La crisis no se resolvió en Perú: poderes legales sí, populares no tanto

La vice Boluarte asumió la Presidencia sin partido ni apoyo propio y llamó a un Gobierno de unidad que incluya a un Congreso cuya aprobación apenas ronda el 10%. En un clima de incertidumbre, algunos piden elecciones anticipadas.

08 de diciembre, 2022 | 15.41

La asunción de la vicepresidenta Dina Boluarte como presidenta en Perú fue el cierre de uno de esos días que será analizado por años, pero sin ninguna duda no será la solución a la crisis cada vez más profunda que vive el país latinoamericano. Asumió sin partido propio, sin apoyo propio en el Congreso y con la promesa de formar un Gobierno de unidad nacional que ya pocos dudan incluirá menos a la izquierda, con la que llegaron al poder ella y Pedro Castillo hace apenas poco más de un año, y más a la derecha -y quizás hasta la extrema derecha- que desde el primer día intentó bloquear y hasta destituir al ahora depuesto presidente.

Este miércoles, en apenas tres horas, Perú vio primero como su presidente disolvía el Poder Legislativo, anunciaba la "reorganización" de todo el Poder Judicial y creaba un "Gobierno de emergencia excepcional" que dirigiría el país hasta que se elija en no más de nueve meses una Constituyente; luego como todo los sectores del poder y la calle lo dejaban solo y, finalmente, cómo el Congreso desconocía su decreto, aprobaba su destitución y la Fiscalía lo detenía. 

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Hacía tiempo que la oposición de izquierda y el cada vez más escuálido oficialismo peruanos denunciaban los intentos golpistas de la derecha y extrema derecha en el Congreso e incluso la OEA. Muchos dirigentes de la región, el Gobierno argentino incluido, habían salido en apoyo a la figura presidencial, democráticamente electa, de Castillo. Sin embargo, la decisión del ahora ex presidente -que ya muchos lo califican como "un suicidio político" en Perú- cambió todo. Ni la izquierda ni el oficialismo -que en parte abandonó a Castillo en esas horas cruciales- ni la mayoría de la región salieron a denunciar la destitución presidencial y la asunción de Boluarte como un golpe de Estado, como sí lo hicieron en otras oportunidades y con mucha fuerza. Aún siguen cuestionando a la mayoría legislativa que lo destituyó.

"Consideramos lamentable que por intereses de las élites económicas y políticas desde el comienzo de la presidencia legítima de Pedro Castillo, se haya mantenido un ambiente de confrontación y hostilidad en su contra hasta llevarlo a tomar decisiones que le han servido a sus adversarios para consumar su destitución con el sui géneris precepto de 'incapacidad moral'", tuiteó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Pero este jueves, dejó atrás la ambigüedad y afirmó que se trató de "un golpe blando", que Castillo pidió asilo en su país y advirtió que esperará para reconocer a Boluarte.

El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en cambio, mantuvo una posición más moderada, en línea con la OEA y Estados Unidos: "Siempre lamento que un presidente democráticamente electo tenga ese destino, pero entiendo que todo avanzó dentro del marco constitucional", escribió en un comunicado. Otros dirigentes de izquierda como el colombiano Gustavo Petro condenaron tanto el intento de Castillo por tomar control del resto de los poderes como la destitución aprobada por el Congreso: "La antidemocracia no se combate con antidemocracia".

Por su parte, la izquierda peruana, que supo ser parte de la coalición de Gobierno de Castillo en los meses y luego de abrió cuando denunció que el entonces presidente Castillo había abandonado las banderas ideológicas por las que había sido electo, hizo un análisis similar: apuntó tanto al presidente destituido como a quienes lo destituyeron.

"El ex presidente Castillo tomó una decisión totalmente errada, que si se efectivizaba hubiese significado que estábamos frente a un Gobierno de facto y un escenario tipo el de 1992 con el autogolpe de (Alberto) Fujimori. No sucedió, pero eso ayudó a que estaban dudando votaran por la vacancia. Desde el día uno, el Congreso buscó fórmulas para destituir al presidente, siempre desde el marco legal pero confabulando con otros poderes como los medios. Nosotros lo que llamamos un golpe blando y se consiguió con la ayuda del error que cometió el presidente", aseguró en diálogo con El Destape Enver León, el secretario general de Nuevo Perú, la fuerza de la ex candidata presidencial Verónika Mendoza.

El ya ex presidente Pedro Castillo detenido por la Fiscalía de Peru.

"Según nuestra mirada, se está instalando una dictadura congresal. La Vicepresidenta aceptó asumir y creemos que hay vínculos muy cercanos entre ella y sector fascistoides y fujimoristas. Esta foto de todos sonrientes en el Congreso es la misma que vimos cuando Martín Vizcarra sucedió a Pedro Pablo Kuczynski en 2018 y tuvo un acercamiento con el bloque fujimorista", agregó el dirigente. 

Aunque se registraron algunas manifestaciones en algunas regiones andinas, donde Castillo aún mantiene un apoyo importante, la destitución del miércoles demostró lo que las encuestas ya venían describiendo: el mandatario hace tiempo había perdido el apoyo popular que había conseguido hace poco más de un año en las urnas, cuando aún siendo un maestro y sindicalista rural poco conocido había ganado un balotaje frente a un miembro de una familia que cosecha tanto amor como odio en Perú, Keiko Fujimori.

