El patriarca ortodoxo Kirill, cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, no viajará finalmente a Kazajistán el mes que viene para participar de un encuentro interreligioso y ecuménico al que asistirá el papa Francisco, por lo que se vuelve a posponer la esperada nueva reunión entre los dos líderes más importantes del cristianismo.
Tras semanas de indefinición, el Patriarcado de Moscú, que representa a más de 150 millones de ortodoxos rusos, anunció ayer que Kirill (o Cirilo) no viajará al país de Asia Central para participar del VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales que se celebrará en la capital Nur-Sultán el 14 y 15 de septiembre.
Kirill, defensor de la invasión rusa a Ucrania iniciada el 24 de febrero, enviará a su "canciller", el metropolita Antonio, quien fue recibido por Francisco hace dos semanas en el Vaticano.
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Con la confirmación dada por Antonio a medios rusos de que Kirill no participará del encuentro interreligioso, vuelve a posponerse una posible reunión entre el líder ortodoxo y el Papa, que ya habían suspendido un encuentro previsto para junio en Jerusalén.
En febrero de 2016, el Papa y Kirill se reunieron en La Habana en lo que fue el primer acercamiento en casi 1.000 años entre las máximas autoridades cristianas y católicas desde el cismo de 1054.
Francisco, que había planteado en una charla con jesuitas, esperaba "poder saludar" a Kirill más allá de las diferencias entre ambos por la invasión rusa, "y conversar un poco con él como pastor".
Kirill, a cargo de una Iglesia con casi 200 millones de fieles, se mostró desde el inicio de la invasión rusa con posiciones de defensa de la guerra, que llevaron a que el Papa le pidiera que no se convierta en un "monaguillo de Putin" durante una conversación a través de la aplicación Zoom que tuvieron en marzo, según planteó luego el pontífice.
Francisco viajará a Kazajistán el mes que viene para participar de la séptima edición de un encuentro de líderes religiosos organizado por el Gobierno de Nur-Sultán.
Antonio de Volokolamsk, de 37 años y exsecretario personal de Kirill, reemplazó en junio al hasta entonces responsable de exteriores del Patriarcado, el metropolita HIlarion.
Hilarion, que desde el inicio del conflicto mantuvo una leve distancia de las posiciones radicalizadas a favor del conflicto que mostraba Kirill, pasó a desempeñarse como administrador de la diócesis ortodoxa húngara de Budapest, en medio del acercamiento del premier de ese país europeo, Viktor Orban, a las posturas rusas.
Francisco y Kirill hablaron a mediados de marzo, en medio de la guerra, en una conversación que encontró el rechazo papal a cualquier justificación del conflicto.
"En un tiempo también se habló en nuestras Iglesias de guerra santa o guerra justa. Hoy no podemos hablar así. Se ha desarrollado la conciencia cristiana de la importancia de la paz", planteó Francisco para desactivar las justificaciones ortodoxas.
Con información de Télam