Los cuatro principios programáticos del Papa, según su colaborador jesuita más cercano

11 de marzo, 2023 | 12.26

El jesuita italiano Antonio Spadaro, director de la revista oficial de la Compañía de Jesús y colaborador cercano del papa Francisco, explicó en entrevista con Télam los cuatro principios "programáticos de su pontificado" en los que el argentino basa su magisterio desde su elección el 13 de marzo de 2013 y con los que apunta a "acompañar los procesos virtuosos en su lugar en el mundo, haciéndose cargo de todas las ambigüedades y contradicciones, a veces irresolubles, para indicar el camino hacia un futuro posible".

"En su exhortación de 2013 Evangelii gaudium Francisco había ilustrado los cuatro principios clave que lo guían en la acción: el tiempo es mayor que espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto, la realidad es más importante de la idea, el todo es superior a la parte", planteó Spadaro al analizar desde el Vaticano la primera década de pontificado de Jorge Bergoglio.

Para Spadaro, "con el primer principio el Papa afirma que es importante iniciar procesos que requieren su tiempo".

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"Es una visión más temporal que espacial. Este principio permite trabajar sin prisas ni obsesión por los resultados, y sobre todo ayuda a soportar situaciones complejas o adversas con paciencia, así como los cambios que impone el dinamismo de la realidad", desarrolló.

Para el director de la publicación La Civiltà Cattolica, el primer principio de Francisco marca que "priorizar al espacio lleva a intentar tomar posesión de todos los espacios, mientras que priorizar el tiempo significa cuidar los procesos de inicio más que conquistar espacios".

De acuerdo al sacerdote, que en 2013 le hizo la primera entrevista al Papa, "con el segundo principio el pontífice nos dice que hay que aceptar los conflictos, hacerse cargo de ellos, pero sin quedar atrapado por ellos".

Así, ese segundo principio sugiere que "es necesario transformar los conflictos en anillos de conexión de nuevos procesos que prevén una síntesis, incluso en las diferencias que deben ser aceptadas como tales".

Esto, según Spadaro, "no significa apostar a la absorción del otro, sino a la resolución en un nivel superior que conserva en sí las preciosas potencialidades de las polaridades en contraste".

Al plantear su tercer principio, en tanto, el Papa "dice que la realidad simplemente es, mientras que la idea es el resultado de una elaboración que siempre puede correr el riesgo de caer en sofismas desligándose de la real, hasta el punto de arriesgarse incluso al totalitarismo, si quiere imponerse sobre la realidad".

"Para el Papa la realidad es siempre superior a la idea, que nunca es decisiva si es abstracta. Por ejemplo, cada solución ideal a las tensiones internacionales es probable que sea poco práctica porque no llega a la profundidad del conflicto", ejemplificó Spadaro.

Según el jesuita, que forma parte de la comitiva de todos los viajes de Francisco, "Bergoglio escribe que hay políticos que hacen preguntan por qué la gente no los entiende y no los sigue, dado que sus propuestas son lógicas y claras. Su respuesta es que probablemente porque se han situado en el terreno de las ideas puras y han reducido la política o la fe a retórica, otros olvidaron la sencillez y han importado de fuera un racionalidad ajena a las personas".

Con el cuarto principio, apunta, el Papa "establece que necesitamos ampliar nuestra mirada para reconocer siempre un bien mayor superador".

"En este sentido, se debe prestar atención al tamaño global para no caer en el localismo, pero al mismo tiempo no perder dada la dimensión local de los procesos".

Francisco, marca Spadaro, "considera el mundo como una sola ciudad, a la que corresponde a una sola política. Esta visión tiene como basa su reflexión en la relación entre el todo y la parte, manteniendo la tensión propia de los organismos vivos".

Estos cuatro principios que Francisco definió como "programáticos" marcan para su estrecho colaborador jesuita "el sentido de la acción" del pontífice que se declina en "acompañar los procesos virtuosos en su lugar en el mundo, haciéndose cargo de todas las ambigüedades y contradicciones, a veces irresolubles, para indicar al mundo el camino hacia un futuro posible".

Con información de Télam

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