El Papa Francisco reiteró su pedido de "un intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania" y aseguró que "el compromiso de la Santa Sede es favorecer y continuar rezando por la paz". Enfatizó “la disponibilidad” del Vaticano para “apoyar cualquier esfuerzo” para lograr su liberación, ante los miles de fieles reunidos este domingo en la plaza de San Pedro.
“Queridos hermanos y hermanas, mientras celebramos la Ascensión del Señor que nos vuelve libres, renuevo mi llamamiento por un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania”, dijo el pontífice al término del rezo dominical del Regina Coeli, que sustituye al Ángelus en periodo pascual. Francisco aseguró “la disponibilidad de la Santa Sede para favorecer cualquier esfuerzo encaminado a ello, sobre todo por aquellos gravemente heridos y enfermos”, añadió. “Y continuemos rezando por la paz, sea en Ucrania, en Palestina, en Israel, en Myanmar (Birmania), recemos por la paz”, concluyó.
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El papa ya pidió el pasado 31 de marzo, en el Domingo de Resurrección y durante su mensaje de Pascua, “un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania”, meses después de que la misión diplomática de la Santa Sede para la guerra de Ucrania quede paralizada. Poco después del inicio de la guerra, Francisco nombró al cardenal italiano Matteo Zuppi para que se ocupase de una misión de mediación sobre todo humanitaria, con el fin de conseguir que volvieran a su país los niños ucranianos deportados a Rusia, pero por el momento no hubo resultados.
Por otra parte, el Papa, en el marco del Día de la Madre que se celebra en muchos países, instó en este sentido a pensar "con reconocimiento en todas las madres, también en aquellas que se han ido al cielo". Así, este domingo de Pascua, Francisco reflexionó sobre el evangelio que relata la Ascensión del Señor. "El regreso de Jesús al Padre se nos presenta no como un desprendimiento de nosotros, sino más bien como una precedencia nuestra hacia la meta", aseguró el Papa.
Así, comparó el ascenso hasta la cima de una montaña. "Como cuando subes a una cima de la montaña: caminas, con dificultad, y finalmente, en una curva del camino, el horizonte se abre y ves el panorama. Entonces todo el cuerpo encuentra fuerzas para afrontar la subida final, y todo el cuerpo (brazos, piernas y todos los músculos) se tensa y concentra para alcanzar la cima", agregó.
El Papa llamó en este sentido a "realizar las obras de amor: dar vida, llevar esperanza, alejarse de toda malicia y mezquindad, responder al mal con el bien, acercarse a quien sufre".
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"Cuanto más lo hacemos, más nos dejamos transformar por su Espíritu, más seguimos su ejemplo y más, como en las montañas, sentimos que el aire a nuestro alrededor se vuelve ligero y limpio, el horizonte se ensancha y la meta se acerca, las palabras y los gestos se vuelven buenos, la mente y el corazón se expanden y respiran", concluyó.