El periodista mexicano Marco Ernesto Islas, que había dejado la profesión por "razones personales", fue asesinado en las afueras de su casa en la ciudad de Tijuana, en el estado de Baja California, en el norte del país y se transformó en el tercer reportero en morir de manera violenta en esa ciudad en lo que va del año y en el quinto en todo el territorio, según informaron hoy las autoridades.
El padre de la víctima, el también periodista Marco Antonio Islas, contó que su hijo fue acribillado con cuatro tiros y que, cuando encontró el cadáver, tenía encima un "supuesto narcomensaje", según reprodujo la agencia de noticias Europa Press.
Vecinos del periodista muerto contaron al diario local La Jornada que vieron como uno de los presuntos asesinos salió corriendo del lugar, tras el tiroteo. La Fiscalía General del estado de Baja California informó por ahora de la detención de uno de los sospechosos del homicidio, pero tanto los medios como las autoridades descartan que existen más responsables.
Pese a que la Fiscalía destacó que Islas ya no ejercía la profesión periodística -según sus familiares la habría abandonado hacía tiempo por "motivos personales"-, su muerte inmediatamente alimentó el clima de críticas y denuncias por la constante violencia que sufre la prensa en un país en donde los homicidios, los ataques y agresiones son moneda constante, tanto en el ámbito público como privado.
Además de Islas, el fotoperiodista Margarito Martínez y la periodista Lourdes Maldonado fueron asesinados en Tijuana el 17 y el 23 de enero, respectivamente.
El caso de Maldonado despertó particular indignación porque en marzo de 2019 denunció en la conferencia diaria del presidente Andrés Manuel López Obrador que su vida estaba en peligro por un pleito legal con Jaime Bonilla, hoy exgobernador de Baja California.
El 10 de enero fue asesinado Luis Gamboa en el estado de Veracruz, mientras que Roberto Toledo fue asesinado a comienzos de febrero en el estado de Michoacán. Cuatro días después del homicidio de Maldonado y tras las denuncias de un "baño de sangre" contra periodistas por parte de Reporteros Sin Fronteras (RSF), López Obrador anunció que el Gobierno iniciaría un proceso de revisión de los mecanismos para la protección de activistas sociales y periodistas.
Por eso, hoy, el mandatario se apuró a comentar el caso. Lamentó el asesinato y denunció una "campaña" contra su Gobierno de parte de opositores que lo responsabilizan de la ola de violencia contra la prensa.
"Ayer (domingo) lamentablemente perdió la vida un periodista, aunque la autoridad de Tijuana sostiene que no es periodista, que su tío es el periodista, de todas maneras perdió la vida", enfatizó López Obrador, quien confundió a su padre con su tío, informó la agencia de noticias Sputnik. "Todavía ni se aclaran los hechos, la misma familia mencionó que no se dedicaba a eso (el periodismo) de acuerdo al informe que presenta el Gobierno de Baja California (noroeste) y ya está la campaña en medios", agregó.
Según la Secretaría de Gobernación de México, al menos 495 periodistas (155 mujeres y 360 hombres) están actualmente bajo el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) informó que en los últimos 30 años cerca de 140 periodistas fueron asesinados en México, lo que convierte al país en uno de los más peligrosos para ejercer la profesión.
La organización RSF consideró a México por tres año seguido como el "país más mortífero para la prensa". En 2019 registró diez asesinatos a periodistas, ocho en 2020 y siete en 2021, además de tres desaparecidos.
Con información de Télam