La primera ministra de Dinamarca, la socialdemócrata Mette Frederiksen, presentó su dimisión hoy, y puso así en marcha el proceso de negociación para formar un nuevo Gobierno, luego que la coalición de izquierda que lidera se impusiera en las elecciones celebradas ayer.
"Entramos en la campaña con la promesa de formar una coalición amplia. Parece que los daneses respaldaron eso y espero que podamos hacerlo", dijo Frederiksen en conferencia de prensa, tras lograr 50 escaños de los 179 del Parlamento, informa el diario local Jyllands-Posten, en su versión digital.
La primera ministra y sus socios del denominado 'bloque rojo' lograron en el último momento asegurarse la mayoría en las elecciones gracias a los resultados que llegaron desde los territorios del Atlántico Norte de Groenlandia e Islas Feroe, pese a que los sondeos preveían un resultado distinto.
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La oposición formada por los partidos de la derecha sumaron 73 diputados, mientras el recién creado partido Moderados logró 16 escaños en sus primeras elecciones, apenas cinco meses después de que empezara a funcionar, informó la agencia de noticias Europa Press.
La participación llegó al 84,1%, la más baja desde 1990.
El bloque de cinco partidos de izquierda obtuvo la mayoría absoluta con 90 escaños, tres de ellos en los territorios autónomos de islas Feroe y Groenlandia.
Tras la dimisión del Gobierno, la reina Margarita II conversará con cada líder de partido antes de encargarle con toda probabilidad a Frederiksen que comience las negociaciones para formar uno nuevo.
Los otros once partidos ahora presentes en el Folketing (el Parlamento unicameral) comunicaron que la socialdemócrata deberá ser la "negociadora real".
La líder de 44 años, que consiguió el mejor resultado de su partido desde 2001, tiene una posición fuerte para permanecer en el cargo.
Durante las primeras horas del escrutinio, cuando Frederiksen parecía haber perdido la mayoría, lo que la hubiera obligado a sentarse en la mesa de negociación con el exprimer ministro y fundador de Moderados, Lars Lokke Rasmussen, la premier dejó entrever la alternativa de un nuevo Ejecutivo más tirado hacia el centro
Para el politólogo Rune Stubager, es poco probable que las negociaciones con la derecha tengan éxito, ya que las formaciones de este lado del espectro político, que hasta ahora rechazaron su mano tendida, no tienen ahora "ninguna razón" para aliarse formalmente con ella.
Sin embargo, por pura formalidad, la líder de los socialdemócratas va a "comenzar las negociaciones para formar un Gobierno amplio y llevará un tiempo, probablemente varias semanas", dijo el académico, en entrevista con la agencia de noticias AFP.
"Después, pasará al plan B, que creo es más realista, que consiste en formar un Gobierno con los otros partidos del bloque de izquierda", explicó.
Los temas migratorios, ausentes durante la campaña, podrían reaparecer en estas negociaciones.
Los socialdemócratas, cuyo objetivo es no recibir a ningún refugiado, trabajan en la creación de un centro de gestión de solicitantes de asilo en Ruanda, un proyecto criticado por los social-liberales, cuyos diputados podrían ser cruciales para formar el próximo Gobierno.
La extrema derecha, dividida en tres partidos, acumula 14,4% de los votos, pero es demasiado débil para tener peso en las negociaciones.
El partido del Pueblo Danés (DF), que hace unos años consiguió más del 20% de los votos, cayó al 2,6%, su peor resultado desde su entrada en el Parlamento en 1998.
El nuevo partido Demócratas de Dinamarca, fundado por la antigua ministra de Inmigración Inger Stojberg, cosechó el 8% y 14 diputados.
La gestión económica del país en un momento convulso para el conjunto de Europa por la guerra en Ucrania, sumado a un informe contrario a la gestión del Gobierno de la crisis de los visones, sacrificados por una mutación del coronavirus, fueron los principales argumentos para las presiones de los socios de Gobierno.
Frederiksen finalmente accedió a comienzos de octubre a convocar elecciones ocho meses antes de que expire la actual legislatura, en la que, tras los comicios de 2019, los socialdemócratas alcanzaron el Gobierno con el apoyo del Partido Social Liberal y otras fuerzas progresistas como Izquierda Verde y la Alianza Rojo-Verde.
Con información de Télam