Rafael López Aliaga, el líder de extrema derecha que gobernará Lima

A los 61 años asumirá la alcaldía de la capital del país el próximo 1 de enero.

20 de octubre, 2022 | 20.12

Se hace llamar “Porky”, pero su nombre real y completo es Rafael López Aliaga. Es empresario inmobiliario, líder de Renovación Popular, miembro del Opus Dei, dueño de hoteles y de trenes en el sur andino. Su ideal de Gobierno se sintetiza en una frase que repite siempre que puede: “Quiero poner a Cristo en la cumbre del poder”, dice. El 1 de enero de 2023 será investido como alcalde de Lima, la capital del Perú.

Ganó las elecciones del pasado 2 de octubre con apenas el 26,28 por ciento de los votos, el porcentaje más bajo obtenido en la circunscripción electoral más importante del país desde que se restauraron las elecciones municipales después de la dictadura militar. Y solo superó al que quedó segundo por un punto porcentual.

López Aliaga ganó notoriedad durante el corto mandato de Francisco Sagasti, entre noviembre de 2020 y julio de 2021, cuando se impuso la cuarentena más estricta para hacerle frente a la pandemia de la Covid-19. En los medios se lo pudo ver manifestándose en contra del uso del barbijo y, desde sus redes sociales, agitó una concentración violenta que se dio en la ciudad que ahora gobernará: “No al toque de quiebra”, era la consigna que terminó en disturbios y en pintadas en contra de la prensa.

En ese entonces, el medio portal de investigación Ojo Público, hizo un repaso por sus declaraciones en los medios de comunicación: “Conspiración, desinformación y odio: un recorrido por el discurso de Rafael López Aliaga”, lo tituló.

Entre las conclusiones de ese informe establecieron que López Aliaga recurre a una fórmula ya conocida en la región y en distintos puntos del mundo: “La polarización como fórmula electoral para captar adeptos”. Los temas elegidos para poner sobre la mesa son, también, un punto en común entre los personajes políticos denominados -en ciertas ocasiones de manera errónea- como “outsiders” de la política: teorías conspirativas basadas en la amenaza de enemigos extranjeros como el comunismo global, las denuncias por corrupción en torno a la constructora brasileña Odebrecht, el chavismo de Venezuela y las campañas de desinformación contra las políticas del Estado en temas de igualdad de género y derechos sexuales, así como una retórica de homoodio y violencia contra la dignidad de las mujeres.

“El verde en el mundo es proaborto. Hay dos corrientes ideológicas enfrentándose en la tierra y el Perú también lo tiene. El celeste es vida, el verde es muerte. Para que se cree el nuevo orden marxista se tiene que destruir toda la economía, y luego construir el paraíso socialista, esa es la filosofía que están siguiendo al pie de la letra y nos la están haciendo tragar por cucharitas”, dijo durante una entrevista en enero del año pasado en WillaxTV.

Desde 1924, la ley del aborto en Perú se mantiene intacta y solo se permite llevarlo a cabo cuando la salud o la vida de la mujer se encuentran en riesgo inminente por la continuación del embarazo. Sin embargo, el acceso a este restringido derecho no está garantizado en el país.

En el Día de Acción Global por un aborto legal y seguro, que se conmemora cada 28 de septiembre, la organización Amnistía Internacional denunció que este derecho “está seriamente limitado por consideraciones religiosas, morales y temor a represalias, entre otros factores" en Perú. Y para más, el Congreso actual pretende avanzar en normativas aún más restrictivas. Allí, según cifras oficiales, un total de 1.435 niñas menores de 14 años se convirtieron en madres en 2021, siete de ellas menores de 10 años, pese a que han sido víctimas de violencia sexual.

La elección que lo llevó a la Gobernación limeña tampoco ofreció un candidato por fuera de los cánones que representa López Aliaga. Daniel Urresti, el que perdió por apenas un punto porcentual, está acusado de violaciones a los derechos humanos.

Con esa oferta electoral y tras años de crisis política que parece no tener fin a nivel nacional, en Lima hubo 21,4 por ciento de abstencionismo, aunque el voto es obligatorio, y un 10,3 por ciento de los votos fueron en blanco o nulos.

Contra Castillo en alianza con el fujimorismo

La institucionalidad en Perú hace rato se encuentra bajo cuestionamiento. Desde 2018, ninguno de los presidentes logró finalizar su mandato. Dirimieron antes sus cargos por denuncias de corrupción, que en alguna ocasión estuvieron atravesadas por intentos de indulto al ex presidente Alberto Fujimori, un dirigente que llegó al poder democráticamente y luego se mantuvo a través de un "autogolpe".

Y la actualidad no ha escapado a esta crisis sin fin. Pese a que Pedro Castillo asumió el Gobierno solo el año pasado, su futuro tiembla cada día con una denuncia constitucional de la Fiscalía Nacional y constantes avanzadas del Congreso. 

En ese escenario, López Aliaga es una pieza clave: se alió con el fujimorismo, que intenta resistir a su desaparición y desprestigio social; y avanza contra el Presidente.

“No sabe Castillo dónde está parado, está manipulado. Muerte al comunismo, muerte a (Vladimir) Cerrón y a Castillo, no puede pasar eso acá”, dijo un mes después de la primera vuelta en un mitin político que se realizó a favor de la postulación de Keiko Fujimori, de Fuerza Popular; que debía enfrentar a Castillo en la segunda vuelta. Porky había quedado en tercer lugar lejos de Fujimori. Cerrón, el mismo condenado por corrupicón, es el líder del partido que llevó a Castillo como candidato y una figura que hoy oscila entre las críticas al mandatario y su apoyo frente a la derecha.

Ya electo, López Aliaga no modera su discurso y se resiste a reunirse con Castillo. "He sido invitado casi siete veces a reunión con un señor (el presidente) que cada día se deteriora más y (al) que la fiscal de la Nación está a punto de hacerle una acusación constitucional por siete casos de corrupción. Mal haría avalando a un señor que se ha dedicado a destruir el Perú", dijo un día después de las elecciones en una entrevista radial.

Por su posicionamiento político y conservador, además de Porky, se ganó el apodo del “Bolsonaro peruano”. Aunque el alcalde electo pareciera apostar a más: hace gala de su amor por la virgen María, de su celibato y de la autoflagelación que cada día practica con un cilicio, un instrumento utilizado para provocar dolor en forma deliberada.

En el mapa electoral, en tanto, no pareciera aportar demasiadas claves sobre hacia dónde soplarán los vientos. Mientras que el partido Perú Libre (PL) -que llevó a Castillo al Gobierno y ahora se alejó- se desdibujó en los comicios de la capital, el fujimorismo busca no salir de la contienda. En el interior del país en las 25 gobernaciones y en las alcaldías triunfaron mayoritariamente movimientos locales, muchos sin una clara identificación ideológica.

En el país de las crisis institucionales constantes, se ve agudizada la crisis de representatividad de los partidos nacionales. Habrá que esperar para saber hasta dónde cala la propuesta de López Aliaga de institucionalizar “a Cristo en la cumbre” de los poderes.