El golpe a la política tradicional paraguaya llegó por parte de Estados Unidos: este viernes anunció que el vicepresidente, Hugo Velázquez, ingresó en la nómina de funcionarios “significativamente corruptos”. Como resultado, el segundo del Ejecutivo dijo que renunciará a su cargo la semana próxima y dejó de lado sus aspiraciones presidenciales para 2023. La clave es que los señalamientos llegan justo en medio de una feroz interna del histórico Partido Colorado en la que se disputan el poder el actual presidente, Mario Abdo Benítez; y su antecesor Horacio Cartes. Del lado de la oposición, el slogan de campaña ya está plantado: “Patria o Mafia”.
El impacto es indudable. Al consultar en las filas del Partido Colorado la lectura es que hay mucha desinformación y especulación. “Tsunami” es la palabra utilizada para definir el momento que obliga a replantear candidaturas y proyectos. Por un lado, la pelea dentro del partido oficialista se da de cara a elecciones generales del 30 de abril de 2023 -con internas el 18 de diciembre- y, por otro, por la misma presidencia del partido. En ambos escenarios se juegan el poder Abdo Benítez y Cartes, ellos dos pelearan el mandato colorado y presentan sus respectivos alfiles para llegar al Ejecutivo el año próximo.
Ahora, con la decisión dada a conocer por la embajada estadounidense, Velázquez se convirtió en el funcionario de más alto rango en obtener esta designación. Así se puso en jaque al oficialista Movimiento Fuerza Republicana - Colorado Añetete que le hace frente en la interna a la fuerza cartista Honor Colorado.
La información la dio a conocer el embajador de EEUU en Asunción, Marc Ostfield, que dijo que la designación de “significativamente corrupto” se corresponde debido a su participación “en actos de corrupción significativos, incluido el ofrecimiento de sobornos a un funcionario público y la injerencia en los procesos públicos”. La nómina incluye también a parte su familia; y al exfiscal, colaborador personal y asesor jurídico de la Entidad Binacional Yacyretá, Juan Carlos Duarte -ya destituido-.
“Ante esta circunstancia era inaceptable la continuidad de la candidatura”, sostuvo sobre Velázquez ante la prensa paraguaya el presidente Abdo Benítez. Ahora se deberá definir si es posible inscribir una nueva dupla que dispute la interna del partido oficialista, si es que se lo permiten. No fue el único en levantar la voz. La cuestionada fiscal general, Sandra Quiñonez, solicitó a la Unidad Especializada de Delitos Económicos y Anticorrupción realizar “el análisis técnico jurídico sobre la existencia de hechos con relevancia penal y procedencia para apertura de una investigación”.
Quiñonez es señalada por la oposición de jugar un rol fundamental en el bloqueo de investigaciones contra Cartes, también incluido en la lista de funcionarios paraguayos “significativamente” corruptos. La noticia se conoció hace menos de un mes. Según Estados Unidos, se lo acusa de al menos cinco actos ilícitos. Entre ellos, de obstruir una importante investigación internacional sobre crimen trasnacional; y de permitir y perpetuar la participación documentada de “Cartes con organizaciones terroristas extranjeras”.
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“Hasta hace unos días atrás parecía que el candidato de Cartes, Santiago Peña, se iba debilitando dentro de la interna colorada”, indicó a El Destape el doctor en Ciencias Sociales y miembro del Grupo de Estudios Sociales sobre Paraguay en Argentina, Fernando Martínez. Sin embargo, ahora, el sector oficialista se quedó sin su principal figura.
La contienda entre los sectores abdistas y cartistas se abrió fuertemente en 2018 cuando Abdo Benítez se presentó para llegar a la presidencia del país sudamericano con el discurso de representar “la institución colorada contra aquellos que vienen a robarse al partido”, explicó Martínez a este medio en referencia a que Cartes es un empresario tabacalero devenido en político. Y, del mismo modo, se lo señala a su alfil, Peña, proveniente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
Durante la conferencia de prensa, Ostfield sostuvo que se trata de una investigación que no busca jugar dentro de la política local. Sin embargo, para el analista Martínez efectivamente “Estados Unidos está jugando”. “Más allá de tratar de entender la subjetividad del actor político, lo cierto y concreto es que la acción tiene un fuerte impacto en la política paraguaya”, sostuvo y señaló los vaivenes en la amistad entre colorados y el país del norte.
Otro de los puntos a tener en cuenta es el lugar que jugará la oposición. En el país sudamericano la alternancia política llegó recién en 2008 con el mandato del exobispo Fernando Lugo, pero que fue interrumpido por un golpe parlamentario (2012). “Patria o mafia” es la consigna que levantó el precandidato Efraín Alegre (PLRA) desde la Concertación para un nuevo Paraguay, una amplia alianza opositora que reúne sectores de la izquierda progresista y movimientos sociales, e incluye al Frente Guasu, tercera fuerza partidaria en el Congreso Nacional.
La reacción por parte de ese sector no tardó en aparecer. “En cada rincón del país lo decimos con fuerza: la mafia empotrada en el poder hace 70 años se debe ir. Ya no hay espacio para quienes negocian con la corrupción y el crimen organizado. La Concertación es el abrazo de la gente decente de la Patria #PatriaOMafia”, escribió en su cuenta de Twitter el dirigente liberal. Para Martínez, en ese sentido, si Alegre “sabe jugar sus cartas (en este escenario) podría llegar a favorecer las chances en la competencia electoral”.
Mientras tanto, la izquierda espera a diario el parte médico del exobispo Lugo, que se encuentra internado por un ACV que sufrió esta semana mientras estaba en su despacho en el Senado. Estable, pero con pronóstico reservado, se aguardan las novedades de quien fuera una de las figuras más importantes de la izquierda progresista en el país.