Reino Unido despidió este lunes a la reina Isabel II con un funeral de Estado en la abadía de Westminster, que reunió a 2.000 invitados y cientos de representantes de los principales países del mundo. Los estrictos protocolos del fallecimiento de la monarca, que murió el 8 de septiembre en el castillo de Balmoral (Escocia), establecieron que el funeral debía celebrarse al décimo día.
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El ataúd de la monarca salió de la Abadía de Westminster al finalizar el servicio fúnebre y su féretro, envuelto en banderas y coronado por la Corona Imperial de Estado, fue trasladado de la iglesia nuevamente en el carruaje para dar comienzo a la procesión que la llevará a través de Londres hacia el Castillo de Windsor para un segundo servicio. El servicio fúnebre de la monarca en la Abadía de Westminster se llevó a cabo en el edificio en el que se casó y fue coronada reina.
Durante el sermón, el Arzobispo de Canterbury dijo que la monarca marcó a "una multitud" durante sus 70 años de reinado. Cientos de personas asistieron a la ceremonia, entre ellos los ex primeros ministros de la reina, así como el presidente de Estados Unidos Joe Biden y el presidente francés Emmanuel Macron. También estuvo presente Jair Bolsonaro.
El féretro llegó a la abadía pasadas las 11 (las 7 en la Argentina) en un carro para cañones tirado por decenas de marineros, luego de ser despedido a lo largo de 10 días en capillas ardientes montadas en diversas locaciones. Allí asistieron cientos de miles de ciudadanas y ciudadanos se acercaron a darle su adiós.
Junto al carruaje caminaron el rey Carlos III y sus hermanos, seguidos por el príncipe Guillermo. Tanto Carlos como otros miembros de la realeza, incluida la princesa Ana y Guillermo, vestían uniforme militar. Mientras que Andrés, despojado de los títulos reales tras su vinculación con un escándalo sexual de abuso de menores, y el príncipe Enrique, que abandonó sus deberes reales luego de casarse con la actriz estadounidense Meghan Markle, no usaron los atuendos militares.
El cortejo fúnebre fue breve, ya que el ataúd se encontraba en el cercano Palacio de Westminster. El féretro fue escoltado por 142 marineros de la Marina Real, una tradición que se remonta al funeral de la reina Victoria en 1901.
El servicio fue dirigido por el decano de Westminster, David Hoyle, mientras que el sermón estuvo a cargo del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder de la Iglesia Anglicana, de la que el rey de Inglaterra es cabeza desde la ruptura con el Vaticano en el siglo XVI.
Estuvieron presentes también la primera ministra Liz Truss, antiguos primeros ministros y otras personalidades y los miembros de la familia real y las realezas extranjeras. También estuvieron presentes unas 200 personas condecoradas por la reina en junio de este año, entre las que se encuentra el personal sanitario que participó en la respuesta a la pandemia.
La operación de seguridad para proteger el funeral implica el despliegue de una cantidad de policías nunca vista en Londres, según los medios británicos. "Como evento único, esto es más grande que los Juegos Olímpicos de 2012, es más grande que el fin de semana del Jubileo de Platino", dijo el subcomisario adjunto de la Policía Metropolitana, Stuart Cundy.
Más de 10.000 policías y personal se dedicarán al funeral, mientras que todas las fuerzas del Reino Unido contribuyeron, incluida la Policía de Irlanda del Norte. Cientos de jefes de Estado, jefes de Gobierno y altos miembros de la realeza deberán viajar a través de Londres a una iglesia de 800 años de antigüedad, sin un perímetro de seguridad permanente.