Johnson: el abanderado del Brexit forzado a renunciar por su propio partido

07 de julio, 2022 | 10.13

El primer ministro británico, Boris Johnson, se ha caracterizado por ser un dirigente oportunista y contradictorio que cultivó a lo largo de su carrera una imagen de aristócrata extravagante y desaliñado y de antipolítico gracioso, luego de haberse hecho conocido como columnista antieuropeo y antes de sacar a su país de la Unión Europea (UE).

Johnson anunció hoy su renuncia al liderazgo conservador y, por ende, como premier, luego de que decenas de miembros de su Ejecutivo, entre ellos varios ministros, dimitieran tras conocerse que había promovido a un diputado pese a que estaba al tanto de acusaciones de acoso sexual en su contra.

El escándalo fue el más reciente de una larga lista que tuvo a Johnson como protagonista central.

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Quizás nada pinte mejor su personalidad que la siguiente anécdota. Convocado ya el referendo sobre el Brexit, dijo al entonces primer ministro David Cameron, su correligionario conservador, que iba a apoyar la salida de la UE, pero después le comunicó que dudaba y que quizás respaldaba la permanencia.

En el medio, escribió dos artículos para el diario The Daily Telegraph: uno a favor del Brexit y otro en contra. A último momento, ordenó guardar el primero y publicar el otro.

Alexander Boris de Pfefel Johnson, Al para su familia, nació el 19 de junio de 1964 en Nueva York. La familia se mudó a Bruselas, y desde allí Johnson fue enviado a Inglaterra a cursar el secundario, donde empezó a cultivar una personalidad excéntrica, aparentemente torpe.

Luego ganó una beca para estudiar en el colegio más elitista de Inglaterra, Eton, donde el joven Johnson se volvió aún más extravagante y comenzó a usar su nombre más distintivo, Boris.

En 1983 ingresó a la Universidad de Oxford a estudiar arte y literatura, y fue presidente del centro de estudiantes. Allí nació la idea del Boris seductor y el político camaleónico.

Apenas se graduó se casó con Allegra Mostyn-Owen y, gracias a sus conexiones, ingresó como periodista al diario The Times. La estrella de Eton y Oxford inventó una cita en una nota. Los editores se enteraron y lo echaron.

Sus contactos le permitieron entrar al Daily Telegraph, que lo nombró corresponsal en Bruselas. En los siguientes cinco años se hizo muy conocido con sus notas críticas de la UE, distorsionando hechos y mintiendo.

En 1994 volvió a Londres y fue ascendido a columnista político en jefe del Telegraph. Cuatro años después se hizo famoso con una aparición políticamente incorrecta en un programa de TV, sacudiendo su desaliñado flequillo rubio.

A partir de allí quiso capitalizar su fama para lanzar su carrera política, pero en 1999 fue nombrado editor del semanario The Spectator con la condición de renunciar a sus ambiciones políticas. Sin embargo, dos años después fue elegido diputado, tras haber prometido renunciar al Spectator, donde siguió cuatro años más.

Durante sus años de editor tuvo aventuras con varias de sus subalternas pero lo negó ante el líder del Partido Conservador Michael Howard. Al ser despedido del Spectator por deshonesto, insistió en que mentir era aceptable, e incluso deseable.

Las noticias de más relaciones extramatrimoniales no ayudaron, y cuando Cameron fue elegido líder de la oposición, lo rechazó como miembro de su gabinete. Entonces puso sus ojos en la alcaldía de Londres, y fue electo en mayo de 2008.

Nombramientos apresurados terminaron en destituciones, renuncias, acusaciones de mentiras y racismo. Pero en 2012 fue reelecto, y se hizo mundialmente conocido durante los Juegos Olímpicos de Londres de ese año al quedarse atascado adrede en una tirolesa, con casco y dos banderas inglesas.

En mayo de 2015 fue reelecto al Parlamento en una elección en la que el Partido Conservador obtuvo su primera mayoría clara desde la década de 1990. En paralelo, conservó su puesto como alcalde de Londres hasta mayo de 2016.

Ese año, frente a las dos famosas columnas sobre el Brexit, eligió la que promovía la salida de la UE como la mejor opción de desbancar al premier Cameron, que apoyaba la permanencia.

Incluso se convirtió en el principal portavoz de la campaña "Leave" en el período previo al referéndum nacional del 23 de junio de 2016.

Cuando el Brexit se impuso y Cameron renunció, todo indicaba que sería el siguiente primer ministro. Pero sus pares conservadores apoyaron la candidatura de Theresa May, que se convirtió en premier.

May lo hizo su canciller en julio de 2016, pese a la antipatía entre ambos.

Luego vinieron elecciones anticipadas convocadas por May para junio de 2017 en las que los conservadores perdieran su mayoría legislativa y formaron un Gobierno minoritario. Johnson siguió siendo canciller.

En 2018 renunció en protesta por el acuerdo de divorcio alcanzado entre May y la UE, al que describió como un "sorete".

May debió renunciar en 2019. Johnson la sucedió, pero como el partido no tenía mayoría y no podía concretar el Brexit, convocó elecciones anticipadas que ganaron los conservadores con mayoría absoluta, lo que le permitió sacar al Reino Unido de la UE.

Durante la pandemia de Covid-19, estalló el caso conocido como "partygate", la celebración de fiestas en la residencia oficial de Johnson mientras el Reino Unido estaba bajo confinamiento por el coronavirus.

A eso le siguió, este año, una investigación por una costosa remodelación de la residencia y un escándalo mayúsculo por haber promovido al diputado Chris Pincher pese a que estaba al tanto de acusaciones de acoso sexual en su contra.

En 2021 se casó con la activista conservacionista Carrie Symonds, 24 años menor que él y con quien tiene una hija.

En su gestión, tildó de "firme" el compromiso de su país con los habitantes de las Islas Malvinas. Desde el inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, apoyó e impulsó sanciones al Kremlin y otorgó toneladas de armas al Ejército ucraniano.

En mayo último, su partido perdió dos bancas del Parlamento en elecciones especiales pro vacancia y sufrió un descalabro en los comicios municipales.

El mes pasado, pese a ese resultado desfavorable, superó una votación de confianza promovida por su propio partido, aunque el 40% de los diputados votó en su contra, incluyendo a 148 conservadores.

Con información de Télam