(Por Camil Straschnoy) Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciaron esta semana el desarrollo de nuevos submarinos de propulsión nuclear en el marco de Aukus, un pacto que levanta controversias por la tensión que genera con China, el antecedente que crea en la lucha por la no proliferación de armamento atómico y su impacto medioambiental
El presidente estadounidense, Joe Biden, y los primeros ministros de Reino Unido y Australia, Rishi Sunak y Anthony Albanese, revelaron el lunes pasado en San Diego (California) el primer avance concreto del convenio firmando en 2021 y que aumentará la influencia de Occidente en la seguridad de la región del Indo-Pacífico.
Los aliados anunciaron que Australia adquirirá a EEUU hasta tres submarinos nucleares de la clase Virginia durante la década de 2030, con la posibilidad de comprar dos más, para luego producir junto al Reino Unido una generación nueva que será bautizada como "SSN-Aukus".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Este relanzamiento, que convierte a Australia en la séptima nación del mundo con sumergibles nucleares, fue criticado por China al argumentar que fomentará la confrontación en Asia, como también por grupos pacifistas y medioambientales que alertan de los peligros de este tipo de tecnología, que por primera vez estará en manos de un país que no tiene armas nucleares.
- Aukus, un acuerdo militar que no es una OTAN del Pacífico
Aukus (acrónimo de las siglas en inglés de los países participantes) fue anunciado en septiembre de 2021 y en su nacimiento provocó una crisis diplomática con Francia, que vio como quedó cancelado un contrato entre la firma local Naval y Australia para el desarrollo de submarinos convencionales.
Es un acuerdo técnico para compartir tecnología, indicó a Télam John Blaxland, profesor de Seguridad Internacional y Estudios de Inteligencia en la Universidad Nacional Australiana y, en ese sentido, aclaró que no es una OTAN del Pacífico.
No hay mando ni cuartel general, diferenció y defendió el pacto: Australia tiene enormes zonas marítimas y los submarinos actuales son obsoletos para operar de forma sigilosa, ya que para hacer largas distancias tienen que salir a la superficie a recargar baterías y eso significa que van a ser detectados.
Necesitamos submarinos para nuestra defensa y los únicos que funcionarán para Australia ahora son los de propulsión nuclear, que pueden permanecer bajo el agua largos períodos y no ser detectados, apuntó.
El académico, que fue oficial del Ejército australiano, indicó que el acuerdo también beneficia a Reino Unido que necesita nuevos socios comerciales tras su salida de la Unión Europea y busca mantener la relación especial con Estados Unidos, mientras que la Casa Blanca obtiene submarinos aliados en el Pacífico para contrarrestar el peso de China en la región.
- China, en contra de la peligrosa alianza
En su primera reacción al relanzamiento de Aukus, China alertó que los tres países transitan por una vía errónea y peligrosa, pensando en sus propios intereses y menospreciando la preocupación de la comunidad internacional", según declaró el portavoz de la Cancillería, Wang Wenbin.
Durante el acto en San Diego, ninguno de los tres gobernantes mencionó al gigante asiático, aunque Biden afirmó que el acuerdo aseguraría que la zona Asia-Pacífico "siga libre y abierta", una fórmula que apunta a la voluntad de contrarrestar la influencia de Beijing en la región, principalmente ante la militarización en el mar de la China Meridional y la tensión con Taiwán.
Aukus acerca mucho más a Australia a la órbita militar estadounidense y a su creciente guerra fría con China. El pacto y estos submarinos suponen muchos peligros para Australia y la región, y todo el proyecto debería abandonarse, expresó en declaraciones a Télam Kate Hudson, secretaria general de la Campaña para el Desarme Nuclear del Reino Unido.
En sintonía, distintas organizaciones australianas que se oponen a la alianza realizaron protestas esta semana en ciudades como Sydney, Melbourne, Adelaida y la capital Canberra, al quejarse del aumento de la militarización y el costo del plan, unos 368.000 millones de dólares australianos (245.198 millones de dólares estadounidenses).
Aukus y los submarinos nucleares no son para la autodefensa de Australia, sino para proteger el dominio económico de EEUU en la región. Es una agresiva alianza bélica que sólo alimentará las tensiones, provocando una desastrosa guerra liderada por Estados Unidos contra China, indicaron en uno de sus panfletos.
Por el contrario, Blaxland afirmó que Aukus es resultado directo de la Diplomacia del Guerrero Lobo del presidente chino Xi Jinping, su comportamiento en el mar de la China Meridional y en el Pacífico Sur y la expansión exponencial de sus capacidades militares en los últimos años.
En ese marco, resaltó que el acuerdo militar tiene el apoyo de las dos agrupaciones políticas principales del país oceánico: el Partido Liberal (centroderecha) que firmó el pacto en 2021, cuando gobernaba, como el Laborista (centroizquierda), actualmente en el poder.
- Dudas sobre las salvaguardias nucleares
El Gobierno australiano aseguró que la adquisición de estos nuevos submarinos no contraviene los tratados internacionales contra la proliferación de armas nucleares, especialmente las obligaciones del Tratado sobre la No Proliferación Nuclear (TNP).
En ese sentido, destacó que está trabajando estrechamente con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia de la ONU que dirige el argentino Rafael Grossi y que tendrá el desafío de controlar que el material enriquecido usado como propulsión de las naves no sea desviado para construir un arma, sin dejar de respetar a su vez la confidencialidad de los operativos militares.
Desde una posición contraria al uso de sumergibles nucleares, Hudson enumeró los problemas graves que plantea esta tecnología militar: En primer lugar, está el riesgo para la seguridad humana y medioambiental que supone tener un reactor nuclear a bordo de un submarino que viaja por todo el mundo. Los posibles accidentes podrían tener repercusiones catastróficas."
"También está el problema de qué hacer con el reactor y el submarino cuando se desmantelen. Algunos de ellos serán altamente radiactivos, acotó.
El segundo problema es el riesgo de proliferación nuclear que plantea la transferencia de tecnología y material nuclear a un Estado no poseedor de armas nucleares, añadió en referencia a la inédita asistencia que recibirá Australia por parte de Washington y Londres.
Esto es ilegal según el TNP. Los reactores nucleares que alimentan los submarinos de propulsión nuclear de EEUU y el Reino Unido utilizan uranio altamente enriquecido, es decir, uranio apto para armamento. Por tanto, existe una gran preocupación internacional por los riesgos de proliferación, apuntó la activista.
De acuerdo al diario británico The Guardian, en realidad hay un vacío legal en el TNP que permitirá por primera vez la transferencia de material fisible y tecnología nuclear para usos considerados no militares, como la propulsión naval, desde un Estado que posee armas nucleares a uno que no las tiene, sin necesidad de controles internaciones.
Pese a estas preocupaciones, Blaxland aseguró que Australia estará sujeta a las disposiciones del OIEA.
Esa es una de las ventajas de ser una democracia liberal occidental: tenemos controles y equilibrios en nuestro sistema y un buen grado de transparencia, en particular con el OIEA, porque para nosotros su confianza es primordial, comentó.
China seguirá protestando, diciendo que no lo estamos incumpliendo, pero esa acusación carecerá de fundamento. Será un intento puramente malévolo de interferir en nuestro legítimo interés de defensa, exclamó.
Con información de Télam