(Por Ariadna Dacil Lanza) En medio de un desplome en su imagen, según las últimas encuestas, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió actuar en "todos los frentes" para restaurar la "seguridad" en el país tras una ola de violencia en Medio Oriente, mientras analistas advirtieron que no hay perspectivas de una desescalada si el gobierno insiste en su criticada reforma judicial y en las tensiones con los palestinos.
Si Israel celebrara elecciones ahora, el partido de Netanyahu, el Likud, obtendría sólo 20 escaños en el parlamento (Knesset), en comparación con los 32 que ganó en noviembre, según una reciente encuesta de Canal 13 de Israel.
En tanto, en otro sondeo, en este caso de Canal 12 publicado la primera semana de abril y realizada antes de la crisis de seguridad actual, el 69% de los consultados le dio "una mala calificación" al gobierno y un 67% evaluó el desempeño de Netanyahu como "malo".
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Ese descrédito también alcanza a referentes de los otros cinco partidos que integran la coalición con los que formaron el gobierno, que el pasado fin de semana cumplió 100 días.
Los ministros tienen una desaprobación por encima de los 60 puntos. El único exceptuado es el despedido y reincorporado esta semana titular de la cartera de Defensa, Yoav Galant.
"Netanyahu está en el más bajo punto de su popularidad en los últimos 13 años. Y probablemente esto continúe", dijo a Télam el profesor de Ciencia Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén Menachem Hofnung.
Sin embargo, estimó que no hay un escenario de elecciones en un futuro próximo.
"Puede ser una opción en 2024 porque uno de los líderes colonos (el ministro de Seguridad) Itamar Ben Gvir, amenaza irse cada dos días, pero es poco probable que Netanyahu se arriesgue a ello. Mi proyección es que este gobierno va a pasar 2023 en el poder", consideró.
La cuestionada reforma judicial de Netanyahu -que en marzo pausó hasta las próximas sesiones parlamentarias tras las Pascuas judías que finalizaron el jueves-, así como el despido de Galant por criticarla, fueron parte de los detonantes del descontento social.
Sin embargo, habría otros factores a tomar en cuenta como "el deterioro de la situación de seguridad", dijo a esta agencia Ziv Stahl, directora ejecutiva de Yesh Din, una ONG israelí de derechos humanos que trabaja en los territorios palestinos ocupados.
Los bombardeos cruzados entre Israel y Líbano, Siria y la Franja de Gaza se sucedieron luego de una incursión de la seguridad israelí en la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén, tercer lugar sagrado para el Islam, que fue seguida también por atentados palestinos y agresiones letales de fuerzas israelíes.
"Todos eso hace que la gente pierde la fe en él (Netanyahu) y siente que está fuera de control en el sentido más amplio", aseguró la activista.
La permanencia del conflicto israelí-palestino, a veces normalizado, obliga a caracterizar el tipo de escalada actual.
"Es una escalada en todos los frentes; vemos la violencia de los colonos, pero también en el discurso público. Tuvimos a (el ministro de Finanzas y líder colono, Bezalel) Smotrich diciendo que los palestinos (del pueblo de Huwara, en Cisjordania) deberían ser borrados de la faz de la tierra", dijo Stahl.
A la vez que mencionó la incursión en Al Aqsa y los bombardeos, estimó que desde el gobierno "están legitimando los ataques de los colonos y alentando la violencia de los soldados contra los palestinos, dándoles una especie de impunidad, ya que no serán acusados ni llevados a juicio por eso".
La violencia también estuvo presente en las movilizaciones en contra de la reforma judicial, ya desde que fue presentada a inicios de enero, en las que fueron agredidos ciudadanos israelíes.
La caracterización del gobierno y la presencia de líderes colonos -en tanto garantes para sostener la coalición- está en debate entre los especialistas.
Hofnung definió al gobierno como "el más derechista en la historia de Israel" y consideró que "el poder otorgado a los partidos de colonos no tiene precedentes, ya que cuentan con poder de veto. Si abandonan el gobierno, el reloj empieza a correr a nuevas elecciones".
En tanto, el sociólogo y docente de la Universidad Ben Gurion de Israel Lev Grinberg estimó que "no es algo extraordinario que haya ministros que son colonos" y ubicó el "problema" en "la identidad política de los partidos que componen el gobierno y su proyecto político antidemocrático".
Los colonos manejan ministerios claves como el de Finanzas y el de Seguridad, y continúan viviendo en territorios palestinos ocupados, donde han impulsado por ejemplo movilizaciones para que el estado les permita ampliar las colonias.
Esto instala la pregunta acerca de la legitimidad de sus acciones y que, según Stahl, tienen que ver con promover "activamente" la violencia, con "los acuerdos y los fondos que consiguieron para promover la expansión de los asentamientos".
En cambio, para el docente "la presencia de colonos en el gobierno no es que legitime, a los ojos de muchos israelíes, la idea de una anexión de los asentamientos, pero mientras esta coalición siga en el poder, significa que habrá más presupuesto y más construcción en Cisjordania. Es decir, las colonias van a ser más fuertes".
El oficialismo derogó el mes pasado la Ley de Desconexión impulsada hace 18 años por el entonces primer ministro Ariel Sharon, que dispuso la evacuación de cuatro colonias en Cisjordania.
Grinberg evaluó que "expandir los asentamientos, desplazando a los palestinos, significa más violencia y represión".
Según el autor del libro "Política y violencia en Israel/Palestina", para esa expansión "necesitan limitar la capacidad del poder judicial de proteger a los palestinos, y a los ciudadanos judíos que están en contra de esas políticas".
Para la activista, la reforma judicial busca menguar el poder de la corte suprema, "que es básicamente el último recurso para los palestinos", quienes sienten que "no hay voluntad de proteger sus derechos. Lo único que les queda es recurrir a la violencia. No estoy apoyando eso. Digo que se sienten muy frustrados, asustados, porque sienten que no hay nadie a quien dirigirse".
En tanto, Hofnung afirmó que "obviamente las políticas del gobierno actual están tensando las relaciones con los palestinos" y estas ya han "provocado mucha más violencia que antes".
"Sospecho que la violencia continuará", dijo.
Grinberg hizo extensiva las criticas al anterior gobierno (2021-2022) porque "hicieron las mismas políticas represivas a los palestinos".
"La oposición pone el foco en Netanyahu y su personalidad corrupta porque no existe un proyecto político alternativo", aseveró.
Ahora, la motivación oficialista "es que no vuelva a existir la posibilidad de perder elecciones", así que "después de la reforma antidemocrática (de justicia) buscarán poner fuera de la ley a los partidos de ciudadanos palestinos", dijo, y explicó que esto "es suficiente para que la oposición no pueda formar más una coalición mayoritaria".
Con información de Télam