"Ganó la democracia, los expulsamos del poder (...) este es el final de este mal período, este es el final del reinado del Ley y Justicia (más conocido como PiS, según sus siglas en polaco)", declaró el líder de la oposición y ex primer ministro Donald Tusk (2007-2014) ni bien se avizoraron los resultados de las elecciones parlamentarias de este domingo en Polonia. El escrutinio, no obstante, fue confirmado este martes por la Comisión Nacional Electoral: los tres partidos de oposición ganaron la mayoría de las bancas para elegir al próximo Gobierno y, así, dieron un paso fundamental para dejar atrás ocho años de mandato ultranacionalista, euroescéptico, anti-inmigrantes y antifeminista. "El desafío ahora es construir una mayoría parlamentaria estable y devolver a Polonia a un rumbo democrático”, sostuvo ante El Destape Mónica Szynol, doctora en ciencias políticas del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Silesia en Katowice.
Según publicó la agencia EFE, el recuento al 99% del escrutinio, el oficialista PiS alcanzó el 35,6 % de los votos, seguidos por la Coalición Cívica (PO) 30,4% de la opositora; Tercera Vía que cosechó el 14,4% de los votos; la Izquierda con el 8,5% y la ultraderechista Confederación que se quedó con el 7,1%. Con esos números, aunque el partido gobernante logró mayorías en porcentaje, se queda sin capacidad de maniobra para establecer alianzas y mantenerse en el poder.
En tanto, las tres formaciones de la oposición -la Plataforma Cívica centrista y proeuropea, Tercera Vía y la Izquierda- obtuvieron juntos más de 52%, unos 248 escaños de 460.
La tasa de participación también marcó un hito: fue del 72,9% -21,5 millones de personas- y superó a las legislativas de 1989 (62,7%) e hizo que la votación se extendiera hasta la madrugada. Lxs expertxs subrayaron la participación inesperadamente alta de jóvenes, sobre todo de mujeres, en donde cerca del 70% de la población entre los 18 y los 29 años votaron, frente al 46% de cuatro años antes.
El PiS “fue el primer partido en la historia de la Tercera República Polaca en obtener la capacidad de gobernar de forma independiente, tuvieron mayoría”, precisó ante este medio la periodista polaca del diario Gazeta Wyborcza Marta Woźniak para dar cuenta del poder con el que se manejó el oficialismo, desde 2015. El partido llegó a controlar estamentos de la Justicia y sus derivas consideradas autoritarias y ultraconservadoras llevaron a la población a las calles en defensa de la Constitución y a levantarse en defensa de los derechos.
"Las y los polacos se enfrentaron de facto a una elección entre el autoritarismo de Ley y Justicia y la orientación democrática de la oposición", indicó, en esa línea,Szynol. Para explicarlo, enumeró distintas cuestiones que se pusieron en juego en estos comicios: "El Estado de derecho y la tradicional separación de poderes, los derechos humanos (especialmente de las minorías y las mujeres), la partidización del Estado y la economía por parte del partido, el empobrecimiento real de la sociedad y el enriquecimiento simultáneo de individuos vinculados a las élites gobernantes. Y la posición de Polonia en Europa (relaciones en la línea Varsovia-Bruselas) y en el mundo", apuntó.
Woźniak, por su parte, coincidió y sumó otros que hicieron declinar al Gobierno de Duda y del primer ministro Mateusz Morawiecki: las restrictivas leyes del aborto y antiLGBT, la "cooperación" con la Iglesia Católica y el apoyo a organizaciones nacionalistas, hechos de corrupción y de tráfico de influencias -por los que fue señalado Morawiecki-; el uso partidario de la televisión pública y una fuerte crisis humanitaria en la frontera polaco-bielorrusa. Por eso, consideró que el resultado que podría desplazar al Gobierno “es un momento histórico para la democracia”.
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El cuerpo de las mujeres y diversidades como territorio de disputa
Desde el inicio de su mandato, la gestión de Duda y Morawiecki llevó adelante iniciativas que fueron en desmedro de los derechos de las mujeres y de las diversidades. En contraposición, Tusk se encargó de proponer “aborto libre” en el programa de la alianza de la Coalición Cívica.
“En mi opinión, fue el endurecimiento de la ley de aborto lo que llevó al PiS al final de su poder, y me atrevería a decir que la campaña electoral no comenzó este año, sino en el otoño de 2020”, marcó. Ese año, hubo 100 días de protestas, en más de 600 ciudades, donde una de cada tres personas de entre 18 y 29 años salió a la calle. En su apogeo, en Varsovia, la movilización llegó a congregar a más de un millón de personas y se convirtieron en las movilizaciones más masivas desde la caída del comunismo, en 1989.
