Al igual que hace más de dos décadas, indígenas en las montañas de Chiapas, al sur de México, tomaron las armas pero no para enfrentar al Gobierno como en aquel entonces sino al crimen organizado que asola sus comunidades ante la ausencia de medidas gubernamentales para combatirlos.
El grupo de autodefensa identificado como "El Machete" se dio a conocer en un acto público el fin de semana en el municipio Pantelhó, en los altos de Chiapas, con decenas de hombres armados y encapuchados formando filas ante cientos de habitantes de la zona y medios de comunicación como testigos.
México vive desde hace más de una década una creciente ola de violencia relacionada con los cárteles de la droga, que extendieron su presencia a lo largo y ancho del país y dejaron un rastro de decenas de miles de muertos, en su búsqueda por controlar las rutas del tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
En varias zonas de México, sobre todo en las pobres y vulnerables, surgieron desde hace años organizaciones de autodefensa de pobladores locales que se arman para enfrentar los abusos de los grupos delictivos ante la falta de capacidad del Estado para enfrentarlos.
El presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, rechaza a las autodefensas alegando de que detrás de ellos puede haber intereses políticos o de control territorial.
Al ser consultado esta semana sobre el surgimiento de "El Machete", López Obrador dijo estar en contra de esos movimientos que hacen "justicia por propia mano", ya que es el Estado es el que debe garantizar la paz.
"El Machete" se define como el "David" que debe vencer al "Goliat" que representan "los narcotraficantes" y "sicarios", según un supuesto manifiesto del grupo en redes sociales, cuya veracidad no pudo ser corroborada por Reuters. "Queremos paz, democracia y justicia", dice el documento.
La Secretaría de Seguridad de Chiapas no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre el surgimiento de "El Machete".
Organizaciones civiles aseguran que desde marzo hasta el 5 de julio 12 personas han sido asesinadas en la zona, entre ellas un menor, y una más permanece desaparecida a consecuencia de la violencia, que ha dejado más de 3,000 desplazados.
"No tenemos miedo de ellos (...) es bueno que alguien tenga valor para defender a su pueblo", confesó a Reuters José Ruiz sobre "El Machete", tras huir al municipio Chenalhó, vecino de Pantelhó, con su padre y dos hermanos.
Margarita Pérez, una indígena Tzotzil que tiene cinco hijos, denunció entre sollozos su precaria situación tras abandonar también Pantelhó. "Yo y mis niños salimos con la ropa que teníamos puesta, dejamos todas las pertenencias atrás", lamentó. "Estamos sufriendo mucho, no hemos recibido ayuda", agregó.