Liz Truss renunció este jueves como primera ministra del Reino Unido tras solo 44 días en el cargo, luego de haber estado durante las últimas semanas en la cuerda floja por tener que dar marcha atrás con su plan económico y perder el apoyo de buena parte del partido Conservador. Permanecerá en el cargo hasta que los tories elijan quién será su sucesor, la semana que viene.
La propia Truss anunció su renuncia al cargo este jueves al las 9:33 de la mañana en Argentina (13:33 en el Reino Unido) con un breve discurso frente a 10 Downing Street. "No puedo cumplir con el mandato para el cual fui electa", reconoció la premier al explicar frente a las cámaras las razones de su dimisión.
"Llegué al cargo en un tiempo de gran inestabilidad económica e internacional. Familias y empresas estaban preocupadas por cómo pagar sus impuestos. La guerra ilegal de Putin en Ucrania amenazó la seguridad de nuestro continente y el país fue afectado por demasiado tiempo por un bajo crecimiento económico", agregó Truss.
"Fui electa por el Partido Conservador con el mandato de cambiar esto, basándonos en los impuestos a la energía y en recortar el national insurance (un tipo de impuesto a las empresas). Reconozco que, dada la situación, no puedo cumplir con el mandato para el que fui electa. Por lo tanto, he hablado con Su Majestad el Rey para notificarlo de que renuncio como líder del Partido Conservador", explicó la premier renunciante.
"Esta mañana hablé con el jefe del Comité 1922 (como se denomina al grupo parlamentario del Partido Conservador), Sir Graham Brady, y acordamos que habrá elecciones de líder que se harán en el transcurso de la semana que viene. Esto asegurará que permaneceremos en el camino de cumplir con nuestro plan y mantener la estabilidad económica y la seguridad nacional del país. Permaneceré como primera ministra hasta que un sucesor sea elegido", cerró Truss.
Según el sistema parlamentario del Reino Unido, el Partido Conservador tiene mandato de gobierno hasta las próximas elecciones, a celebrarse en 2024. Por lo tanto, queda en sus manos la elección del primer ministro y deberá elegir ahora al sucesor o sucesora de Truss.
Aun así, en vista de la situación de inestabilidad política el oficialismo podría resolver adelantar los comicios, lo que de hecho ya fue reclamado este mismo jueves por el líder del partido Laborista, Keir Stramer, quien pidió elecciones "de inmediato".
La crisis que derivó en la renuncia de Truss
La crisis del gobierno de Truss comenzó cuando presentó el 23 de septiembre un controvertido paquete de medidas que mezclaba importantes ayudas públicas a las facturas energéticas y recortes de impuestos, pero no incluía nada para financiarlo más allá de engordar la ya muy abultada deuda pública británica.
Tras conocerse el plan, la libra cayó a su nivel más bajo histórico y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se habían disparado y el Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para impedir que la situación no llegara a una crisis financiera.
Frente a esa reacción de los mercados, el canciller de la Hacienda (equivalente al ministro de Economía) y responsable del plan, Kwasi Kwarteng fue despedido. Su reemplazante, el exministro de Salud, Jeremy Hunt, no solo dio marcha atrás con el paquete de medidas y socavó el poder real de Truss, sino que además anunció una suba de impuestos y recortes en el gasto público, generando aún más el descontento en la población.
La crisis se agravó el último miércoles cuando la ministra del Interior, Suella Braverman, renunció a su cargo y cada vez más parlamentarios conservadores salieron a pedir públicamente la renuncia de Truss, quien finalmente anunció su dimisión este jueves.