El primer ministro británico, Boris Johnson, aseguró hoy que no cederá a las demandas ferroviarias del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT), que inició hoy una de las mayores huelgas en 30 años.
El líder conservador pidió esta mañana a su gabinete que "mantenga el rumbo" y argumentó que el Gobierno está realizando mayores inversiones en ferrocarriles que cualquier otro gobierno anterior.
El plan ferroviario integrado tiene un valor de 96.000 millones de libras (118.000 millones de dólares). Se trata de un plan "verdaderamente transformador", afirmó.
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Según Johnson, para hacer estas inversiones colosales se debe realizar una gran reforma.
"No puede ser que algunas ventanillas, vendan aproximadamente un boleto por hora. Tenemos que sacar a ese personal detrás de los vidrios a los andenes, interactuando con los pasajeros, con los clientes, de la manera que ellos quieren. Y necesitamos que los barones de los sindicatos se sienten con Network Rail y las compañías ferroviarias y se pongan manos a la obra", afirmó.
"Y digo esto a todo el país: tenemos que prepararnos para mantener el rumbo. Porque estas reformas en la gestión de nuestros ferrocarriles, van en interés de los pasajeros. Ayudarán a reducir los costos de los pasajeros en todo el país", insistió.
Johnson dijo que si el programa de modernización no seguía adelante, el costo de los boletos se encarecerían y las compañías se enfrentarán a una mayor presión financiera y podrían quebrar.
Mientras tanto, hoy los trabajadores de la salud del NHS, expresaron en un comunicado su total solidaridad con los trabajadores ferroviarios.
"Apoyamos a nuestros compañeros trabajadores del sindicato RMT y esperamos que obtengan el aumento salarial que se merecen", subrayaron.
El mensaje se produce luego que el ministro de Salud Sajid Javid, advirtiera que las huelgas "harían más difícil" que los trabajadores de la salud entraran a trabajar.
El sábado, decenas de miles de personas marcharon por las calles de Londres en protesta contra el Gobierno de Johnson, en medio de la crisis del fuerte incremento del costo de vida en el país.
La manifestación convocada por el Congreso Sindical (TUC), contó con la participación de activistas de todos los sindicatos del Reino Unido así como otras organizaciones y partidos políticos de la oposición.
Los manifestantes se solidarizaron con los paros anunciados por la Unión Nacional de Trabajadores Ferroviarios, contra las políticas consideradas como antiobreras por el sector y de austeridad del Gobierno.
También condenaron la deslocalización de refugiados de Ruanda y la privatización de servicios públicos clave como el NHS, y exigieron que el Reino Unido abandone las alianzas de guerra, incluida la OTAN.
Con información de Télam