Nueva Zelanda empieza a perder la paciencia con las protestas de los antivacunas

14 de febrero, 2022 | 18.29

La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, acusó hoy a manifestantes que se oponen a las medidas tomadas a causa del coronavirus de usar “la intimidación y el acoso”, en una señal de endurecimiento del Gobierno frente a protestas que desde hace casi una semana perturban la ciudad capital de Wellington.

En un principio, la policía había permitido que los manifestantes acamparan alrededor del Parlamento, pero el jueves pasado dio un giro y arrestó a 122 personas.

Si bien la cantidad de manifestantes se redujo a unos pocos cientos la semana pasada, el fin de semana volvió a aumentar y llegó a casi 3.000, justo cuando el país sufre su primer brote generalizado de coronavirus tras haber mantenido cerradas sus fronteras la mayor parte de la pandemia, lo que parece haber colmado la paciencia de Ardern.

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“Tengo un parecer muy claro sobre los manifestantes y la forma en que han llevado a cabo su protesta, porque ya ha dejado de ser una forma de expresar una opinión y se ha convertido en intimidación y acoso de las personas en el centro de Wellington”, dijo la premier a periodistas.

“Eso no se puede tolerar”, advirtió, informó la cadena BBC.

La semana pasada, el presidente del Parlamento, Trevor Mallard, trató de dispersar a los manifestantes con dos inusuales estrategias: prendió los regadores de césped para inundar del lugar donde acampan y usó parlantes para emitir música a todo volumen en un intento de molestarlos.

Hoy, la policía pidió a los manifestantes que retiraran inmediatamente sus vehículos estacionados ilegalmente y ofreció estacionamiento alternativo en un estadio cercano.

“Los habitantes de Wellington tienen derecho a moverse con libertad y seguridad por la ciudad, por lo que la máxima prioridad es que todas las calles estén despejadas”, declaró la superintendente Corrie Parnell, jefa de policía del distrito de Wellington.

Los manifestantes, que se oponen a la obligatoriedad de estar vacunado contra el coronavirus y se inspiraron en protestas similares en Canadá, transportaron baños portátiles, cajas de alimentos donados y bloques de paja para colocar sobre el suelo cuando se convirtiera en barro.

A pesar de los arrestos y peleas con la policía la semana pasada, decenas de carpas permanecen en los alrededores del Parlamento, con autos y camiones que bloquean las calles aledañas.

Las autoridades neozelandesas ordenaron la vacunación obligatoria contra el coronavirus de maestros, médicos, enfermeras, policías y personal militar, y, además, los habitantes deben presentar un certificado de vacunación para ingresar a la mayoría de las tiendas y restaurantes.

En las últimas 24 horas, el número de casos diarios de coronavirus saltó a un nuevo máximo de casi 1.000, frente a los 200 solo cinco días antes.

Para la primera ministra, el momento del campamento masivo no podría ser peor.

“En el mismo punto en que estamos viendo un aumento de casos y un aumento en el riesgo para la salud pública y el bienestar de Nueva Zelanda, quieren que se eliminen las mismas medidas que nos han mantenido a salvo, bien y con vida”, alertó.

Nueva Zelanda se salvó de lo peor de la pandemia después de que cerró sus fronteras e implementó bloqueos estrictos, limitando la propagación del virus.

Con información de Télam