Lizz Truss se convirtió este martes en la tercera mujer primera ministra del Reino Unido. La ex ministra de Relaciones Exteriores apostó a hacer una campaña fuerte para disputarle votos a su rival, Rishi Sunak, ex ministro de Economía y Finanzas, apelando al conservadurismo más radical que incluyó todo un trabajo sobre su apariencia física y su discurso para mimetizarse con Margaret Thatcher.
"Creo firmemente que en estos tiempos graves tenemos que ser radicales", dijo Truss en una carta que publicó en un diario británico para pedir el voto de los miembros del Partido Conservador. Y agregó: "Guiaré al pueblo británico a través de la tormenta económica con mi plan claro y verdaderamente conservador".
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La dirigente de 47 años, que comenzó su carrera en las filas de los Liberal Demócratas para luego pasarse al Partido Conservador, se enfrentará a no pocos desafíos: asume como primera ministra con una inflación que es del 10 por ciento y que tiene una proyección del 13 para fin de año, con gran parte los sindicatos en las calles denunciando el encarecimiento del costo de vida y con una población profundamente desentusiasmada con el Partido Conservador.
En este sentido, la semana pasada una encuesta de Ipsos reveló que el 51 por ciento de los británicos apoyan que se convoque a elecciones antes de fin de año y solo un 20 por ciento opina lo contrario. Incluso entre quienes votaron por los conservadores en 2019 un 40 por ciento apoyó que más allá la elección de la nueva primera ministra apoya un llamado a elecciones generales; por el contrario el 34 por ciento de quienes apoyaron a los tories se opuso. Entre las razones que esgrimen quienes sostuvieron la necesidad de llamar a elecciones apareció en primer lugar el alto costo de vida.
"Hay muy poco entusiasmo con la elección y la consagración de Truss como primera ministra", opinó en diálogo con El Destape, Daniel Ozarow, profesor de la Universidad de Middlesex, y atribuyó la falta de entusiasmo a que para los británicos ni Truss ni Sunak entienden el "sufrimiento cotidiano" de los ingleses.
Sin un plan económico claro
Luego de conocerse los resultados que dieron a Truss como ganadora por una diferencia de 20.987 votos frente a Sunak, la flamante primera ministra dio una conferencia breve donde dejó algunas puntas de lo que será su gestión.
Truss mencionó que va a actuar de manera rápida para frenar la suba de las tarifas de la energía, que en los últimos meses aumentaron más de un 80 por ciento, a la par que buscará reducir varios impuestos. "Por ahora no hay mayor definición sobre las políticas que va a tomar", apuntó el profesor de la Universidad de Middlesex y agregó que en las últimas horas trascendieron versiones sobre una posible medida de Truss que buscaría congelar los costos de producción de energía pero no ayudando de manera directa a los usuarios sino a las empresas de electricidad.
"Es posible que avance con una propuesta para subvencionar el costo de la energía haciendo préstamos a las grandes corporaciones energéticas, es decir, no regulando el mercado sino ayudando a los sectores empresarios: una salida bien propia del conservadurismo tradicional", explicó Ozarow y adelantó que esta medida podría estar dentro del paquete que será anunciado el próximo jueves.
Además -sostuvo Ozarow- Truss se manifestó a favor de quitar el impuesto ecológico (green levy), que es una de las herramientas que tiene el Gobierno para desalentar las fuentes de contaminación y emisión de carbono, y a dar marcha atrás con el último aumento que se hizo sobre le Seguro Nacional, la seguridad social británica. "Truss insiste con un discurso sobre devolverle plata al bolsillo de la gente, bajando los impuestos, pero lo que el público no tiene claro es cómo va a ser para enfrentar la inflación y la crisis energética", agregó el profesor.
El Brexit y la postura frente a Ucrania
En su escueta comunicación luego de conocer los resultados, Truss dejó en claro dos posturas: felicitó a Johnson por haber logrado el acuerdo del Brexit y por haberse "enfrentado" al presidente de Rusia, Vladimir Putin. Su postura frente al acuerdo para abandonar la Unión Europea fue uno de los movimientos que le hicieron ganarse el moto de "camaleón" porque cuando comenzó a discutirse la salida, Truss estuvo a favor de mantenerse dentro de la comunidad y hasta hizo campaña en contra. "Pero ahora está muy a favor del Brexit y se refiere al hecho como 'una decisión tomada por el pueblo'", explicó Ozarow. De hecho fue inmediata la reacción de líderes europeos que la felicitaron y pidieron "trabajar en conjunto".
Otro de los puntos sensibles es el acuerdo entre Reino Unido e Irlanda del Norte, luego de que Johnson presentara un proyecto de ley para crear un "carril verde" que eximiría de controles aduaneros a los bienes procedentes de Gran Bretaña destinados al consumo en Irlanda del Norte. Ese texto generó rechazó en la comunidad europea que lo leyó como una violación al acuerdo del Brexit. "Ella se manifestó a favor de mejorar la relación hoy bastante rota con la Unión Europea sobre el acuerdo con Irlanda del Norte", dijo el profesor de la Universidad de Middlesex.
Todavía como canciller, Truss se metió de lleno con un actor que ha tomado la escena británica en los últimos meses: los sindicatos. En más de una oportunidad dijo que haría "todo lo que esté a su alcance” para garantizar que la “acción militante” de los sindicatos ya no pueda “paralizar” la economía. Además adelantó que en caso de convertirse en la nueva primera ministra impulsaría una batería de leyes en contra del sindicalismo; entre ellas destacó que modificaría el período mínimo de preaviso para realizar un paro, pasando de dos semanas a cuatro semanas y que impedirá que los sindicatos puedan realizar movilizaciones en el período de seis meses posteriores a una elección.