Más de 3.200 objetivos militares fueron destruidos durante la invasión militar que Rusia inició el 24 de febrero pasado en Ucrania, anunció hoy el Ministerio de Defensa ruso.
El portavoz del ente, general mayor Ígor Konashenkov, precisó en una conferencia de prensa que "en lo que dura la operación (que entra hoy en su décimosexto día), han sido inutilizados 3.213 objetivos de infraestructura militar de Ucrania, entre ellos 98 aviones, 118 aparatos aéreos no tripulados, 1.041 carros de combate y blindados, 113 lanzacohetes múltiples, 389 sistemas de artillería y morteros y 843 vehículos militares".
El último reporte oficial, difundido ayer, había confirmado que el total de objetivos destruidos llegaba a 2.911, recordó la agencia de noticias rusa Sputnik.
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Durante las últimas 24 horas, según Konashenkov, los aviones de combate y sistemas antiaéreos rusos derribaron tres helicópteros ucranianos Mi-24 y ocho drones, entre ellos cinco Bayraktar TB2 de fabricación turca.
Un total de 107 objetivos fueron impactados desde el aire, incluyendo seis puestos de mando y centros de comunicaciones, 14 depósitos de municiones, combustible y lubricantes y 11 aglomeraciones de material bélico.
Dos ataques lanzados esta mañana con armas de largo alcance y alta precisión, según Konashenkov, dejaron fuera de servicio el aeródromo militar de Lutsk, en el noroeste de Ucrania, y el de Ivano-Frankovsk, en el suroeste.
El portavoz de Defensa comunicó además que las tropas propias que operan en la región separatista de Donetsk, de población ucraniana pero rusoparlante que Moscú reconoce como independiente y con la denominación de República Popular de Donetsk (RPD), avanzaron seis kilómetros en el último día y tomaron varias localidades, entre ellas Volnovaja.
Un vocero de la milicia separatista admitió en las últimas horas que hasta 40 por ciento del territorio de Donetsk sigue bajo control de las fuerzas ucranianas.
"Entre un 35 y un 40 por ciento", precisó el portavoz Eduard Basurin, en una entrevista con el canal Rossiya 24.
Al rebelarse en 2014 contra el gobierno de Kiev, tanto Donetsk como la vecina Lugansk -ambas de población de tradición cultural e idioma rusos- se proclamaron en sendos referendos como independientes, pero no controlaron más que un tercio de este territorio en los últimos ocho años.
Para ello se apoyaron en los Acuerdos de Minsk de 2014 y 2015, que obligaban al Gobierno de Ucrania a darles autonomía regional y permitirle sus propias elecciones, cuestión que Kiev nunca respetó y que fue el origen del actual conflicto entre ambas exrepúblicas soviéticas.
Con información de Télam