Irán vivió hoy una nueva jornada de protestas, casi cuatro semanas después de que la muerte de una joven bajo custodia de la policía de la moral desatara una ola de movilizaciones y una sangrienta represión por la que varios extranjeros, entre ellos la joven bloguera italiana Alessia Piperno, permanecían detenidos.
Además de las manifestaciones en Teherán, el movimiento se replicó en las ciudades de Karaj, Mashhad, Shiraz, Arak, Rasht, Ilam, Zanjan, Saghez, Bukan, Mahabad, Kermanshah, Qazvin y otras, donde estudiantes gritaban consignas como "Mujer, vida, libertad", y mujeres prendían fuego sus bufandas.
"Los estudiantes no permitirán que los sueños de los enemigos detrás de los recientes disturbios se hagan realidad", declaró el presidente Ebrahim Raisi durante la ceremonia de apertura del año académico en la Universidad de Mujeres Al-Zahra en Teherán, mientras se escuchaban abucheos.
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El vocero de la cancillería, Nasser Kassani, por su parte, hizo referencia a los extranjeros arrestados en los últimos días, acusados de haber formado parte de las protestas antigubernamentales desencadenadas por la muerte de Mahsa Amini.
"Los ciudadanos extranjeros que se encuentren en Irán por turismo o por negocios deben respetar las leyes del país", sostuvo Kassani, que agregó que "las investigaciones continúan y las respectivas embajadas y los ciudadanos extranjeros son informados de los últimos desarrollos".
"Irán es un país seguro para todos los viajeros extranjeros, nadie será molestado, pero deben respetar nuestras reglas", insistió, según la agencia de noticias ANSA.
Sin embargo, Alberto Piperno, padre de la bloguera italiana, rechazó las declaraciones de Kassani y afirmó que no tenía "conocimiento de que Alessia estuviera participando en las manifestaciones", y agregó que no había "novedades" sobre su situación.
En paralelo, algunos reporteros de la televisión estatal iraní fueron despedidos por expresar su apoyo a las protestas y otros renunciaron en desacuerdo con la cobertura, informó Iran International, canal de televisión en lengua persa con sede en Londres.
Las autoridades también retiraron los pasaportes a figuras públicas que respaldaron las protestas, como Ali Daei, leyenda del fútbol iraní y segundo máximo goleador en la historia de las selecciones, aunque el propio jugador informó hoy que se lo devolvieron "tras dos o tres días".
"A mi regreso del extranjero, mi pasaporte fue confiscado por la policía del aeropuerto internacional de Teherán en presencia de mi familia y de gente", expresó Daei, que agregó que en un papel que le dieron "se indicaba que debía acudir al fiscal público y de la revolución de la capital para continuar el caso".
La confiscación del pasaporte del exjugador, que vive en Irán, "se debió a que escribió en Instagram reaccionando a la muerte de Mahsa Amini", informó el periódico reformista Hammihan, según la agencia AFP.
Varios deportistas iraníes, así como actores y cineastas, apoyaron el movimiento de protesta, pidiendo a las autoridades que escuchasen las reivindicaciones de los manifestantes.
Amini, una joven kurda iraní de 22 años, murió el pasado 16 de septiembre tras haber sido detenida en la capital por esta fuerza policial por incumplir el estricto código de vestimenta que obliga a las mujeres a cubrirse la cabeza y el pecho con un velo.
Su muerte provocó una enorme ola de manifestaciones en todo el país, las más importantes desde las de 2019 contra el aumento del precio de los combustibles, en las que decenas de personas, principalmente manifestantes, pero también policías, murieron y centenares fueron arrestados.
Si bien las autoridades iraníes afirmaron ayer que el deceso de Amini no fue causado por "golpes", sino por las secuelas de una enfermedad, su familia insiste en que gozaba de buena salud.
Un primo de Amini denunció hoy que su familia está "bajo una presión inmensa por parte de los funcionarios" iraníes, y que esa es la razón por la que no hablan "con organizaciones de derechos humanos o medios de comunicación fuera de Irán", dijo Erfan Mortezai, en entrevista con la BBC.
"Los funcionarios del régimen nos amenazaron a través de Instagram con cuentas falsas y les dijeron a los familiares en Irán que si participaban en manifestaciones podrían ser asesinados", expresó Mortezai
El grupo iraní de derechos humanos Hengaw, con sede central en Noruega, reportó hoy que 154 personas murieron en el país desde que comenzaron las protestas a mediados de septiembre, pero medios estatales controlados por el Gobierno afirman que la cifra es de 60 muertos, entre ellos una decena de policías.
Mientras tanto, en la prisión central de Rasht, en el norte de Irán, "varios" detenidos que estaban condenados a muerte fallecieron en un motín, en un incidente en el que la policía usó gas lacrimógeno para dispersar a los presos, precisó Mehdi Fallahmiri, el fiscal de la ciudad a la agencia oficial de prensa Irna.
Con información de Télam