Gobierno británico busca cambiar el protocolo de Irlanda del Norte para el Brexit y recibe críticas

13 de junio, 2022 | 16.38

El gobierno británico formalizó hoy ante el Parlamento la presentación de un proyecto con el que busca modificar unilateralmente el "protocolo de Irlanda del Norte", negociado durante su proceso de salida de la Unión Europea (UE), que ya denunció la violación de un acuerdo internacional y amenaza con adoptar represalias.

La presentación ante el Parlamento del texto, que el ejecutivo de Boris Johnson defendió como "legal", pone en marcha un proceso de debate interno que puede extenderse por semanas.

La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, consideró que la iniciativa terminará con "esta situación insostenible en la que los habitantes de Irlanda del Norte son tratados de forma diferente al resto del Reino Unido" y servirá además para "proteger la supremacía" de los tribunales locales y la "integridad territorial" británica.

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Con todo, Truss insistió en que Londres mantiene su disposición a una solución negociada, pero a condición de que la UE acepte "modificar el protocolo" en profundidad.

Aunque la UE se mostró dispuesta a realizar "ajustes", los contactos entre ambas partes no avanzan y las autoridades europeas advirtieron que si Londres avanza con su plan "deberán responder con todas las medidas a su disposición".

Desde el inicio de la negociación del Brexit -como se llamó al extenso proceso de salida del RU de la UE- en 2017, el mayor escollo a superar siempre fue cómo proteger el precario equilibrio de fuerzas en Irlanda del Norte, región británica histórica y culturalmente muy unida a la vecina República de Irlanda, país miembro de la UE.

El Reino Unido dejó oficialmente del bloque en febrero de 2020 y completamente en enero de 2021, pero el "protocolo" siguió provocando tensiones, no solo entre Londres y Bruselas, sino también en las instituciones regionales de Belfast.

El llamado acuerdo de paz del Viernes Santo de 1988, que puso fin a tres décadas de sangriento conflicto entre unionistas protestantes y republicanos católicos norirlandeses, obliga a las dos partes a compartir el poder en el Ejecutivo regional de esta nación británica de 1,9 millones de habitantes.

Pero la histórica victoria del republicano Sinn Fein -el exbrazo político del grupo armado IRA y partidario de la reunificación de Irlanda- en las legislativas del 5 de mayo motivó que el unionista DUP bloqueara el parlamento autónomo y se niegue a formar gobierno hasta que Londres modifique el protocolo.

Para evitar el retorno de una frontera física con la República de Irlanda, inaceptable para los republicanos y que podría poner en peligro la frágil paz, el protocolo impone controles aduaneros a los productos que llegan a la región desde el resto del Reino Unido.

Para los unionistas, esto amenaza a su plena pertenencia al país.

El Ejecutivo de Johnson quiere entonces poner en marcha un nuevo sistema por el que las mercancías que lleguen de Gran Bretaña para consumo local en Irlanda del Norte pasen por un "nuevo canal verde" que evite los controles, mientras los productos destinados al mercado común de la UE seguirían estando sujetos a todos las comprobaciones de la legislación comunitaria.

"Son cambios burocráticos necesarios; francamente es un conjunto de ajustes bastante triviales", explicó Johnson, según la agencia AFP.

A Truss le tocó buscar calmar la molestia de la UE, y por eso llamó al vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, y a su homólogo irlandés, Simon Coveney, antes de que el proyecto llegue al Parlamento.

Sefcovic aseguró que la UE había propuesto "soluciones" y dio por seguro que "las acciones unilaterales socavarán la confianza mutua".

Tras la introducción del proyecto de ley denunció la medida, habló de "gran preocupación" y planteó reanudar un procedimiento de infracción contra Londres.

"Observamos con gran preocupación la decisión tomada hoy por el gobierno del Reino Unido de presentar un proyecto de ley que anula elementos clave del protocolo" dijo Sefcovic, y planteó la posibilidad de reanudar un procedimiento de infracción contra Londres.

En tanto, Coveney, con quien la llamada duró apenas 12 minutos, cuestionó que el texto "violaría los compromisos británicos en términos de derecho internacional" y acusó a Truss de "no haber entablado negociaciones significativas con la UE".

Estados Unidos, garante del acuerdo del Viernes Santo, expresó su preocupación por la chance de que el Reino Unido modifique unilateralmente la aplicación de un texto concebido para garantizar la paz.

El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, celebró en cambio la presentación del proyecto como "un paso importante", pero la mayoría de partidos norirlandeses, incluido el Sinn Fein, afirmaron en una carta conjunta que "rechazan en los términos más enérgicos posibles" la nueva legislación británica.

Mientras, el ministro para Europa del Gobierno de Irlanda, Thomas Byrne, pidió "calma" y "firmeza" ante la posible modificación del Protocolo del Brexit para Irlanda del Norte.

"La ley está de nuestra parte. Tenemos que mantener la calma, pero con firmeza. No vamos a quebrantar la ley como aparentemente está proponiendo hacer el Gobierno británico", afirmó Byrne, en declaraciones que recoge la agencia Europa Press.

"Es indudable que habrá consecuencias. Si te saltas un semáforo, te sancionan. Si cometes una ilegalidad, te sancionan. Habrá consecuencias para Reino Unido, pero no queremos entrar en eso. Queremos trabajar por el bien de Irlanda del Norte", explicó.

Johnson recibió críticas también desde la oposición laborista, a través del vocero de Asuntos Exteriores del partido, David Lammy, para quien se está frente a un "intento desesperado" del primer ministro para desviar la atención.

Lammy advirtió que la nueva norma podría generar "nuevas barreras comerciales en medio de una crisis de subida de precios" y "solo genera más inestabilidad para la gente de Irlanda del Norte, que intenta que el Protocolo funcione".

"Reino Unido debe ser un país que mantenga su palabra. El Gobierno daña la reputación de Reino Unido al reventar el protocolo que negoció hace unos pocos años y hace que una solución duradera sea más difícil", argumentó el dirigente laborista.

Con información de Télam