"Lo que creo que pasó es que sus asesores le dijeron que ya tenían los votos para vacarlo y como hay una opinión pública tan en contra del Congreso, Castillo pensó que al menos un sector grande de la sociedad lo iba a apoyar. Se iba a levantar el Sur, las zonas andinas, esa era la amenaza que hizo en el pasado quien fue su primer ministro y luego, cuando tuvo que renunciar, se convirtió en su jefe de asesores, Aníbal Torres. Hubo una disociación de la realidad y Castillo creyó que tenía un apoyo mayor al que realmente tenía", analizó en diálogo con El Destape el analista y coordinador de la Maestría en Ciencia Política de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), Carlos Fernández Fontenoy.

El escenario político que se viene 

Para Fernández Fontenoy "fue una salida constitucionalmente adecuada en el difícil contexto actual" y ahora "se abre un nuevo escenario". En ese escenario, los protagonistas serán:

  • Una presidenta que fue expulsada de su último partido, no cuenta con ningún diputado propio y es casi una desconocida para la mayoría de Perú y el mundo.
  • Un Congreso empoderado tras una nueva destitución presidencial que, sin embargo, no le mejoró ni un ápice su imagen pública, pese a lo que quieran afirmar algunos medios locales. Muchos de los diputados no quieren convocar a elecciones anticipadas porque quieren conservar sus mandatos hasta 2026. 
  • Un Poder Judicial que parece haberse sumado una aliada con Boluarte, quien en su discurso inaugural pidió el apoyo de la Fiscalía y la Procuraduría Pública (las instituciones que investigaban a Castillo y sus aliados) para “ingresar sin medias tintas a las estructuras públicas corrompidas por las mafias al interior del Estado y que se impulsen investigaciones y sanciones rápidas”.
  • Un poder económico concentrado, acostumbrado a tener garantizado un orden macroeconómico (que no se traduce en distribución del ingreso o justicia social) aún a través de los momentos políticos más convulsos. Los grandes empresarios también podrían sumar una aliada o, al menos, empezar a relacionarse con un Gobierno menos hostil y más en la línea con todos los anteriores poderes ejecutivos desde Fujimori hasta el interino Francisco Sagasti, el antecesor de Castillo.
  • Una sociedad atravesada por una crisis de legitimidad generalizada que alcanza en mayor o menor medida a todos los poderes del Estado y que cada tanto hace resonar en las calles el reclamo de que se vayan todos. Aunque aún no se registran masivas manifestaciones en ese sentido, hace solo un mes, el 87% de los peruanos quería que, si Castillo era destituido, se llamaran a elecciones anticipadas, según una encuesta de IEP, publicada por el diario La República.

"En este contexto de crisis, creo que a todos los poderes les conviene crear un supergabinete que incluya a todos los sectores y cree un escenario de estabilidad, vuelvan las inversiones extranjeras y se reactive la inversión y las obras públicas...Si esto pasa, la gente no va a pedir elecciones anticipadas. Pero si se arma un gabinete que no representa a los sectores en guerra o la derecha y extrema derecha obstaculiza al nuevo Gobierno para que no pueda gobernar, ahí la población puede impacientarse y pedir que se vayan todos", analizó Fernández Fontenoy. "Boluarte es medio una sorpresa, pero creo que está mejor asesorada que Castillo, así que veremos", agregó.

La izquierda, golpeada

La victoria electoral de Castillo, apoyado por la izquierda y por una mitad de Perú que todavía recuerda las heridas físicas y económicas que les dejó el fujimorismo, generó expectativas como hacía mucho no pasaba en Perú. Un hombre nacido en el corazón de las comunidades más empobrecidas y olvidadas del país que prometía no casarse con ningún poder ni encandilarse por el brillo de Lima, la capital. Era algo histórico, especialmente en un país donde la izquierda es demonizada desde la sangrienta y macartista guerra contra la guerrilla que encabezó el fujimorismo.

Por eso, su fracaso -no solo por su intento de tomar control de todos los poderes del Estado, sino también por la lluvia de denuncias de corrupción que pesan sobre él y gran parte de su círculo íntimo- será una marca que perseguirá a la izquierda en este nuevo escenario. "Estamos viviendo un momento muy complejo", reconoció el secretario general del partido de Mendoza. 

"Castillo, un maestro, un sindicalista, levantaba las banderas de cambio y sin dudas representaba y representa a un sector muy importante del país. Cuando abandonó las banderas dificultó el accionar de la izquierda y, a eso, sumamos las decisiones erradas que tomó al nombrar ministros y asesores denunciados o sin experiencia. Ahora la ciudadania repite que tanto la derecha y la izquierda son corruptas. Ese estigma está quedando en la sociedad y es grave. Ese cliché sirve para mezclar todo y es muy difícil dar una posicion sin que la derecha y los medios te emplace en ese cliché", explicó León.

"Pero igual creemos que es un momento de oportunidad porque fuimos críticos de este Gobierno desde que abandonamos la coalición. Ese 30% que siempre votó y pidió cambios en Perú sigue ahí y con él la esperanza de los peruanos. Por eso, hacemos un llamamiento para formar un gran frente político, como Pacto Histórico de Colombia", afirmó, en referencia a la amplia alianza que llevó al poder este año a Gustavo Petro en Bogotá. 

Su partido está en proceso de crear esta nueva coalición e inscribirla en la Justicia electoral para competir en las próximas elecciones. Pero no son los únicos. El ex primer ministro de los Gobiernos de Ollanta Humala y Martín Vizcarra, Pedro Cateriano, está armando un partido de centro derecha, al igual que uno de los vice Fujimori y ex presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, Gerardo Márquez Flores, según Fernández Fontenoy. 

Todo indica que Boluarte no llamará a elecciones anticipadas de inmediato. Por ahora, nadie se lo está reclamando en las calles. "No hay manifestaciones porque la gente percibe que no hay una alternativa. ¿Para qué sirve sacar a los que están si después vamos a elegir a los mismos? Es el mismo menú", advirtió el académico.