Fiel representante de una clase política que suele arriesgar y sorprender a propios y a extraños, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, imprimió hoy una nueva dinámica y cambió el tono de la discusión política en el país con su llamado a elecciones anticipadas, como contraataque a la debacle electoral sufrida ayer por su Partido Socialista (PSOE).
Debilitado por cinco intensos años en el poder, marcados por la crisis de la pandemia de Covid y las turbulencias económicas ligadas a la guerra en Ucrania, este socialista de 51 años lanzó una sorpresiva propuesta considerada como una jugada maestra o un último recurso que se podría ilustrar con el manotazo de un ahogado, según quien lo califique.
"La alternativa era seis meses de sangría del Gobierno o jugársela al todo por el todo, típico de Pedro Sánchez", evaluó a AFP Oriol Bartomeus, politólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona.
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Paloma Román, de la Universidad Complutense de Madrid, añadió que tras la decisión "hay un cálculo estratégico", ya que los socialistas todavía "se pueden mantener en un nivel" correcto hasta julio.
Para Sánchez, quien pasó de ser un joven político casi desconocido a hacerse con las riendas del partido más antiguo de España en 2014 -y presidente del gobierno cuatro años después- es un nuevo giro inesperado en su carrera.
Nacido el 29 de febrero de 1972 en una familia acomodada, Sánchez, jugador de básquetbol en su juventud y graduado en Economía, fue dado por muerto políticamente después de haber cosechado en 2015 y 2016 los peores resultados del Partido Socialista en su era moderna.
Una rebelión interna lo desbancó, pero seis meses después estaba de vuelta gracias a los militantes, tras ganar unas primarias en las que recorrió España con su propio automóvil.
Y, apoyado en su ya famosa tenacidad, en junio de 2018 volvió a hacer historia: con el apoyo de la izquierda de Podemos y nacionalistas catalanes y vascos, lideró la primera moción de censura exitosa en democracia y sacó del poder al conservador Mariano Rajoy, hundido por un escándalo de corrupción en su partido.
En el Partido Socialista desde adolescente, Sánchez ha tenido que hacer de equilibrista para mantenerse en el poder estos últimos cinco años.
Su frágil mayoría parlamentaria, apodada "Frankestein" por sus detractores por su heterodoxia, estalló en febrero de 2019 y lo obligó a convocar a elecciones, las cuales se tuvieron que repetir unos meses después a falta de apoyos suficientes para formar gobierno.
Forzado a pactar a principios de 2020 con sus rivales a la izquierda, Podemos, cuando pocos meses antes decía que no podría dormir tranquilo en caso de compartir gobierno con ellos, a partir de entonces promovió un paquete de reformas netamente de izquierda.
Sánchez, que causó sensación al nombrar el gabinete con más mujeres de la historia del país, aumentó un tercio el salario mínimo en cinco años y logró aprobar una reforma laboral destinada a combatir los contratos precarios.
Llegado al poder tras el fallido intento de independencia de Cataluña en 2017, inició un diálogo con los independentistas a quienes hizo concesiones, consideradas inaceptables por la oposición de derecha.
También obtuvo luz verde para una ley para resarcir la memoria de las víctimas de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), cuyos restos fueron exhumados de un faraónico mausoleo en las afueras de Madrid donde reposaban.
Siempre impecablemente vestido, con dominio del inglés y el francés, algo no del todo habitual en otros políticos españoles, este antiguo integrante del gabinete del alto representante de la ONU en Bosnia y presidente de la Internacional Socialista desde el año pasado, logró dar mayor visibilidad a España en el ámbito Europeo.
Con información de Télam