¿Qué pasó? El Tribunal Constitucional había establecido la prohibición total del aborto con la obligatoriedad de dar a luz fetos con graves malformaciones, enfermedades irreversibles o corta esperanza de vida. De la misma manera, buscó avanzar contra la educación sexual. La política fue heredada de 1990, con normativas restrictivas de planificación familiar, protección del feto humano y el establecimiento por causales para el acceso a la interrupción del embarazo, que fueron cada vez más prohibitivas.
Polonia, que en 1932 despenalizó la homosexualidad, hace tres años comenzó un camino hacia atrás cuando unas 100 ciudades y regiones -casi un tercio del país- aprobaron resoluciones para declararse “libres de ideología LGBTI”.
Euroescepticismo
Polonia es uno de los cinco países junto con Hungría, Italia, Finlandia y Letonia que -paradójicamente- sumó parlamentarios euroescépticos al Parlamento de la Unión Europea (UE). En sus discursos confluyen miradas antimigrantes, antifeministas, negacionistas y nacionalistas, pero sobre todo, que se manifiestan abiertamente contra el "supraestado" que representa para ellos el bloque.
Todos juntos conformaron la bancada Grupo Identidad y Democracia, cuyo presidente es el italiano Marco Zanni, del partido la Liga. En la página web de la bancada la bienvenida es un saludo de Zanni en el que aclara que el Grupo “se opone activamente a la tendencia actual hacia un superestado europeo dirigido burocráticamente”.
Una de las últimas acciones del país en detrimento de la UE fue un veredicto del Tribunal Constitucional que declaró 19 artículos del Tratado del bloque como "incompatibles" con la Constitución local, lo que planteó una colisión entre ambos sistemas. “El intento del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de inmiscuirse en los mecanismos jurídicos polacos viola (…) las normas que dan prioridad a la Constitución y las normas que respetan la soberanía en el proceso de integración europea”, sentenció el Tribunal. La controversia comenzó cuando la UE se pronunció jurídicamente sobre el régimen disciplinario de los jueces polacos.
El vínculo con Ucrania
En 1991, Polonia fue el primer país en el mundo en reconocer la independencia ucraniana. Desde que comenzó la guerra en ese país, en febrero de 2022, se convirtió en el principal aliado europeo: Varsovia lideró el apoyo militar a Kiev en la UE y es el país que más refugiados tiene, con más de un millón de personas. Sin embargo, esa amistad comenzó a "erosionarse" en los últimos meses cuando Polonia prohibió en mayo la compra de grano ucraniano tras protestas de sus agricultores y, también, decidió que detendrá las ayudas a refugiados en 2024.
“La integridad territorial ucraniana es una prioridad para la seguridad polaca, así que es improbable que cese su apoyo a Kiev frente a la amenaza rusa”, indicó el analista en relaciones internacionales y en ciencias políticas de la Università degli Studi di Firenze Diego Gómez, en un artículo para El orden mundial. En este punto, sumó, el lugar de Estados Unidos será clave: “Washington es el principal socio militar de Polonia y acaba de concederle dos mil millones de dólares para modernizar su Ejército. Es probable que Biden condicione estas ayudas al mantenimiento del respaldo a Kiev”, escribió Gómez.
Los próximos pasos
Al igual que en España, en Polonia, el partido o alianza que tenga la mayoría parlamentaria elige al primer ministro. En este caso, el cronómetro comenzó a correr desde el mismo día de las elecciones para que Tusk y el resto de los partidos lleguen a un acuerdo para presentar una propuesta propia. El procedimiento indica que el mandatario dispondrá de 30 días para convocar al nuevo Parlamento, cuando se abrirá un período de dos semanas al término del cual se designará al nuevo primer ministro, quien a su vez dispondrá de otros 14 días para superar un voto de confianza en la Cámara Baja (Sejm, en polaco).
Si el candidato no supera esa votación y no hay investidura, el Parlamento debatirá durante 14 días más para elegir a un nuevo candidato a jefe del Ejecutivo, y una vez elegido, tendrá dos semanas para someterse a una nueva votación, que deberá superar por mayoría absoluta. De no darse el caso, Duda deberá disolverá el Parlamento para convocar a nuevas elecciones antes de los 45 días, un plazo que podría extenderse hasta fin de año.
No obstante, Szynol explicó ante este medio que aunque esos son los pasos a seguir, "es muy probable" que Duda -militante de PiS- "confíe primero la tarea de formar gobierno a un representante de Ley y Justicia, ya que proviene de este entorno".
"Teniendo en cuenta la falta de capacidad de coalición y la falta de apoyo al Gobierno, el gabinete formado no recibirá un voto de confianza (que debe ser por mayoría absoluta de votos en presencia de al menos la mitad de los el número legal de diputados)", indicó. Es por ello que para la analista "cabe esperar a que entonces -después del primer intento- la mayoría parlamentaria elija al primer ministro y a los ministros que proponga, que recibirán un voto de confianza". En este punto, para ella "el desafío más importante son las conversaciones de coalición entre los tres partidos de la oposición para construir una mayoría parlamentaria estable y devolver a Polonia a un rumbo democrático".