En un revés para el Gobierno del Reino Unido, dos cruceros adquiridos para alojar a solicitantes de asilo fueron devueltos a sus propietarios después de no poder encontrar lugar para atracar en los puertos Edimburgo y Liverpool y tras ser rechazados por los operadores.
Los barcos, que estaban destinados a albergar a 1.000 solicitantes de asilo, son parte de un polémico plan para utilizar cruceros como alojamiento temporal, según informó la cadena de Televisión Sky News.
El primer ministro Rishi Sunak reafirmó la decisión del Gobierno de seguir adelante con el proyecto citando las elevadas facturas de hotel que debe afrontar el Estado británico para solventar los alojamientos de quienes llegan al Reino Unido en embarcaciones precarias que cruzan el Canal de la Mancha, que alcanzan los seis millones de libras esterlinas por día.
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Aparte de estas dos embarcaciones existe una tercera, una barcaza bautizada como Bibby Stockholm, con capacidad para alojar a 500 personas, que logró anclar en Dorset, al sudoeste.
La llegada de la embarcación generó intensas protestas y enfrentamientos entre grupos.
Los defensores de los derechos de los inmigrantes criticaron la iniciativa, calificando el alojamiento en barcos como inhumano, mientras que algunos residentes locales y grupos que se oponen a la inmigración expresaron temores de seguridad y de agotamiento de recursos.
Al ser consultado sobre los barcos devueltos, un portavoz oficial de Sunak indicó que las discusiones continúan respecto de la provisión de instalaciones y sitios de alojamiento adicionales.
Los operadores del puerto en Liverpool y Edimburgo rechazaron los planes del Gobierno.
El líder del consejo de Edimburgo Cammy Day se opuso a lo que describió como una "prisión flotante" para los solicitantes de asilo.
Similares problemas surgieron en la Isla de Portland, Dorset, donde la llegada del Bibby Stockholm generó confrontaciones entre manifestantes opuestos a su presencia.
Mientras tanto, el Ministerio del Interior se comprometió a seguir analizando todas las opciones disponibles para proporcionar alojamiento a los solicitantes de asilo que representen un mejor valor para el contribuyente británico que los hoteles caros.
Sin embargo, no se confirmó cuánto pagó el Gobierno por las embarcaciones antes de devolverlas a su propietario.
El Gobierno expresó su preocupación por el creciente volumen de embarcaciones pequeñas que llegan al país, argumentando que causó un aumento constante en el número de solicitudes de asilo pendientes de procesar por el Ministerio del Interior. Según los datos oficiales, al finalizar 2022, específicamente el 31 de diciembre, había un total de 132.200 solicitantes principales que aún aguardaban una decisión inicial sobre su solicitud de asilo.
Al comienzo de la semana el Parlamento británico aprobó una polémica ley sobre inmigración que pretende frenar el flujo de inmigrantes que llegan de forma ilegal a Reino Unido y negarles la opción de solicitar asilo.
Con información de Télam
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