa.

Acnur estima que unas 100.000 personas se vieron forzadas a dejar sus hogares, huyendo de la violencia, de las cuales más 20.000 han sido reubicados junto al Gobierno etíope y la agencia de la ONU en un nuevo asentamiento en Mirqaan, a unos 50 kilómetros de la frontera, mientras que el resto, y a pesar de los escasos recursos locales fueron acogidas por las comunidades de alrededor.

La falta de recursos sigue siendo el principal problema al que se enfrentan los organismos internacionales a la hora de poder ayudar a todas estas personas.

Acnur lamentó que sólo se haya podido recaudar el 2% de un total de 116 millones de dólares que se ha solicitado a la comunidad internacional para poder hacer frente a esta crisis.

"Los recursos son simplemente insuficientes", expresó el representante de esta oficina de la ONU en Etiopía, Mamadou Dian Balde.

"Estamos al borde de una crisis con más sufrimiento humano si no logramos brindar el apoyo que tanto se necesita (...) No podemos olvidarnos de ellos y de las generosas comunidades que han abierto sus puertas", reclamó Balde.

Con información de Télam

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