El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo hoy que "nada ni nadie" le impedirá continuar en el cargo, y prometió "seguir adelante" con medidas para ayudar a los británicos a superar la crisis, dos días después de evitar una moción de censura interna y en medio de una amenaza de parálisis por una rebelión entre sus filas conservadoras.
"Tenemos la tasa de desempleo más baja desde 1974 y seguiremos haciendo crecer nuestra economía a largo plazo", aseguró Johnson en su primera comparecencia ante la Cámara de los Comunes desde que el lunes sobrevivió a un voto de confianza.
En medio de una crisis inflacionaria que golpea a muchas familias, el premier se comprometió a crear "puestos de trabajo bien remunerados y altamente cualificados" en línea con lo expresado ayer y con la intención de relanzarse y reivindicar su gestionada gestión.
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"Y hablando de trabajos, voy a seguir adelante con el mío", subrayó ante el creciente número de diputados, en la oposición pero también en sus propias filas, que piden su dimisión.
Indignados por el escándalo del "partygate", como denominó la prensa británica a las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos de 2020 y 2021, los diputados de la mayoría conservadora activaron el lunes un procedimiento que podría haberlo destituido.
Johnson sobrevivió al obtener la confianza de 211 de sus 359 legisladores, pero los 148 que votaron en su contra mostraron que la revuelta no deja de crecer.
Tras fracasar el intento y buscando reconquistar el terreno perdido, ayer prometió abordar los problemas que más preocupan a los británicos, empezando por una posible baja de impuestos para aliviar la crisis provocada por una inflación histórica, del 9% interanual, que impone sacrificios y estrecheces a muchos británicos.
También recordó el compromiso de su gestión de destinar 37.000 millones de libras (43.200 millones de dólares) para ayudar a las familias británicas a enfrentar la inflación desatada por la guerra en Ucrania, que se financiará parcialmente con un impuesto temporal del 25% a las riquezas extraordinarias de las empresas de petróleo y gas.
La sesión semanal de preguntas en la Cámara de los Comunes dio cuenta de la temperatura del descontento entre los rebeldes, muchos de los cuales se abstuvieron de aplaudir cuando Johnson se enfrentó al líder de la oposición, el laborista Keir Starmer.
"Pretender que no se infringieron las reglas" anticovid con las fiestas "no funcionó, pretender que la economía está en auge no funciona y pretender construir 40 nuevos hospitales no va a funcionar tampoco", fustigó Starmer.
Si el primer ministro no logra reunificar a un partido profundamente dividido corre el riesgo de que los rebeldes obstruyan la acción de su ejecutivo en un nuevo intento de hacerlo caer.
Las normas del partido establecen que se debe esperar un año antes de activar otro voto de confianza y sus responsables no parecen decididos a cambiarlas pese a la presión de algunos legisladores.
Johnson, de 57 años, llegó al poder en agosto de 2019 a raíz de la dimisión de la también conservadora Theresa May que, pese a haber ganado un voto de confianza lanzado meses antes por su incapacidad para llevar a cabo el Brexit, quedó tan debilitada que se vio obligada a renunciar.
Después, se alzó triunfante con el mejor resultado electoral de su partido en 40 años en unas legislativas anticipadas celebradas en diciembre.
Sin embargo, en su gestión se multiplican los escándalos en torno suyo, desde la amiga íntima a la que concedió contratos a dedo cuando era alcalde de Londres hasta la lujosa renovación de su residencia oficial con dinero de un donante del Partido Conservador que este olvidó declarar en su totalidad.
Conocido por su talento para sortear las crisis, el primer ministro ha logrado mantenerse en el cargo defendiendo su trabajo, como el activo apoyo a la Ucrania invadida por Rusia, cuyo presidente, Volodimir Zelenski se congratuló ayer de la victoria de su aliado en el voto de confianza.
También le favoreció por ahora la falta de un sucesor evidente, con su carisma y empuje, a la cabeza del partido.
Su popularidad, sin embargo, no deja de caer y una derrota conservadora en las legislativas parciales organizadas el 23 de junio en dos circunscripciones inglesas podría atizar la rebelión.
Johnson será además investigado en los próximos meses por una comisión parlamentaria que debe determinar si mintió a sabiendas cuando aseguró que no se habían infringido las reglas anticovid en sus oficinas.
Según el código de conducta oficial, engañar al Parlamento debe ser motivo de dimisión.
Con información de Télam